Cómo decir de forma amable que no se cobra con tarjeta de crédito

Hay muchas maneras de decir las cosas. Diferentes formas de expresarse para transmitir un mismo mensaje. No debemos nunca obviar o restar importancia a las formas. La buena educación, la amabilidad a la hora de pedir, o incluso de exigir algo, debería guiar nuestra relación con la gente que nos rodea. Incluso, recurrir al humor para tratar de suavizar manifestaciones que, de otro modo, podrían resultar duras o hirientes, es una posibilidad a tener en cuenta. Probablemente, los únicos límites a ese recurso sean la oportunidad, el buen gusto y el necesario talento.

Lo descubrí casi por casualidad. Paseando por el entorno de la Avenida de Ramón Ferreiro, en la ciudad de Lugo. Estuve varias veces en el local, pero nunca me había fijado en ese pequeño cartel. Es discreto, pero fácilmente visible. El propietario del bar, un establecimiento donde la vida fluye con calma e invita a la conversación pausada, lo colocó justo a la entrada, a mano derecha, de modo que todo el mundo puede apreciarlo con un simple golpe de vista.

El cartel, pintado con tiza sobre una pizarra enmarcada en madera, lo dice bien claro: “Non cobramos con tarxeta”. Podría dejarlo ahí, sin más. Informativo, aséptico y lo suficientemente claro y directo para que todo el mundo lo entienda. Pero decidió aportar algo más. Lanzar el mismo mensaje de una forma diferente.

“Non cobramos con tarxeta. Aceptamos troco e intercambio como moeda alternativa”. Como se hacía antes, en tiempos más que pretéritos. Sin duda, una nota de humor que contribuye a digerir el mensaje de que el bar carece de terminal para el pago con nuestro monedero electrónico. Con unas pocas palabras hace de la necesidad virtud.

Además, da que pensar. Invita a la imaginación. Por qué podría intercambiar una cerveza fría en una jornada de calima. O un café calentito, ahora que se acerca el invierno. Sin duda, un dia de estos, tengo que preguntar. Quién sabe. A lo mejor llegamos a un acuerdo.