Los drones, nuevos aliados de los agricultores extremeños

La tecnología está aterrizando, literalmente, en los campos de cultivo de Extremadura. La Consejería de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Sostenible ha puesto en marcha un curso de formación para obtener la licencia de piloto de drones. Este paso busca capacitar a los trabajadores agrarios en el uso de una herramienta que promete revolucionar la gestión agrícola: los drones.

Adrián Sabino, agricultor extremeño y aficionado a esta tecnología, nos explica cómo estas herramientas están transformando el día a día en el campo. Según Sabino, trabajar con drones en la agricultura es como contar con “una persona que vuela y ve todo desde arriba”. Gracias a estos dispositivos, los agricultores pueden monitorear cultivos de forma precisa y eficiente, obteniendo datos en tiempo real que les ayudan a optimizar recursos, como agua y fertilizantes, mejorando tanto la productividad como la sostenibilidad.

Ventajas de los drones en la agricultura

El uso de drones en la agricultura está revolucionando la manera en que los agricultores gestionan sus cultivos, aportando beneficios clave que mejoran tanto la productividad como la sostenibilidad. Una de las ventajas más destacadas es la capacidad de detectar problemas de manera temprana. Gracias a los sensores y cámaras avanzadas, los drones pueden identificar plagas, enfermedades o deficiencias nutricionales antes de que se conviertan en desafíos graves. Esto permite a los agricultores actuar de forma rápida y localizada, evitando daños mayores y optimizando el rendimiento de las plantas.

Otra gran fortaleza de estos dispositivos es su capacidad para acceder a zonas complicadas. En cultivos de regadío durante el verano, por ejemplo, el uso de tractores puede ser inviable debido al riesgo de dañar el terreno. Los drones, sin embargo, pueden sobrevolar estas áreas sin ningún tipo de limitación, lo que los convierte en una herramienta esencial para tareas como la fumigación o el monitoreo en condiciones difíciles.

Además, aunque la inversión inicial en drones puede parecer elevada, a largo plazo estos dispositivos contribuyen a una importante reducción de costes operativos. Su capacidad para optimizar el uso de recursos, como el agua, los fertilizantes y los pesticidas, se traduce en un ahorro significativo. Esto, combinado con la posibilidad de cubrir grandes áreas en poco tiempo, hace que el trabajo manual en campos extensos sea prácticamente obsoleto, aportando una eficiencia sin precedentes al sector agrícola.

Por último, los drones también son un aliado importante en la búsqueda de una agricultura más sostenible. Al reducir el uso innecesario de químicos y optimizar el agua, esta tecnología minimiza el impacto ambiental de las prácticas agrícolas, promoviendo un enfoque más respetuoso con el medio ambiente. En resumen, los drones no solo facilitan la labor de los agricultores, sino que también les permiten adoptar métodos más modernos, rentables y responsables.

El proceso: cómo se usan los drones

Adrián explica que el uso de drones en la agricultura sigue un proceso simple:

• Planificación: Con una tablet, se diseña la misión, definiendo el área, la ruta de vuelo y la altitud.

• Vuelo: El drone equipado con cámaras o depósitos para fumigación comienza su trabajo.

• Recopilación de datos: Durante el vuelo, el dispositivo captura imágenes y datos que luego se analizan.

• Toma de decisiones: Con la información obtenida, se ajustan prácticas como el riego, la fumigación o el manejo del suelo.

Aunque la inversión inicial puede rondar los 30.000 euros en drones especializados, los beneficios que aportan los convierten en una apuesta segura para las explotaciones grandes. Además, la tecnología avanza rápidamente, lo que está reduciendo los costes y facilitando su accesibilidad.

Adrián concluye con una reflexión esperanzadora: “Los drones no solo son el futuro, son el presente de una agricultura más inteligente y respetuosa con el medio ambiente.”