El rincón de las mil pintadas en pleno casco histórico de Santiago

Apenas 500 metros separan la rúa Entremuros de la Catedral compostelana. Estamos en plena zona histórica de Santiago, patrimonio de la Humanidad y la imagen es desoladora

Redacción COPE Santiago

Santiago - Publicado el - Actualizado

2 min lectura

En Entremuros tienen el paquete completo de lo que no debería haber en ninguna zona residencial: lo primero que llama la atención, el rosario de pintadas, algunas bien visibles, otras disimuladas bajo alguna capa de pintura. Algún vecino mañoso restaura periódicamente su fachada, algo que no se puede plantear Maruja: 90 años, vive sola y se acaba de gastar miles de euros en arreglar su casa y dejarla blanca como un azucarillo… pero ha sido retirar los andamios y de nuevo, garabatos frescos: “El arreglo que hice yo… hace menos de dos meses. Aún tengo la puerta sin pintar”.

Nos lo cuenta desesperada, y es que le costó mucho reunir el dinero para hacer el arreglo que ha quedado desbaratado. Por eso pide más vigilancia en horas nocturnas

Más vigilancia piden también en Entremuros por otro problema que sufren desde hace años: el ruido del ocio nocturno. Los carteles de “Fala baixiño”, la campaña de concienciación que ha puesto en marcha el Ayuntamiento compostelano y que cuelgan en la entrada de los locales de ocio nocturno, no sirven para nada. Nos lo cuenta Sebastián: “Los pubs no hacen ruido para los vecinos… el público que está fuera sí. No saben comportarse, chillan, cantan… y esto, al ser un callejón estrecho, hace eco. Y llamamos a la policía, peor viene una patrulla. ¿Qué va a hacer una patrulla, dos agentes, contra 40 hombres?

Llevan años con este problema, así que quien ha podido, ha cambiado habitación: “Lo que hacemos los que dormimos para la parte de aquí, nos pasamos para las habitaciones interiores. Y da igual quién gobierne… PP, BNG, Marea o vendaval”.

Y la guinda al pastel es la presencia de toxicómanos, que comprueba casi cada día Victoria. Justo en la entrada del callejón de Entremuros tiene una lavandería autoservicio, lo que supone un horario amplio de puertas abiertas: “Esto estaba todo sucio, y aquí me encontré sangre y la cosita de pincharse ahí. Esto ayer mismo. Lo limpié yo… no vi a nadie, pero aunque los veas no les puedes decir nada porque están tan para allá, que igual otro día vienen y hacen cosas peores”.

Asegura que estas escenas son muy frecuentes, pero alguna vez también ha sufrido destrozos en la máquina que guarda el dinero.

Temas relacionados