La fiesta para combatir la soledad en Navidad en Santiago tiene dedicatoria especial este año
María, una peque de la "familia del Paluso", estará en el corazón de los asistentes a la cita que volverá a congregar a más de un centenar de personas este año
Santiago - Publicado el - Actualizado
3 min lectura
La fiesta del Paluso sigue fiel al espíritu con el que nació en 1995: que nadie, tenga o no tenga recursos, pase Nochebuena ni Navidad en soledad en Santiago: “El primer año que yo regresé a Suiza éramos catorce a la mesa… y Serafín y yo nos mirábamos y teníamos esta soledad… porque nos faltaba lo más grande, que era nuestra hija”. Y es que todo empezó así, con la pérdida del ser más querido para una madre. Chus Iglesias nos cuenta que aquel año ese sentimiento de soledad se apoderó de ella y su marido y decidió organizar una cena donde invitar a más gente que se sintiese igual por cualquier motivo.
El Paluso era el nombre del local hostelero que tenían en Conxo y allí comenzó todo… ahora ese local ha pasado a ser una asociación y la cena ha crecido en número de comensales y en las ayudas que da durante todo el año.
Este año han recibido menos aportaciones económicas que otras veces: no ha sido posible organizar la gala solidaria del Coro da Ra, una gala en la que se recaudaban fondos para que no falte ni comida ni regalos. Sin esos recursos, la familia de Chus Iglesias se rascará el bolsillo para completar lo que falte para hacer cena el 24 y comida el 25. De momento hay 110 personas que ya están anotadas. Y, ante el sacrificio que supondrá este año, Chus dice que lo hacen encantados: “No tendremos regalos entre nosotros, ni a mis ahijados, ni a la gente cercana. Pero yo no me quejo porque esto es una elección. Nadie nos obliga y es algo que tú haces porque quieres, porque te sientes bien”.
Ya están encargados mejillones, almejas, langostinos, habrá también paella y hasta capón. Y regalos asegurados además para los 70 peques de familias con pocos recursos, usuarias de la asociación Paluso: han escrito sus cartas y algo de lo que han pedido, caerá seguro.
DEDICATORIA ESPECIAL DEL PALUSO ESTA NAVIDAD
Este año, además, la fiesta será especial. Se dedicará a una niña, María, de siete años, que el día de Navidad tendrá que ir al hospital a recibir tratamiento. Chus espera que pueda acudir a la carpa para la celebración, si no insiste en que le llevarán su regalo al hospital: “Ella este año no quería escribir la carta. Lo único que quería era que este año hubiera mucha comida, muchos regalos y una casa para que todos los niños vivan. Ella ha madurado muchísimo por lo que tiene y yo quiero que toda la fiesta vaya dedicada a ella este año”. Nos explica Chus.
EL PALUSO, TODO EL AÑO
Muchas manos reciben de la solidaridad del Paluso, no solo en Navidad, sino durante todo el año, también son muchas las que quieren corresponder. Elena es una abuela cubana que colabora siempre que puede: “Yo no tengo nada para dar, todo es mi modesta ayuda para Chus, en todo lo que ella me necesite. A organizar la fiesta, los días de reparto le ayudo… y ella me da una ayuda muy grande. Se lo agradezco toda la vida. Para mí Chus es mi hermana”.
También encontramos a Javier, un jubilado de Teo que, tanto se encarga de distribuir las huchas solidarias y recogerlas, como ayuda a poner mesas el 24 y 25 o hace de pinche. Desde que se divorció hace seis años, su familia en Navidad es la del Paluso y nos cuenta, emocionado, que nunca le ha fallado.