CORONAVIRUS
Quejas ciudadanas por el abono de la ORA en Santiago, a pesar de la alarma
El Concello de Santiago anuncia que, de momento, se va a seguir cobrando por estacionar en zona azul y no descarta cerrar parques y jardines
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Han sido varios concellos en Galicia los que, debido a la alerta en España por la expansión del coronavirus, han decidido suspender el cobro por estacionar en zonas céntricas de las localidades. No es el caso de Santiago. El alcalde Sánchez Bugallo explicaba, a la pregunta de COPE Santiago, que de momento se seguirá cobrando por el servicio de ORA y grúa y aseguraba que, de no hacerlo, también tendrá un impacto laboral en los trabajadores de esa prestación. No obstante, hay que recordar, que de ese servicio se encarga la empresa municipal TUSSA. Esta semana el gobierno local volverá a reunirse y tomarán nuevas medidas.
El gobierno local en Compostela sí ha anunciado que se suspende la obligación de rotación en los vehículos. Es decir, que los coches aparcados no tendrán que moverse de la plaza pasadas unas horas.
Este lunes, 16 de marzo, eran muchos lo ciudadanos que, a través de sus perfiles en redes sociales, no entendían cómo la capital gallega sigue cobrando por aparcar en la zona azul.
También varios ciudadanos han querido denunciar las conductas irresponsables de algunas personas que no han dudado en salir a pasear por las zonas verdes de Compostela. COPE Santiago también ha querido saber si el Concello compostelano se plantea el cierre de estos espacios como parques y jardines. De momento no se llevará a cabo esa clausura, pero Sánchez Bugallo también mantiene que no se descarta. Se tomará una decisión en función de la conducta de la ciudadanía.
DESDE EL JUEVES, 19 DE MARZO, EL BUS SE PAGA CON TARJETA
A partir del jueves, 19 de marzo, no se podrá pagar en efectivo el autobús, solo con tarjeta o con los bonos disponibles que tenga cada usuario. También se van a precintar los asientos más cercanos al conductor y es el propio profesional el que supervisará que no se supere el aforo máximo de 30 personas por autobús, cuando en un día normal son 90 las personas que entran en cada vehículo. También se instalarán máquinas de pago en los autocares, que no estarán en la parte delantera y que además se van a colocar en otros puntos de la ciudad.