día mundial del turismo
Recorremos Santiago a ojo de turista: "Pero...¿hay alguna ruta de senderismo por aquí?"
Más de cien mil personas pasaron por las Oficinas de Turismo en la capital de Galicia en lo que llevamos de año y se han entregado ya más de 416.000 acreditaciones en la oficina del Peregrino. En el día mundial del turismo nos calzamos los zapatos del visitante en Compostela.
Santiago - Publicado el
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Viernes, diez de la mañana. El sol parece que le va a ganar hoy el pulso a las nubes en el cielo de Santiago mientras María espera al primer grupo que va a guiar hoy de visita por la ciudad en este Día Mundial del Turismo. Sabe que son casi cuarenta personas y que vienen de Argentina. Lo que no sabe es que se trata de un grupo con entusiasmo redoblado porque para muchos es la primera vez que viene a la tierra de sus antepasados.
Es el caso de Ricardo. Él tiene 78 años y está buscando la partida de nacimiento de sus abuelos parternos, de la Mariña de Lugo, así que confiesa mientras callejeamos que "está muy sorprendido, era un deseo tremendo que tenía desde hace mucho tiempo" el de venir aquí. Edi, una profe de gimnasia jubilada, cuenta que no se lo pensó cuando tuvo la oportunidad de apuntarse a este viaje, acompañando a la Tuna Lírica Patagónica: ella conocía el sur de España porque de allí era su marido, pero asegura estar "fascinada" con lo que está encontrando por el norte, "feliz, estoy feliz ".
Muchos ojos como platos en la entrada al Obradoiro, un nombre que los que se estrenan en Santiago silabean "O-bra-doi-ro"... mientras la guía explica: "este es el centro de la ciudad, el corazón... el nombre viene de obrador, porque aquí era donde trabajaban los canteros para la construcción de esta gran fachada que tenemos delante (la de la Catedral), que no es la original, por cierto..."
La mayoría del grupo se maravilla ante lo grande y también, ante los detalles menos obvios que María les va descubriendo durante el recorrido: "saben cuántas gárgolas hay en Santiago? Unas trescientas..." cuenta frente al edificio del Hostal dos Reis Católicos. Pocos aguantan la risa cuando les pide que se fijen un poco en alguna de las esculturas que coronan el edificio, que no son las frecuentes representaciones de animales: "aquella es un señor con el culo al aire... y de estas hay varias en esta cornisa..." Risas.
María les muestra también imágenes que lleva en su carpeta, para que puedan advertir cómo ha cambiado alguno de los edificios que abrazan la gran plaza: sorpresa otra vez, al descubrir cómo era la fachada original de la Catedral, con el Pórtico de la Gloria a la intemperie. Un templo además, que permaneció casi tres siglos sin puertas: "habréis escuchado que la gente dormía en el interior... pero es que estaba siempre abierto, así que no es de extrañar que alguien se quedase a echar una cabezadita".
Más sorpresa, al escuchar que lo que ahora es el edificio principal del Rectorado de la Universidad, San Xerome, fue en su día residencia para los estudiantes "de pan y sardina, los pobres".
La visita al interior de la Catedral se la deja para el tiempo que los visitantes tendrán libre a partir de mediodía, pero en el recorrido por el entorno va dejándoles algunas píldoras: "este es el templo más antiguo de la ciudad", explica señalando una construcción adosada a la seo: Santa María de la Corticela. "Era un oratorio de los monjes benedictinos, pero con la construcción de la Catedral, quedó inscrita al templo... Parece una parte de la Catedral, pero es una parroquia a parte, con su propio horario de misas, su propio párroco. Acordaros cuando entréis a visitar el interior". "Hay muchas como esta por todo el norte de España", advierte uno de los turistas que repite viaje desde el otro lado del charco. María asiente: "sí, todos templos prerrománicos".
El patrimonio histórico que tienen ustedes es impresionante, fíjate que nosotros venimos de un país con apenas 200 años de historia...
Turista argentina en Santiago
Algunos tuercen el gesto al paso por la Praza da Quintana, cuando la guía explica que pisamos sobre lo que fue un cementerio hasta bien entrado el siglo XVIII... e igualmente duro de roer que otro lugar emblemático cercano, la Plaza de Platerías, tenga en su historia un pasado tan poco brillante como haber sido espacio para juicios sumarios en época medieval. No muy lejos, en la Plaza de Cervantes, María señala que aquí tanto se celebraron mercados como se instalaba el patíbulo. El debate entre los visitantes gira entonces al modelo de ejecución que se aplicaría con más frecuencia. "Tendré que investigarlo", responde nuestra cicerone mientras seguimos camino al segundo lugar más visitado de Santiago: el mercado de abastos.
El grupo es muy numeroso, así que María prefiere no entrar en las naves "para no incordiar a vendedores y clientes". Cuando la visita es con tres o cuatro personas, sí que recorren alguno de los espacios donde casi se saborean a la vez el mar, el campo, el pan recién horneado...
"Tenéis la opción de comprar algunos productos en los puestos y hay locales que te los preparan para tomar". El grupo se queda con la copla de dónde volver a alimentar el cuerpo... una vez alimentado el espíritu.
Muchos de los visitantes aguardan disfrutar aquí de la auténtica tarta de Santiago: María advierte que es uno de los productos que les van a ofrecer a las puertas de muchos establecimientos callejeando por la ciudad: "recordad, la de verdad es sólo de almendra, huevo y azúcar!"
"¿Hay alguna ruta de senderismo por aquí cerca?"
María Otero lleva casi diez años abriendo las puertas de su ciudad natal a los visitantes. Se formó como Historiadora de Arte, porque lo que estaba en su cabeza era trabajar en un museo, algo que pudo hacer sólo durante un tiempo. "Pero la vida... ya sabes" Se fue a Estados Unidos a ganar más soltura con el inglés y a la vuelta ya pudo acreditarse como guía oficial. Sabe lo que es trabajar como asalariada y desde hace ya unos años, es autónoma.
"Me hice una web propia, tengo visitas temáticas...todo esto supone un trabajo extra, posicionamiento web..." Asegura con todo que "es un trabajo que le gusta y hay días maravillosos, aunque hay que buscarse la vida bastante!". María dice que le sorprende sobre todo la reacción de los turistas americanos: "todo les fascina... como vienen de un país con una historia bastante cortita, cuando les hablas de algo que viene del siglo XII flipan y van ojipláticos permanentemente".
La anécdota más curiosa que recuerda acompañando a turistas le sucedió precisamente con una pareja norteamericana algo despistada. Recorriendo el entorno de la Catedral, se sorprendían de ver a tanta gente con ropa deportiva y mochilas al hombro. En nada, la pregunta del millón: "¿hay alguna ruta de senderismo por aquí cerca? No sabían ni donde estaban!" Eran, seguro, la aguja en el pajar... justo lo opuesto al grupo que acompañamos hoy, por mucho que haya entre ellos grandes y jóvenes que admiten "no tener ni idea de la mayoría de las cosas que nos está contando!" Le pasa a Elena, una muchacha con un pasado "confuso" vinculado a la provincia de Pontevedra. Entre la panorámica que se lleva hoy en Santiago y el deseo de aclarar sus raices gallegas, la de hoy será la primera pero no la última de sus visitas por aquí. "Voy a volver, obvio!"