La Cofradía de Rianxo cree que el agua dulce de las riadas ha matado todo el marisco de sus bancos

Las intensas precipitaciones que se están registrando en la cuenca atlántica gallega en las útimas semanas está voviendo a tener un dramático efecto para las cofradías de pescadores que se encuentran en el fondo de las Rías Baixas. La enorme cantidad e agua dulce que arrastran ríos como el Tambre en la ría de Muros-Noia o el Ulla de la de Arousa están activando todas las alarmas por la enorme mortandad de marisco que está provocando. Y que ya se está empezando a notar en bancos marisqueros como los de Rianxo, en A Coruña.

Allí, desde hace días los mariscadores y mariscadoras del pósito están recogiendo el marisco que, aún vivo, es arrastrado por las mareas hasta las playas del fondo de la Ría de Arousa para, en un intento desesperado, trasladarlo a bancos de arena más alejados de la desembocadura del río Ulla donde el agua dulce aún no ha alterado demasiado la salinidad del agua.

Aún así, las perspectivas no son nada buenas ya que, según cuenta el Patrón Mayor de la Cofradía de Rianxo, Miguel Iglesias, "lo que nos estamos encontrando en las playas creemos que es la mitad del marisco que, aún en el fondo, está ya muerto pero no ha sido arrastrado ni removido por las corrientes", por lo que, asegura, "nos tememos, que todo el marisco esté ya muerto en el fondo del banco, que va a quedar muy tocado".

Además, el marisco muerto que se está recogiendo en las playas es de pequeño o mediano tamaño, es decir, el que se dejó estas pasadas navidades como cría para la campaña del verano, cuando la almeja y el berberecho adquieren un mayor precio en lonja, por lo que el impacto de las riadas se puede prolongar durante buena parte de este año.

Y todo con la persepctiva de que se vuelvan a producir precipitaciones con temporal de suroeste a partir de este próximo fin de semana, según apuntan las predicciones a medio plazo que hace Meteogalicia. Lo que se sumaría a las intensas lluvias recogidas en estas últimas horas en todo la cuenca atlántica de la comunidad, especialmente en zonas de A Coruña como Lousame donde se recogían este martes 125 l/m2, 98 en Santa Comba y 92 en Rois, así como en el interior de Pontevedra, con 106 l/m2 en Fornelos de Montes y 77 en Forcarei.

Todo esto no sólo está afectando a los bancos marisqueros de la ría arousana, sino que ya otras cofradías, como la de San Telmo, de Noia, están analizando el impacto del agua dulce en los arenales más cercanos a la desembocadura del Tambre, aunque ya en días pasados adoptaba la decisión de cerrar la actividad en la zona de A Misela para preservar la gran cantidad de cría ante la apertura de las compuertas de la presa río arriba, así como aplazar hasta el 15 de febrero la reapertura de los bancos y la actividad, a la espera de que se incremente, no sólo la salinidad de las aguas de la Ría de Muros-Noia, sino también los precios con la presumible reapertura de la hostelería gallega, cerrada por la pandemia y las restricciones en vigor en la Comunidad Autónoma de Galicia, al menos, hasta el 17 de febrero.