Lenta desescalada en el sector de la cultura, atenazado por la precariedad laboral
La cultura, un apoyo indispensable durante el confinamiento, ve todavía muy lejana la vuelta a la normalidad
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Conciertos retransmitidos en redes sociales, visitas través de las páginas web de los museos, nuevas y viejas lecturas gracias al acceso gratuito a fondos bibliográficos... la cultura en sus diversas manifestaciones está siendo para mucha gente un auténtico salvavidas para sobrellevar la crisis del coronavirus. Sin embargo, la desescalada que otros empiezan a notar ya en puertas de la fase 3 es todavía un mar de incertidumbre para un sector muy marcado por la precariedad laboral.
Desde la Asociación Galega de Xestión Cultural hablan de una situación grave y preocupante: algunos proyectos, como el Salón del Libro de Pontevedra, por ejemplo, tuvieron una salida virtual, pero casos como este son habas contadas. Lo habitual han sido las cancelaciones o en el mejor de los casos, los aplazamientos. Clara Cordeiro, vicepresidenta del colectivo de Xestores recordaba en Cope Santiago que "proyectos que a lo mejor lleva un año preparalos, si se quedan en el camino, no se cobra nada, así que la cancelación pone en una situación muy complicada a las pequeñas empresas, que son mayoría en el sector cultural".
Ella pertenece a la Cooperativa Cultura 7H: tenían previsto para este mes la segunda edición del DELAS FEST, n Festival de arte urbana protagonizada por mujeres ilustradoras: han tenido suerte y si todo va bien, se celebrará a finales de verano.Tendrá el mismo espíritu reivindicativo que la edición del año pasado, estárá más apoyada en el micromecenazgo ...y claro, más medidas higiénicas y preferiblemente espacios abiertos.
El Consello da Cultura Galega ha elaborado un estudio sobre cómo ha afectado la crisis al sector de la música popular: las bandas estiman una reducción de ingresos superior al 40%. Hakan Casares, director del estudio, subraya que esto es un mazazo para un colectivo que no ha podido ir a ERTES ni a otros recursos de apoyo articulados desde las administraciones: "muchos en el sector tendrán que ir a sistemas de protección social básico", asegura.
Casares cree que hará falta apoyo público para que el sector de la música popular pueda resistir: se estima que cada euro invertido tiene un retorno de 180... pero asegura también que no se puede ir al “todo gratis” si se quiere que la gente valore la cultura: "desean ser un sector independiente, sostenido por las personas que deciden acudir a escuchar su música".
Precisamente la gratuidad temporal es lo que ofrecen, por ejemplo, algunos museos en estas primeras semanas de reapertura tras el confinamiento, con aforo limitado por el momento a un tercio. El de las Peregrinacións, en Santiago, recibe estos días sobre todo, a estudiantes extranjeros que quieren disfrutar de las muestras con tranquilidad. Su directora, Esperanza Gigirey, invita "a los de casa" a que tomemos ejemplo. Recuerda que el Museo das Peregrinacións se ha adaptado a las nuevas medidas de seguridad, con las distancias perfectamente señalizadas y circuitos que hacen imposible prácticamente que los visitantes se crucen a la entrada y a la salida.
El confinamiento ha obligado a retrasar la muestra de Eiravella sobre “Visións do Camiño”, pero junto a la exposición permanente sigue la de Postales del Camino que se abrió justo el día antes de la declaración del estado de Alarma, en colaboración con la Asociación de Periodistas del Camino de Santiago, y que ahora se va a quedar todo el verano en el Museo das Peregrinacións.
Todos, artistas, gestores, especialistas en cultura... tienen claro que esta crisis va a dejar una huella muy profunda: "en el mejor de los escenarios, me gustaría pensar que después de esta situación surrealista vamos a ser más conscientes de la importancia que tiene lo más cercano, apoyarnos entre nosotros... durante la pandemia se ha visto lo importante que ha sido la cultura, con gente muy generosa, y que va más allá de la industria cultural", remarca Clara Cordeiro. Pero reconoce que también le preocupa que haya quien prefiera olvidarlo.