Así fue la "odisea" de un compostelano que regresó de vacaciones en el norte de Italia

Pepe es un compostelano que había preparado un viaje sorpresa a su esposa. Se trataba de un regalo: un viaje por el norte de Italia. Lo había programado desde hacía meses y, a pesar de la alerta sanitaria por coronavirus, consultó a varias personas conocidas en ese país y decidió viajar de todos modos.

Nos cuenta que en Italia, los primeros días transcurrieron con normalidad, no veía a casi nadie usando mascarillas, "como mucho una de cada 10 personas", no obstante, sí se ha percibido una caída importante de turistas: "Estábamos solos en los restaurantes más dirigidos al turista".

En la madrugada del domingo, con todo, la alerta saltó. Nos contaba Pepe que cuando él y su mujer estaban en el hotel, viendo la televisión, se enteraron del inminente cierre de varias provincias hasta el 3 de abril y ellos estaban en las zonas afectadas. Fue entonces cuando sí tuvieron inquietud, pero por la posibilidad de que no les dejasen regresar a casa, a Galicia. No se lo pensaron y llamaron al consulado español, "un teléfono que encontramos en Google". Era sábado, a las 22 horas, y temían que nadie les cogiese el teléfono, pero, para su sorpresa, al otro lado se encontraron con un personal muy atento, que les instó a abandonar el país, "aunque de un modo extraoficial".

En ese instante decidieron coger los primeros vuelos que pudieron para volver: un avión de Ryanair que conectaba Milán con la ciudad portuguesa de Oporto. Desde esa localidad lusa nos atendía Pepe, que ahora está pensando en aprovechar los días que le quedan para disfrutar de su descanso en el país vecino. Allí nos traslada que se nota también el mismo nerviosismo de la población que en España acerca del contagio y expansión del virus.

MEDIDAS DE CONTROL

¿Qué se encontró en Italia y a la vuelta?, ¿Hubo alguna medida de control en el aeropuerto? Lo que más le llamó la atención es que el avión que le trajo de regreso a la Península Ibérica estaba casi vacío: "había cuatro pasajeros y cinco tripulantes". Es decir, más tripulación que pasaje. Una instantánea realmente llamativa, al igual que la del aeropuerto en Milán: "muy vacío, muy poca gente".

Pepe sí nos decía que en Italia le tomaron la temperatura y en el avión de viaje a Oporto le hicieron rellenar un papel con sus datos personales y datos de residencia y control de localidades por las que había pasado y por las que pensaba pasar. No obstante, para su sorpresa, "nadie nos pidió ese documento". Una vez cubierto, se lo quedaron los propios pasajeros.