Ría de Arousa

Furtivos y peligrosos

Se incrementan las agresiones contra vigilantes de la Cofradía de Cabo de Cruz

No cesa la actividad de los furtivos en la Ría de Arousa

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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Los furtivos continán con su actividad ilícita en los bancos marisqueros de la Cofradía de cabo de Cruz, con enfrentamientos cada vez más violentos contra los vigilantes del pósito boirense. En lo que llevamos de año, han sido al menos tres las agresiones  que han terminado en denuncia, aunque este tipo de enfrentamientos se producen casi a diario. En una de las últimas, el vigilante tuvo que hacer frente a la agresión de una pareja con el spray de gas pimienta que llevan, junto a una porra, como armas defensivas.

Para el Patrón  Mayor del pósito, Juan Manuel Pérez, estas agresiones demuestran que "no esta funcionando la ley de Pesca de Galicia" que eleva a delito la reiteración de la actividad furtiva y lamenta que "las denuncias y los procesos judiciales acaben nada", como ocurría recientemente con una sentencia que absolvió a un furtivo en A Pobra tras agredir a un Guarda Rural ya que no se pudo comprobar su autoría.

Además, los furtivos se están cebando con la semilla de almeja que la Cofradía de Cabo está echando en sus bancos, "llevándose producto de apenas 5 o 6 milímetros, que incluso se les cae de las redes donde transportan el marisco caputurado ilegalmente", y que "en ningún caso acaba el mercados o restaurates", por lo que el Patrón Mayor boirense cree que detrás hay una trama de compra ilegal de simiente que acaba en otros bancos marisqueros, "vendiendo el producto a un precio cuatro y hasta cinco veces menor" del que tienen que pagar ellos.

En los últimos meses, los Guardas Rurales de Cabo de Cruz se han visto obligados a variar su estrategia de lucha contra el furtivismo, no yendo al banco marisquero para interrumpir la captura ilegal, ya que los furtivos cuentan con vigías que les avisan, sino esperando a que recojan sus capturas ocultas en escondrijos para interceptarlos y requisar así todo el marisco. Algo que, al parecer, enfada sobremanera a los furtivos que están respondiendo cada vez con más violencia.