La drástica medida de una peluquería de A Coruña contra los clientes que no acuden a su cita: "Por curiosidad"

En este salón de belleza están hartos de la gente que reserva y ni avisa de que no puede ir

Noela Bao

Coruña - Publicado el

3 min lectura

      
      
             
      

La de Javier Mangana es una peluquería adaptada a los nuevos tiempos. Es el copropietario de un local que abrió hace año y medio en la calle San Andrés de A Coruña. Por lo que cuenta, no se puede quejar. Todos los días tiene clientela más que suficiente para no parar con la tijera y la maquinilla, muchos de ellos gente joven pendiente de las tendencias capilares que están más de moda. 

Pero el estar a la última también ha jugado en su contra. Tienen una app para reservar cita de forma rápida, y esa inmediatez la ha usado mucha gente para reservar horario... y luego ni aparecer por el negocio.

“Hables con quien hables le pasa a diario”, cuenta Javier, que además comprueba que el perfil habitual es el de “gente que nunca ha acudido a nuestro salón, que no tiene como ese tipo de relación de confianza o, no sé, este tipo de relación como que tenga que darte alguna explicación si no acude”. En definitiva, gente que “reserva por reservar”.

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Peluquero corta el pelo a un cliente

una solución simple pero efectiva

Por ello, pensaron que a grandes males, grandes remedios, y usaron la misma app para incorporar un requisito simple pero efectivo: la tarjeta de crédito. De este modo, si alguien no aparece, le cobran igual el servicio. “No pagas nada por adelantado ni se te retira nada de dinero”, detalla. Es, en definitiva, una fianza como se aplica en otros sectores como la hostelería.

Lo de no dar señales de vida tras una reserva no es solo una cuestión de educación, o de que puedan perder dinero por un servicio que no realizan, que también. En la peluquería estaban hartos de tener que decir “no” a clientes que sí son fieles a su local por otros que ni se preocupan en la repercusión de su desaparición. 

“Siempre tenemos como gente que quiere y no puede cortarse”, relata Javier, que ve la decisión como “un punto a favor de nuestro tiempo y nuestro trabajo porque nuestros clientes sí respetan esa forma de trabajo”.

      
             
      

Como trabajan con reservas de más de una semana de antelación, esperan ver estos días los efectos de este nuevo requisito. Desde luego, hasta ahora nadie se ha quejado, “ni una sola persona nos ha dado un contrapunto” tras preguntarles qué les parecía la medida “por curiosidad”. La mayoría de habituales, hay que dejarlo claro, nunca ha fallado a un corte de pelo "en su vida".

una medida en vigor en otros lugares

Javier y sus compañeros no se sienten revolucionarios ni pioneros. Cree que, simplemente, están aplicando lo que se da por normal en otros sectores. “La gente de nuestra edad estamos acostumbrados a reservar en un restaurante y pagar una fianza, a ir a tatuarte y pagar una fianza”, o en otros servicios como fisioterapia, pero no a uno como el suyo.

imagen de archivo de una barbería

No obstante, entiende que esto de pedir fianza será el camino que seguirán muchas otras peluquerías como la suya. “De aquí a dos años todas las peluquerías o la gran mayoría funcionarán así“ porque si no, “al final siempre nos afecta a los mismos”

      
             
      

“No es cuestión de abanderarse de nada porque tampoco es sacrificio, tampoco estamos creando nada nuevo. Simplemente, pues a lo mejor cosas que en Barcelona o en otras ciudades de Europa”, concluye.

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