Decenas de mariscadores sacan de la Ría de Muros-Noia (A Coruña) cerca de 20 toneladas de basura

Decenas de mariscadores y mariscadoras de la Cofradía san Bartolomé de Noia, junto con voluntarios y voluntarias, volvían este pasado viernes a las orillas de la ría de Muros-Noia, pero no a por el preciado bivalvo como el berberecho o la almeja que da sustento, de forma directa, a más de 1.300 familias, sino a por la basura que se amontona en los márgenes de la ría y que provoca una actividad humana incontrolada y sin conciencia alguna.

El objetivo de esta última jornada del Proyecto Econoia era la zona litoral del Obre y Boa, y hasta allí se desplazaban las brigadas de profesionales del mar y voluntarios para peinar toda la orilla a la búsqueda de los restos que, bien bajo el fango, u ocultos entre los juncos y la maleza, se acumulan con el tiempo hasta sumar toneladas de basura.

De hecho, el resultado de la jornada así lo demuestra: 6.652 kg de basura recogidos a mano y sacados en capachos, sacos o cajas desde lugares de muy difícil acceso, para trasladarlos hasta la explanada frente a la sede de la cofradía, en la playa de Testal, y proceder allí a una selección y separación de los residuos, de forma que se puedan tratar de forma conveniente y, en caso de ser posible, proceder a su reciclaje.

Un trabajo enorme pero cuyos resultados empiezan a ser ya notables. De hecho, en las tres jornadas celebradas de este Proyecto Econoia 2020-2021, se han sacado ya cerca de 20 toneladas de basura, logrando no sólo un impacto directo en el ecosistema que sustenta la producción de los bancos marisqueros, sino demostrando una conciencia medioambiental que vuelve a ser ejemplo a seguir.

Este enorme esfuerzo recibía también el reconocimiento del ayuntamiento de Noia, agradeciendo a mariscadores y voluntarios la gran labor realizada y que pone en valor la relevancia de la responsabilidad cívica de todos, a la hora de fomentar el correcto tratamiento de los residuos y el reciclaje, intentando pasar página de aquellos tiempos en los que la ría era vista como el gran vertedero en el que todo cabía. Un concepto que, desgraciadamente, aún muchos mantienen y practican.