Soldadores españoles en el proyecto ITER de Francia, una ambiciosa apuesta por la energía del futuro

Son de Extremadura y su contrato supera los 62.000 euros anuales

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Soldadores españoles en el proyecto ITER de Francia, una ambiciosa apuesta por la energía del futuro

Celia LafuenteBlas Sánchez

Mérida - Publicado el - Actualizado

2 min lectura

Dos hábiles soldadores de Almendralejo, Julio Alcántara y Tomás Pérez, se encuentran inmersos en una tarea sin precedentes: la construcción del ITER en el sur de Francia. ¿Pero qué es exactamente el ITER? Este colosal proyecto es un reactor de fusión nuclear, diseñado a semejanza de una estrella, del sol mismo, pero concebido y fabricado por la destreza humana.

El ITER, cuyo nombre en latín significa "camino", representa una de las iniciativas más ambiciosas en la historia de la humanidad. Con un presupuesto que asciende a los 24.000 millones de euros, busca ser el motor de una auténtica revolución energética. El objetivo es emplear la fusión nuclear, utilizando el hidrógeno como combustible, el mismo proceso que ocurre en las estrellas, donde el hidrógeno se convierte en helio liberando una inmensa cantidad de energía.

Julio y Tomás llevan años inmersos en este monumental proyecto, un esfuerzo que no concluirá hasta el año 2035. Para formar parte de este equipo, han debido superar exhaustivos controles y someterse a una estricta supervisión en su labor diaria, ya que cualquier error podría tener consecuencias significativas.

El contrato que mantienen supera los 62.000 euros anuales y gozan de beneficios adicionales, como vivienda, transporte y vuelos a España cada tres meses, todo cubierto por el proyecto.

Este megaproyecto atrae a profesionales de diversas nacionalidades que, como Julio y Tomás, se encuentran comprometidos con la excelencia y la precisión en cada fase del proceso. Sin embargo, ingresar al proyecto no es tarea sencilla. Ambos soldadores han superado rigurosas pruebas de soldadura y minuciosas inspecciones que no permiten el más mínimo fallo. La responsabilidad es abrumadora; el margen de error, inexistente.

Julio relata: La empresa no va a pagar a una persona que tenga fallos, tres o cuatro y te vas para casa.

El compromiso es absoluto, y la dedicación de algunos compañeros no siempre garantiza su permanencia, ya que son los responsables franceses y americanos quienes dictan las decisiones.

Julio concluye con firmeza: Aquí me puedo jubilar. El ITER arrancó en 2012 y no está hecho el 30 por ciento del proyecto

Su testimonio refleja la magnitud y la complejidad de esta empresa que busca transformar el futuro energético del mundo, uno de los desafíos más relevantes del siglo XXI.

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