¿Sabías que en Carreira do Conde se hacían carreras de caballos?

"Hay muy pocos testimonios de cómo era Compostela en los siglos XVI y XVII... no había llegado todavía el Barroco" nos dice el Historiador Miguel Taín, que ha querido arrojar algo de luz sobre esa etapa con su nuevo trabajo: La ciudad de Santiago según los hermanos Juan y Pedro Fernández de Boán. El manuscrito elaborado por dos ourensanos que pretendían argumentar su presunto origen noble es la base de esta publicación que permiten un acercamiento "minucioso a la ciudad", en palabras del especialista. Los hermanos Fernández de Boán se aplicaron en describir las actividades que subvencionaba y en las que participaba la nobleza de la capital gallega. Un buen ejemplo son las corridas de toros en la Plaza del Obradoiro, o las carreras de caballos que organizaba el Conde de Altamira fuera de las murallas de la ciudad: de ahí que una de las calles que bordean la Alameda se llame todavía "Carreira do Conde". Se mantiene además aún hoy el desnivel que en su día servía como anfiteatro para acoger al público que asistía al espectáculo.

El relato de los hermanos Juan y Pedro Fernández de Boán da cuenta también de los usos menos pacíficos a los que se dedicaba la Porta Faxeira, entonces lugar de ajusticiamiento de delincuentes: de hecho, el propio verdugo tenía fijada su residencia en la zona, según el manuscrito.

El profesor Miguel Taín explica que detrás de este trabajo está la intención de despertar el interés por la historia de Santiago en una etapa previa a que la ciudad sufriese las grandes transformaciones barrocas: así, aparecen ya descritos el Palacio de Altamira (actual Mercado de Abastos) o iglesias como San Benito o Santa María del Camino, posteriormente reformadas, o la construcción del Colegio San Clemente o de San Martiño Pinario.

El camino de Santiago y las infraestructuras dedicadas a los peregrinos son otro punto de interés para los hermanos Fernández de Boán, que se detienen en la descripción del Hospital Real (hoy Hostal dos Reis Católicos) y dedican varios capítulos al símbolo por excelencia de la peregrinación, la concha. 

La edición del libro corrió a cargo del Consorcio de Santiago y Teófilo Ediciones.