Calabazas de La Vera convertidas en lámparas de diseño

Un agricultor de Valverde de la Vera cuida durante más de seis meses este cultivo en su huerto

Miriam Bañón

Mérida - Publicado el

3 min lectura

      
      
             
      

En Valverde de la Vera, en la Sierra de Gredos, la arquitecta y diseñadora Marina Fernández ha transformado una tradición ancestral en una propuesta de diseño contemporáneo. Su última obra, Harvesting Lamps, es una serie de lámparas ecológicas, elaboradas a partir de calabazas locales, que no solo iluminan los espacios, sino que conectan a las personas con el paisaje y sus ciclos. Estas luminarias, talladas a mano y cuidadosamente ensambladas con elementos reciclables, representan un cruce entre arte, sostenibilidad y el respeto por el entorno natural de La Vera.

Conectar diseño y tradición en la temporada de cosecha

Harvesting Lamps se inspira en una serie de tradiciones que celebran el cambio de estación, en las que los excedentes de la cosecha se transformaban en decoraciones o rituales simbólicos. Este fenómeno puede observarse en todo el mundo, desde las linternas de calabaza de Halloween en Norteamérica hasta las Jack-o’-lanterns de Irlanda o las Gane de remolacha en Francia. En el caso de La Vera, la tradición también persiste: en la infancia de su padre, recuerda Fernández, las calabazas talladas aparecían en calles y rincones del pueblo, creando un misterioso juego de luces y sombras.

Inspirada por estos recuerdos y tradiciones, Fernández ha diseñado sus Harvesting Lamps como un homenaje a esta época del año, transformando materiales del entorno rural en obras de arte que además cumplen una función práctica. “Me gusta la idea de poder utilizar un material del paisaje que tenga una vida útil y que luego pueda regresar a la tierra de forma sostenible”, ha comentado la arquitecta a COPE, que lleva más de una década trabajando en proyectos que conectan a las personas con su entorno natural.

Proceso de creación

La producción de estas lámparas comienza con el cultivo de las calabazas, que un agricultor de Valverde de la Vera cuida durante más de seis meses en su huerto, dejando que la naturaleza determine su forma única. Después de varios meses de secado, Fernández talla manualmente las calabazas, creando patrones ornamentales inspirados en la arquitectura tradicional de los balcones y puertas de la región de La Vera, donde los motivos geométricos son comunes.

Cada lámpara tiene su estilo y personalidad, en tres tipologías que Fernández define como el “racimo”, la “pareja” y las “rastreras”. Las lámparas de “racimo” están compuestas por pequeñas calabazas talladas, mientras que las “parejas” son dos piezas de mayor tamaño, ideales para iluminar grandes espacios. Las “rastreras”, con una forma más cercana a la tierra, son perfectas para colocarse en el suelo o en una mesa, permitiendo que su luz, con forma de flor, emane hacia arriba. 

Asier Rua

Lámparas creadas por Marina Fernández

Sostenibilidad en cada detalle

Para Marina Fernández, la sostenibilidad es un principio irrenunciable. Los acabados de color que aplica a las calabazas están realizados con materiales biodegradables que no emiten compuestos orgánicos volátiles, preservando el medio ambiente y la salud de los usuarios. En cuanto a la tecnología de iluminación, la arquitecta ha optado por componentes que se pueden desmontar y reutilizar, a diferencia de las piezas electrónicas “estancas” o de “caja negra”, difíciles de reparar o reciclar.

      
             
      

“Intento que la tecnología sea lo más reutilizable posible, pensando siempre en la huella que estos objetos dejan en el entorno”, explica. Además, los componentes de las Harvesting Lamps se ensamblan de manera que, cuando una pieza se desgasta, pueda sustituirse sin problema, alargando la vida útil de la lámpara sin generar desechos innecesarios.

En palabras de Fernández, Harvesting Lamps es una invitación a replantear la forma en que los objetos de nuestro hogar interactúan con el entorno natural y los ritmos de la vida rural. “Quiero que estas lámparas nos hagan pensar en el paso de las estaciones y en los materiales que nos rodean, en cómo pueden tener un uso práctico y estético y luego regresar a la naturaleza”, comenta la diseñadora.