Los informadores con sonómetro ya "patrullan" las calles de Santiago
Arrancó la segunda fase de la campaña "Fráxil", con la que el concello compostelano quiere sensibilizar sobre un turismo responsable y diversificar las zonas de visita
Santiago - Publicado el - Actualizado
3 min lectura
Desde hoy viernes ya está en las calles de Santiago el equipo de informadores que va a reforzar la campaña "Fráxil" con la que el concello quiere concienciar en un turismo responsable y a la vez, ofrecer alternativas para que no todas las visitas se concentren en el casco histórico de la ciudad. Durante los próximos 45 días, cinco parejas de informadores se moverán por las cuatro entradas de los caminos de Santiago en la ciudad y las principales plazas en horario de mañana. La alcaldesa Goretti Sanmartín comparecía con ellos en el Obradoiro y explicó que llevarán tablets con información para los visitantes y a la vez, para poder recoger sus impresiones: todos los datos pasarán al plan de sustentabilidad turística, decía la regidora compostelana, para seguir caminando hacia un nuevo modelo de visitas a la ciudad.
EQUIPADOS PARA MEDIR EL RUIDO
No son policías, pero llevarán sonómetro para comprobar que el entusiasmo con el que algunas personas celebran su llegada a Santiago no excede los límites permitidos."Para que poidan ser conscientes as persoas do nivel de ruido que ás veces se provoca...é unha cuestión fundamental na que queremos incidir, na necesidade de baixar o nivel de ruido que ás veces se fai e que provoca algunhas molestias entre a veciñanza". El equipo de informadores "o que fai é orientar, acoller... dar a benvida e tamén facer conscientes ás persoas de que igual están elevando o nivel acústico recomendable. En todo caso, si se observa algunha conducta que poida ter outro carácter, o que farán será poñerse en contacto co concello, que será quen tome as medidas oportunas", explicaba Sanmartín.
El ayuntamiento compostelano trabaja además en la modificación de algunas ordenanzas para tratar de acabar con algunas conductas incívicas que ahora no están tipificadas. Recordamos que en el propio Obradoiro hay quien ha montado desde un picnic a una tienda de campaña.
¿LLEGA A TIEMPO UNA CAMPAÑA A FINALES DE AGOSTO?
Representantes vecinales de la zona histórica de Santiago reconocían estos días en Cope que vivir allí en época estival se ha convertido en "un pesadelo porque hai que andar pedindo permiso para pasar por todos os lados, os grupos guiados cada vez son máis grandes, seguimos tendo os grupos con altavoces, as terrazas estendéronse ata o infinito e máis aló... e aquí ninguén di nada..." Roberto Almuiña, presidente de la asociación Fonseca, lamentaba también que medidas pensadas para tratar de paliar esta situación se tomen con tanto retraso.
"Chegan tarde...Eu recordo que no ano 1993, (año del primer gran Xacobeo de la historia) en Santiago puxéronse casetas de información nas entradas do camiño Francés e do Portugués para indicarlle á xente onde aloxarse e tamén para darlles indicacións do que se pode facer e non se pode facer en Santiago...Porque en Santiago pódese facer máis que entrar berrando pola rúa de San Pedro ou pola Porta Faxeira", subraya Almuiña.
El Partido Popular también criticó ya el retraso en el refuerzo de la campaña en el pleno municipal del mes de junio. Hoy añadían otra crítica: la concelleira María Baleato considera incoherente que el mismo gobierno que presenta a "bombo e platillo este plan" sea el mismo que da autorizaciones para "colocar barras e barrís de cervexa ao pe da Catedral" y después "se gaste os cartos dos veciños" en contratar personal para "desconxestionar o Casco Histórico" y "repartir mapiñas". Añaden los populares que el ejecutivo nacionalista de Santiago lleva un año diciendo una cosa y haciendo la contraria: "quéixanse do ruido que fan os turistas, que impiden o descanso da veciñanza, e organizan un concerto nunha das prazas máis céntricas, o que contradí o espírito e a letra do que aparentemente queren defender". Hacen referencia desde el Pp local al espectáculo de la Orquesta Panorama en el Obradoiro durante las fiestas de la Ascensión, que dejó huella, y no precisamente buena, en el empedrado de la plaza monumental.