La sala del tesoro
La catedral de Lugo, del siglo XII, alberga innumerables tesoros vinculados al culto eucarístico y a la exposición permanente del Santísimo
Lugo - Publicado el - Actualizado
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Después de tres años de intenso trabajo y una inversión que rondó los 400.000 euros, el Museo Diocesano de Lugo, ubicado en el triforio medieval más ancho de España, el de la Catedral de la ciudad, reabría en junio de 2017 sus puertas con una propuesta museográfica totalmente diferente, justo cuando se cumplían cien años de su creación.
El canónigo fabriquero del templo, César Carnero, que fue el encargado de mostrar entonces los profundos cambios que había experimentado la oferta museográfica de esta institución centenaria, explicó que la reapertura del Museo Diocesano Catedralicio fue un magnífico "regalo de cumpleaños".
Además, recordó que la reapertura del museo también supuso la recuperación de las visitas guiadas por las cubiertas de la catedral y por las propias torres del templo, un periplo que fue bautizado en su día como "Un paseo por las nubes".
La “puesta al día” del museo de la Catedral de Lugo era “muy necesaria”, dijo Carnero, porque "había una mezcla un poco caótica" y "el montaje expositivo también era anticuado", de modo que "recordaba más a un museo del siglo XIX que a uno de nuestros tiempos".
Construir un discurso
"Había unas colecciones muy amplias, con más de 3.000 piezas en los fondos", algunas de ellas "sin interés". Por ello, precisó, se tomó la decisión por parte del Obispado de Lugo de "cerrar el museo y hacer un análisis de la colección en profundidad", para "seleccionar” los elementos “más relevantes y construir un discurso".
"La filosofía del museo es una exposición similar a la de Las Edades del Hombre, pero en permanente, con unos condicionantes que también le dan ese plus que no tienen otros museos”, explicó, como “el espacio en el que se encuentra”.
“Estamos en la Catedral de Lugo, Patrimonio de la Humanidad, en el triforio medieval más ancho de España, por lo que es un marco especial", añadió Carnero.
Precisamente, por la ubicación del propio museo, los responsables del proyecto tuvieron que ser "muy respetuosos" con el edificio y no pudieron hacer ningún tipo de "obra" que afectase a la Catedral, de forma que "si" en algún momento el museo y la exposición desapareciesen, no quedaría "ninguna huella" en el templo.
"Nos condicionó mucho. Tanto a la museóloga, que llevó la responsabilidad del diseño de la museografía y de los parámetros de conservación”, como “al equipo de diseño y al propio director", porque partían "con el condicionante de máximo respecto al edificio y máximo respeto a la colección", para "poner en valor las piezas y conseguir que pervivan en el tiempo", precisó.
Crismón de Quiroga
Antes de ponerse manos a la obra, fue necesario "un análisis previo", para lo que hubo que "desmontar la colección" y proceder a la "limpieza" y "selección de las piezas", siempre con el objetivo final de "construir ese discurso" que hoy puede apreciarse en el museo.
En cuanto a las piezas que alberga la colección del Museo Diocesano, Carnero destacó el "Crismón de Quiroga", porque "es un unicum en la arqueología cristiana tardo-antigua" y para "verlo se desplaza gente de cualquier punto del mundo", porque Lugo "es conocido en ciertos ambientes por la Muralla y por el Crismón de Quiroga".
La renovación del museo supuso un cambio radical en los elementos expuestos. “Aunque rescatamos del fondo anterior algo así como el 10%, todo lo demás” era “nuevo”.
“Hay cosas de una calidad excepcional. Muchas de ellas llevaban cuarenta o cincuenta años sin salir a la luz. De hecho, algunas sólo se conocían por fotografías antiguas de muy mala calidad", dijo el canónigo fabriquero.
Además, otra de las "peculiariades" es que el museo nació en su día como "museo arqueológico" y, por lo tanto, "la primera sección" de la renovada colección se centra "en los orígenes" y en ella se pueden ver piezas procedentes "de todas las grandes cuevas que son Patrimonio de la Humanidad" en el norte de España.
Asimismo, los visitantes pueden encontrar en él "algo de todas las artes", desde las citadas piezas arqueológicas hasta "pintura, escultura" y una "valiosísima" colección de orfebrería en oro.
La capilla mayor
En la capilla mayor de la Catedral de Lugo permanece expuesto permanentemente el Santísimo Sacramento. Los visitantes pueden encontrar en esa parte del templo las pinturas barrocas de la bóveda, un conjunto mural pintado al óleo a finales del siglo XVIII por el maestro astorgano José de Terán.
Después de años tapada como consecuencia del humo y de la humedad, la restauración financiada por el Ministerio de Fomento permitió que la obra volviese a lucir en todo su esplendor y algunos expertos la calificaron como 'La Capilla Sixtina del Barroco en Galicia'.
También en la capilla mayor se encuentra el retablo de Corniellis de Holanda, colocado en los testeros del crucero, una obra renacentista considerada como una “de las joyas de la escultura del siglo XVI en Galicia”.
El coro
Otro de los tesoros del templo es su coro, que ocupa los tres primeros tramos de la nave central, lo que hace que la catedral de Lugo sea la única de Galicia que lo conserva in situ en el lugar que era habitual en las iglesias hispanas. Tallado en nogal, es obra del artista gallego Francisco de Moure, de principios del siglo XVII. La sillería está formada por veintisiete asientos sobre el nivel del piso y otros treinta y nueve en un plano más alto.
La girola
Todas las capillas que forman la girola de la catedral de Lugo son de estilo gótico, salvo la central. Entre ellas destaca la de Nosa Señora dos Ollos Grandes, una obra en la que trabajaron algunos de los mejores artistas del barroco en Galicia, como Fernando de Casas, Miguel de Romay o Miguel Antonio García Bouzas.
Las capillas
Dentro del templo, además de la que está dedicada a Nosa Señora dos Ollos Grandes, también merecen especial atención las capillas de San Froilán y la del Pilar, incorporadas a la estructura original. En la capilla de San Froilán se encuentra uno de los sepulcros más importantes que se conserva en la catedral, porque es la muestra más antigua de escultura funeraria del templo.
Se conoce como sepulcro de Santa Froila, en referencia a la madre del patrón de la ciudad y de la Diócesis de Lugo, pero podría guardar las cenizas de otro personaje muy relevante en la historia del templo: el obispo Odoario.
El claustro
Recientemente, el conselleiro de Cultura de la Xunta de Galicia, Román Rodríguez, visitó en compañía del obispo de Lugo, Alfonso Carrasco Rouco, la catedral de Lugo y anunció una inversión de 650.000 euros para restaurar el claustro del templo.
Para desarrollar ese trabajo, la Xunta de Galicia ya realizó una serie de sondeos arqueológicos en el propio claustro, con la finalidad de identificar y documentar el sistema constructivo de esa parte del templo, así como el potencial patrimonial de esa zona.
Los trabajos previstos por la administración autonómica tienen un plazo de ejecución de seis meses, de modo que estará terminados, salvo imprevistos en el 2022.