Los "coles" rurales, una buena opción con pocos adeptos

Sin problemas de ratios y con mucho espacio exterior, aun así las matrículas siguen siendo escasas

Instalaciones del CEIP Monseivane de Lanzós, situado en el lugar de Moreda

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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En los colegios rurales la situación no es tan idílica como pudiera parecer, a pesar de las bajas ratios de alumnos por aula y la existencia de amplios espacios interiores y exteriores en los centros educativos.

De hecho, en las comarcas del interior y la montaña de la provincia de Lugo también viven con incertidumbre este inicio de curso marcado por la pandemia. En estos meses, muchos padres y madres que habitan en ciudades y villas de mediano tamaño se han interesado por mandar allí a sus hijos, pero son pocos los que han acabado formalizando la matrícula.

Fapacel es la federación que agrupa a las ampas de Lugo. La mayoría de asociaciones de madres y padres federadas pertenecen a centros del rural.

Según su presidenta, Isabel Calvete, es “obvio” que en estas escuelas “no hay problemas de ratios profesor-alumno”, por lo que “si estudiantes, profesores y padres lo hacen bien, no habrá ningún problema”, cree, a la hora de prevenir y frenar posibles contagios.

Hay, eso sí, otras debilidades mayores que afectan directa o indirectamente a estas escuelas, como, a su entender, la falta de una buena “cobertura digital”, algo que se hará patente de nuevo si hay que volver a la formación telemática.

No en vano, una educación presencial, segura e igualitaria para todo el alumnado es una de las premisas más buscadas en los difíciles prolegómenos de este curso extraño.

Para lograr este objetivo, la idea de organizar clases en espacios exteriores se impone como una fantástica opción, especialmente si el centro, como es el caso, está ubicado en un majestuoso paraje natural como las montañas de O Courel, entre las provincias de Lugo, Ourense y León.

En O Courel hace frío, una "obviedad" que no siempre se tiene en cuenta

En el CPI Poeta Uxío Novoneyra, situado en la localidad de Seoane do Courel, ya tienen preparadas mesas y sillas en el patio exterior para poder, así, salir afuera “lo máximo posible”, señala la directora, Lourdes González Sotelo.

Aun así, el aprovechamiento de este espacio piensa que será “mínimo”, ya que solamente, calcula, se podrá usar un par de meses del curso a causa de los duros rigores invernales de este territorio, donde se suelen registrar unos dos grados de media durante la época invernal.

“Ahora en septiembre o a partir de abril se puede hacer algo, pero el resto del año hace frío y los niños se ponen pochos si están a la intemperie”, advierte la directora del colegio.

Con respecto al número de alumnos, en el colegio de O Courel hay once niños en infantil, dos grupos de primaria de siete y ocho niños respectivamente y, en secundaria, un grupo de cuatro, otro de tres, una alumna en cuarto y ningún alumno en primero de la ESO.

La directora reconoce que estos últimos meses “hubo interés” por parte de padres y madres de otras zonas, que llamaron incluso de “ciudades como Lugo o Ponferrada”, pero al final “no llegaron a formalizar la matrícula”.

“Pasa en verano, cuando padres e hijos están de vacaciones; como les gusta el sitio mucha gente pregunta, y en ese momento nos emocionamos, pero al final casi nunca se hace realidad”, lamenta Lourdes González.

Cambiar la mentalidad "urbanita" por el bien de nuestros hijos

Algo un poco diferente ha pasado estos meses en el CEIP Monseivane, situado en la parroquia vilalbesa de Lanzós, concretamente en el lugar de Moreda.

Su directora, Irene Díaz, se muestra “satisfecha” al haber logrado “nueve matrículas nuevas” para este curso, aunque bien es cierto, afirma, que recibieron “muchas más consultas”.

“Estamos contentos porque varias familias se animaron, no solamente a causa del coronavirus, pero la cuestión es que no es fácil cambiar a los niños para un colegio nuevo cuando echan de menos a sus compañeros después de tantos meses”, puntualiza la directora.

Para llegar al colegio de Lanzós hay “transporte público garantizado desde el casco urbano de Vilalba y otras zonas del municipio”, desvela, y, además, el centro cuenta con comedor, por lo que “la conciliación está asegurada”.

Por este motivo, Irene Díaz pide a las familias que cambien su mentalidad “urbanita” y que, por lo menos, se acerquen al CEIP Monseivane para conocer sus instalaciones, con una importante “amplitud de espacios” y muchas “estancias vacías”.

De hecho, la clase más “numerosa” alberga doce niños y en los recreos hay “espacio suficiente” para la treintena de alumnos que son ahora, ya que el centro llegó a tener 300 matrículas hace unas décadas.

Con respecto a la “optimista e idealista idea” de hacer actividades y aulas en el exterior, la directora se expresa del mismo modo que su colega de O Courel.

“Tenemos un patio precioso y enorme pero todo depende del tiempo, así que aprovecharemos las buenas temperaturas al máximo”, anticipa Irene Díaz.

Son “ventajas” que pueden ayudar de manera provisional dada la situación actual, la de una realidad epidemiológica, pero que deben consolidarse y solidificarse, concluyen ambas, para preservar el futuro de la escuela rural.

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