Cotidiana y Perpetua

La Catedral de Lugo es uno de los dos templos cristianos del mundo que disfruta del privilegio papal de la indulgencia plenaria cotiana y perpetua, concedido en 1860

Fachada de la Catedral de Lugo, en la Plaza de Pío XII

José Luis Ramudo

Lugo - Publicado el - Actualizado

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La Diócesis de Lugo celebraba el 13 de noviembre de 2020, en plena lucha contra la pandemia, el cuarto aniversario de la renovación del privilegio papal, otorgado inicialmente en 1860, que le concede la Indulgencia Plenaria Cotidiana y Perpetua a las personas que visiten la Catedral.

José López Orozco, que fue alcalde de la ciudad durante dieciséis años, recordaba que se trata de “un gran privilegio”, porque supone que “todos los días del año, los 365 días del año, las personas que visiten la catedral en las condiciones que manda la Iglesia, reciben indulgencia plenaria, de modo que sus pecados son perdonados”.

Es un privilegio que solo tiene nuestra catedral”, precisa el exalcalde, y “Asís, patria de San Francisco”, donde se concede el llamado ‘Perdón de Asís’, dado que en esa localidad italiana también se puede ganar, en su caso desde 1968, la indulgencia cada día.

“Y se preguntarán qué hace un alcalde socialista hablando de estas cosas. Cómo no. Son cultura, historia y tradición. Nos hacen ver lo que fuimos y, a partir de ahí, cómo tenemos que plantear nuestro futuro”.

Altar Mayor de la Catedral de Lugo

LIGADA AL CULTO EUCARÍSTICO

La Indulgencia Plenaria Cotidiana y Perpetua está íntimamente ligada al culto eucarístico en Lugo, habida cuenta de que su catedral también disfruta del privilegio de la “exposición permanente del Santísimo Sacramento” en su altar mayor desde “tiempo inmemorial”.

El deán de la catedral de Lugo, Marío Vázquez Carballo, afirma que “la indulgencia es uno de los grandes privilegios que tiene la ciudad de Lugo, que está unido a la Catedral y al privilegio que es la exposición permanente del Santísimo Sacramento”.

Según su criterio, “la indulgencia es muy importante, porque es de las pocas indulgencias que hay en el mundo cotidiana y perpetua”. De hecho, precisa que “esos dos adjetivos” determinan su relevancia, que “los lucenses o cualquier persona del mundo pueden acudir a la Catedral y ganar, lucrar, como se suele decir, la indulgencia” cualquier día del año.

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Podcast: Cotidiana y perpetua

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CONCEDIDA EN 1860

La Indulgencia Plenaria en la Catedral fue concedida en 1860, cuando José Ríos Lamadrid era obispo de Lugo, según la documentación existente en el archivo capitular de la propia basílica. Entonces, el Papa Pío XI promulgó la “indulgencia plenaria” todos los meses del año para aquellos fieles que se confesasen, comulgasen y visitasen al Santísimo Sacramento.

En 1867, el obispo Ríos Lamadrid, que viajó a Roma para asistir al centenario del Príncipe de los Apóstoles, le transmitió al Papa Pío XI la petición del cabildo de la catedral para que la indulgencia mensual fuese extensiva a favor “de todos aquellos” que recibiesen “la sagrada comunión en esta Santa Iglesia Catedral”.

Precisamente, en el año 2016, el actual obispo de Lugo, Alfonso Carrasco, presentó ante la Santa Sede la documentación hallada en el archivo capitular y la petición para renovar dicho privilegio, solicitud que fue concedida por decreto de la Penitenciaria Apostólica el 10 de octubre de 2016.

En el Decreto de la Penitencia Apostólica se señala que “los fieles podrán ganar la indulgencia cualquier día del año a condición de que cumplan las condiciones habituales”, es decir, “confesión, comunión y oración por las intenciones del Sumo Pontífice”, además de visitar “piadosamente el Santísimo Sacramento expuesto públicamente con el fin de adorarlo durante un adecuado espacio de tiempo”.

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Homilía del obispo de Lugo con motivo del aniversario de la renovación de la indulgencia plenaria

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El obispo de Lugo, promotor de la renovación, también reconoce que “la indulgencia es un gran privilegio. Está vinculada con la presencia del señor en la Eucaristía. Nos dice que la eucaristía es un sacramento de comunión, que el señor nos ganó con su sacrificio, con mucha misericordia y con el perdón. La indulgencia lo hace ver, que debajo de la comunión, como es su fundamento, está la reconciliación, está la misericordia y el don que es el sacrificio del señor”.

Además, añade el prelado, “la indulgencia nos hace pensar en ese amor, en esta caridad que, efectivamente, es dar y compartir hasta lo más íntimo”.

No hay nada más íntimo que los méritos de la propia vida, aquello que es personal, aquello que te ha costado un esfuerzo. Hay una gran bondad, un gran valor y mucho mérito en este gesto. Esto, que es como el fruto más hondo de la propia libertad y del propio corazón, es lo que se comparte”, añade.

La indulgencia es, según monseñor Carrasco Rouco, “un gesto de caridad, porque nos dan lo más íntimo, pero también un gesto magnífico de comunión. Nos enseña hasta qué punto la fe de la Iglesia está construida sobre un misterio de unidad”, porque “nos enseña a ser misericordiosos, como hemos recibido misericordia. A saber vivir la caridad. A tener paciencia, a perdonar y a tener compasión unos de otros”.

Vista del coro de la Catedral desde el Altar Mayor el día de la Ofrenda

¿Cómo se ganan las indulgencias?

Las condiciones generales requeridas para ganar una indulgencia son:

-Tener intención de no volver a pecar, incluso venialmente

-Confesar sacramentalmente todos nuestros pecados

-Recibir la Eucaristía

-Orar por las intenciones del Papa.

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Entrevista a Daniel García, canónigo de la Catedral de Lugo

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