El padre de Samuel Luiz: " Me quitaron lo que más amaba. Lo que hicieron con mi hijo fue odio"

En su declaración, en el juicio que se sigue en la Audiencia Provincial de A Coruña, aseguró además que "ni a un perro se le deja tirado en una cuneta, ni a un animal y mi hijo allí estuvo tirado"

Eva Iglesias

Coruña - Publicado el

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Durísimo testimonio el que hoy se ha escuchado en el juicio por el crimen de Samuel Luiz que se celebra en la Audiencia Provincial de A Coruña. Comparecía su padre, Maxsoud. Muy afectado, teniendo que parar por el llanto en numerosas ocasiones describió a su hijo como una persona excepcional que trabajaba y estudiaba a la vez. Era, dijo, "mi mejor amigo, con una educación excelente, nunca bebió, no le gustaba estar en peleas. Samuel era un niño que tenía un futuro por delante". 

Hasta el punto, aseguró, que nadie puede decir nada malo de él. "Mi hijo fue un ejemplo para muchos, que nadie en esta vida puede hablar mal de mi hijo. Pueden buscar aquí o en cualquier parte del mundo. Mi hijo era un ejemplo de educación dentro y fuera de mi casa", añadió.

Asegura que siempre le aconsejaba que se apartara de la violencia porque podía destruir una familia, como así fue, sin buscarlo, con la suya propia. Tuvieron, apuntó, "muchas conversaciones, muchísimas. Siempre le decía cuidado por donde vas. Acuérdate que tienes una familia, un padre y una madre y él decía: papá tranquilo yo no me voy a meter en ningún fregado porque yo sé que tú me das ejemplo y al final...". Momento en el que rompió a llorar como en muchas otras ocasiones, a la vez, que expresaba lo "difícil que es estar aquí, Dios mío". 

Porque, subrayó, que con la muerte de su hijo le quitaron "todo". "Me quitaron lo que más amaba, me quitaron un brillo que había en nosotros, algo por lo que luchar. Nos quitaron todo como a cualquier padre o cualquier madre al que le arrancan un hijo, pierde el rumbo, sale corriendo". Reconoció que intentó suicidarse en varias ocasiones. "No fue una, ni dos, ni tres. Porque llega un momento en la vida que uno está desesperado. Las cosas cuando pasan así de repente, de la nada, eso duele", concluyó. 

Y de forma contundente, afirmó, que lo que le hicieron a su hijo fue "odio". A la vez que reprochaba que lo hubiesen dejado tirado tras apalearlo. "Ni a un perro se le deja tirado en una cuneta, ni a un animal y mi hijo allí estuvo tirado". 

Reconoció, sin embargo, que no estaba allí para "juzgar a nadie" ni para "buscar a nadie" pero sí para que "paguen quienes tengan que pagar". "Aquí hay muchas familias destrozadas, no hay una, hay muchas", añadió. 

Respecto a la condición sexual de su hijo vino a insinuar, a preguntas de la fiscal y de la acusación particular, que sabía cuál era "no sólo por la vestimenta sino por cosas que se encontró en casa". Y concluyó su declaración con críticas a los medios de comunicación y en relación a lo que le ofrecieron por entrevistas, con un "que nadie me busque porque yo no vendo a mi hijo". 

Unas declaraciones que quién más y quién menos tuvo que aguantarse las ganas de llorar. Con lágrimas en los ojos pudimos ver a la fiscal, a la abogada de la acusación particular y a la única mujer de los cinco acusados, Kathy. Los demás escucharon las palabras del padre de Samuel con la cabeza agachada. Declaraciones, por cierto, sin ninguna pregunta por parte de los abogados de la defensa. 

Todo esto en una sesión que comenzaba con la renuncia de varios testigos por parte de los abogados de la defensa, entre ellos, la madre de Diego Montaña, el joven acusado de iniciar la agresión. La jueza también anunció que se va a pedir una orden de busca y captura para un testigo que no ha comparecido y que alegó, sin justificante, estar en "Francia cuidando de su abuelo que estaba ingresado en un hospital". 

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