El mayor museo de la historia cultural de la computación de España abre sus puertas en un pueblo de Cáceres

La antigua fábrica de muebles de Majadas de Tiétar alberga más de 500 ordenadores y consolas 

Miriam Bañón

Mérida - Publicado el - Actualizado

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Majadas de Tiétar, una pequeña localidad cacereña de poco más de 1.300 habitantes, se ha convertido en el inesperado hogar del mayor museo de la historia de la computación de España. Un proyecto que ha tardado casi cuatro años en hacerse realidad y que ha sido impulsado por la pasión y el esfuerzo personal de su fundador, Carlos Izquierdo Hernández.

La colección, que reúne más de 500 máquinas entre ordenadores, videoconsolas y otros dispositivos, ocupa una nave industrial de 1.400 metros cuadrados que anteriormente fue una fábrica de muebles. Desde la Olivetti Programa 101 de 1964, considerada la primera computadora personal, hasta el IBM 370 —que ocupa 100 metros cuadrados—, el museo permite realizar un recorrido por la revolución informática que ha transformado el mundo.

El origen del proyecto se remonta a 2017, cuando Izquierdo abrió en Cáceres un pequeño museo dedicado exclusivamente a Apple. La pandemia obligó a cerrar aquella primera sede, pero también sirvió de impulso para encontrar un espacio más amplio. Después de buscar sin éxito apoyo institucional, decidió trasladar la colección a Majadas de Tiétar, donde hipotecó su propia casa para hacer realidad el museo.

"Aquí no ha habido todavía ningún tipo de ayuda pública. Mantener este museo no es fácil", explica Izquierdo, quien defiende que el espacio no solo muestra ordenadores antiguos, sino que preserva una parte fundamental de la historia de la humanidad.

Además de las piezas expuestas, el museo cuenta con una exposición temporal sobre el diseño industrial de las placas base, un espacio interactivo para trastear con algunos equipos y una zona de ocio con videoconsolas retro. Todo ello con la idea de enseñar a las nuevas generaciones de dónde viene la tecnología que hoy forma parte de nuestro día a día.

El Museo de Historia de la Computación ha abierto sus puertas con una acogida muy positiva, aunque su fundador insiste en la necesidad de apoyo para garantizar su supervivencia. "Estamos viviendo una revolución de la información y tenemos que preservar esta historia porque si no, se perderá", concluye Izquierdo.