OCIO NOCTURNO

Vecinos del Ensanche piden a los propietarios de pisos que expulsen a estudiantes por mal comportamiento

Lo hemos vuelto a ver. En la Rúa Curros Enríquez el botellón se ha trasladado al interior de los portales: restos de botellas, además de heces.

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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Los vecinos del Ensanche no pueden más. Quieren soluciones. Entienden que, al margen del largo plazo, que pasaría por la educación en casa y en los centros educativos, al margen también de la presencia policial, en esto tienen que compromoterse también los propietarios de los pisos de la zona centro.

Lo estamos contando los miércoles, jueves, viernes y sábados, cuando no más días de la semana. Ya no es solo el ruido que hacen por la noche los que cambian de local y se olvidan de que hay gente durmiendo. Esos llevan copas de más y no hablan, "berrean", hablan a gritos y dan golpes a todo lo que se encuentran: contenedores, farolas, jardineras...

En las calles más saturadas, donde se encuentran los locales de moda, los restos de la fiesta son visibles horas después: se acumulan botellas, vasos, plásticos y demás residuos, en aceras de distintas calles de la zona centro. Los servicios de limpieza se afanan para que se note poco, pero es un problema que se viene repitiendo con mayor o menor intensidad.

No obstante, los vecinos alertan de que las fiestas en la calle se están trasladando al interior de portales y pisos. Ruido a altas horas de la madrugada y residuos en las escaleras y zonas comunes. Hoy veíamos en la prensa hasta heces en el interior de un inmueble de Curros Enríquez.

Nos contaba el presidente de la Asociación de Vecinos Raigame, que aglutina a los vecinos del Ensanche, que hace un par de semanas la cosa pasó de castaño a oscuro. En Fernando III el Santo un grupo de jóvenes "que iba más que borracho, no distinguían un uniforme de una maceta", hasta se enfrentó a los vecinos. Fue una imagen horrible de la ciudad.

Así es que desde la asociación, además de más policía y un mapa de ruidos, donde se debe centrar la vigilancia, quieren compromisos por parte de los propietarios. Piden que incluyan en los contratos de alquiler cláusulas de buen comportamiento y que se pueda expulsar y avisar a sus padres a los que dan problemas.