Julia, la fotógrafa de Santiago que sigue disparando con 91 años: "Estoy cansada pero contenta"

Hace más de cincuenta años que Julia López está tras el mostrador de "Fotos Sandine", en el casco histórico de Santiago. Este año será una de las homenajeadas con motivo del 8M

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Julia López sigue trabajando en el comercio de fotografía familiar con 91 años

Patricia Iglesias

Santiago - Publicado el - Actualizado

4 min lectura

Cada día, al pie del cañón a las nueve y media de la mañana, tras el mostrador de Foto Sandine en la Rua do Vilar está Julia. Lleva más de cincuenta años siendo la sombra en el negocio, primero de su marido y ahora, de uno de sus hijos. Porque a ella, la afición a la fotografía le llegó "por poderes".

Trabajó de maestra, que es su profesión, 10 años en Santiago y otros tres en Caracas. Allí marchó con 27 años recién casada: su marido había ido unos años antes a “conocer América” y ella confiesa que, enamorada como estaba, no tuvo problema en seguirlo cuando se formalizó la relación. Casi lo más difícil fue regresar: "yo estaba muy contenta en Venezuela, muy contenta...Él siempre decía que nos vendríamos la próxima primavera, y pasaron ocho" Y además, no volvieron con los jardines en flor: "a finales de diciembre, cuando llegamos aquí, invierno... Y me costó, porque el clima de allá era muy bueno, aquellas playas..." exclama.

Julia López lleva más de 50 años tras el mostrador de Fotos Sandine, en Santiago

"LOS FOTÓGRAFOS SE PRESTABAN LOS NEGATIVOS"

Cuando regresaron de la aventura americana, la familia de Julia cogió "un traspaso caro" recuerda, en la rúa do Vilar. Su establecimiento tomó el relevo al que en su día tuvo un histórico de la fotografía, Ksado "tenía el negocio aquí con su hermana, Carmina", recuerda Julia.

Por el número 23 de la rúa do Vilar pasaron muchos reporteros gráficos de prensa, de El Ideal, La Voz de Galicia, la egencia EFE, que acudían a revelar sus trabajos. Julia recuerda con cariño los ratos que se echaban aquí: "Lavandeira y otros... a veces se juntaban aquí siete u ocho. Y se llevaban muy bien entre ellos, de distintos medios, pero se llevaban muy bien. Es raro el tiempo que no viene alguno a darme un abrazo... Y se llevaban tan bien que si a uno el negativo le salía mal, se lo prestaban entre ellos, no había riñas".

El hijo de Julia se encarga de los trabajos en exteriores: "hizo su primer reportaje de una boda con 14 años", asegura orgullosa. A ella, le tocan las fotos carné y alguna de estudio que siguen pidiendo de vez en cuando. Se han deshecho ya de las máquinas de revelado en color, porque lo digital las ha desplazado totalmente, pero no ha ocurrido lo mismo con el blanco y negro: "poco, pero hay gente que aún añora el blanco y negro, o que quiere empezar con aquello (la fotografía analógica) y compran el rollito, y vienen a por accesorios..."

Todavía hacen algunos revelados analógicos en blanco y negro, a pesar del avance de la foto digital

Mientras charlamos detrás del mostrador, una pareja de turistas viene con intención de pedir ayuda para arreglar una cámara: ella les confiesa que "las máquinas no son lo suyo", que esperen que su hijo está al llegar.

"ASÍ, HASTA QUE DIOS QUIERA"

La pregunta obligada es si, con 91 años, no empieza a pensar en tomarse un descanso: "estamos pendientes de que se jubile el niño (en referencia a su hijo) pero no será hasta dentro de cinco años, porque tiene sesenta y dos" Mientras tanto, "aquí ayudándole siempre y contenta", asegura. "No es mi profesión, pero sucedió así, pero vengo contenta y marcho muy contenta también para mi casa".

Llega una familia con cierto apuro para hacer fotos de carné: tienen cita esta mañana en comisaría, así que nos despedimos para que no se retrase en trabajo que asegura,"hará en siete minutos". Antes, le pregunto por el reconocimiento del Concello con motivo del 8 de Marzo. Dice que lo recibe agradecida, pero algo nerviosa: "con sorpresa y al mismo tiempo preocupación, porque a mi edad, todo lo que se salga de mi vida normal me da preocupación". "Me gusta que os acordéis de una, que no tiene mérito ninguno porque es la vida que una llevó... Pero en lo mío estoy tranquila y contenta, cansada sí, pero contenta".

Donde consideran más que merecido este reconocimiento a Julia es en la puerta de al lado, la cafetería Paradiso: allí va a comer la veterana fotógrafa cada día a las dos en punto desde hace varias décadas. Pablo, el joven encargado del negocio, está feliz porque "no es una clienta, es parte de la familia. El reconocimiento es más que merecidísimo, tiene todo nuestro respeto y admiración porque continúe con tanta actividad a tan avanzada edad"

"¿Cuántos años dices que tiene la señora?" pregunta uno de los clientes que aguarda por las fotos carné. Le respondo que 91: " Y sigue trabajando! Yo ahí, fijo que no llego"

Igual el secreto está en lo que Julia repite tantas veces mientras charlamos, vivir "contenta".

Julia se encarga sobre todo de hacer fotos de carné

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