Julio Méndez, el jubilado de Lugo que exige un Ministerio para las personas mayores y banca pública: “Somos un estorbo, dicen, pero hemos levantado este país”

Este jubilado lucense y miembro activo de una plataforma de mayores, alza la voz en una reivindicación llena de ironía y realismo. En su carta, denuncia la invisibilidad de su generación y lanza una lista de peticiones que, desde su punto de vista, podrían mejorar la calidad de vida de quienes “levantaron España”. Reclama desde un Ministerio exclusivo para mayores hasta la vuelta de una banca pública que deje de "sacarnos los cuartos"

Chema Núñez

Julio Méndez/En defensa de las personas mayores

Chema Núñez

Lugo - Publicado el

3 min lectura

      
      
             
      

"Soy pesado", reconoce Julio Méndez, con una ironía que no oculta su indignación. “Demasiados problemas para un sector muy importante de la sociedad actual”, comenta, haciendo referencia a esa parte de la población a la que, según él, la sociedad da la espalda. "Somos un estorbo, molestamos en muchas actividades sociales".

Méndez recuerda con amargura el esfuerzo de su generación para sacar adelante a España tras la posguerra, trabajando en el extranjero y ahorrando hasta el último céntimo. Y ahora, lamenta, después de una vida de sacrificios, los jubilados son relegados y "las decisiones que nos afectan las toman otros".

En su carta, no deja títere con cabeza. Del famoso Pacto de Toledo, que decide el futuro de las pensiones, se queja: "Dos sindicalistas, un empresario y representantes del gobierno... pero ni un solo jubilado, claro, ¿qué sabremos nosotros?"

Banca, ese lugar donde solo eres un cliente obligado

Para Méndez, la relación de los jubilados con la banca es, en resumen, una batalla perdida. Las antiguas cajas de ahorro que ofrecían seguridad en las pequeñas localidades han sido sustituidas por bancos privados que imponen condiciones, cierran oficinas, cajeros y cobran hasta por respirar. "Si hablamos de las zonas rurales, hay que movilizarse kilómetros para hacer cualquier gestión bancaria", protesta. Y no se queda ahí: "Los bancos sacan sus cajeros a la calle, y si te roban, el banco se lava las manos".

Su solución, sencilla pero ambiciosa: “Que vuelva la Caja Postal de Ahorros y se cree una banca pública que defienda a los que no podemos defendernos”.

Sanidad pública: entre la espera y la desesperación

Julio reconoce que los recursos en sanidad son limitados, pero no por ello escatima en críticas. La espera interminable para ver a un médico, para una prueba o para entrar a quirófano es uno de sus principales reproches. "El que espera, desespera... y más si eres mayor". Y cuando descubre que las farmacéuticas no testan sus productos en personas mayores, su indignación crece: "Nos tratan como objetos en decadencia".

      
             
      

Accesibilidad y transporte: obstáculos sin fin

La accesibilidad es otra de sus batallas. Aplaude los avances, pero afirma que aún queda mucho por hacer. "A menudo los autobuses urbanos no funcionan bien para los mayores", ya sea porque las rampas no operan o porque los conductores tienen "demasiada prisa". La falta de respeto en los asientos reservados, ocupados por jóvenes absortos en sus móviles, es otro de los ejemplos que menciona: "Todo es cuestión de educación".

El IMSERSO, un viaje solo para algunos

Con una mezcla de humor y desencanto, Méndez critica los viajes del IMSERSO, que parecen un lujo reservado a unos pocos. "Se acaparan los viajes y, si te descuidas, no te toca ni uno", denuncia, apuntando a una distribución desigual de las plazas entre comunidades y, claro, "quien se lo crea que pregunte en las agencias de viajes".

Ministerio de Personas Mayores... ¿tan complicado es?

Pero su reivindicación más audaz es la creación de un Ministerio exclusivo para las personas mayores. "¿Por qué no? Si tenemos ministerios de todo tipo, ¿por qué no uno que se dedique a nosotros, los que levantamos este país?". Y no solo eso, Méndez pide también una consejería en cada comunidad autónoma y una concejalía en cada ayuntamiento.

      
             
      

Julio cierra su carta con un tono que mezcla resignación y lucha: "Somos conscientes de que la sociedad nos evita. Lo que nos queda de vida hemos de afrontarlo lo mejor posible, aunque cada vez tengamos menos fuerzas para luchar".

Conclusión

Julio Méndez sabe que sus ideas no agradarán a todos, pero lo tiene claro: "Lo que importa es decir lo que uno cree que es la verdad". Y su verdad es clara: los mayores de este país no son solo un grupo demográfico, sino una voz que merece ser escuchada. ¿Será esta vez?