Una pareja joven se muda a una pequeña aldea de Lugo y lo que deciden al llegar cambia sus vidas: "Tuvimos suerte"
Ambos relatan el modo en el que su vida ha dado un giro tras optar por una vida más calmada y una profesión muy particular
Ribadeo - Publicado el
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Silvia González y Santiago Cobo están en la treintena y viven en el campo, en Cubelas, una aldea de Ribadeo (Lugo). No siempre vivieron allí y tampoco lo planificaron. La vida les llevó por ese camino y ahora no lo cambian por nada.
Ella es de Abres (en el occidente asturiano) pero él proviene de Ronda (Málaga). Nos cuentan que se conocieron por Twitter, empezaron a verse, primero quedaban entre Granada y Alicante y llegó el momento de empezar una vida juntos. Decidieron venir al norte de España porque ella tenía su familia en la zona.
alquileres imposibles
Buscaron en Lugo capital, para que Santiago se preparara el máster de profesorado, pero los alquileres estaban por las nubes. Así que indagaron por la zona de Ribadeo y descubrieron que era un buen lugar para vivir y estaba bien comunicado. Explica Silvia que "tuvimos la suerte de encontrar un alquiler a muy buen precio y una casera que confió en nosotros al 100%".
Ahora están encantados viviendo en plena naturaleza. Ella ha retomado el oficio tradicional de sus padres y abuelos, la apicultura. Siempre echó un cable, le gustaba, y al final la vida la llevó a hacerse cargo de los colmenares familiares. Resulta que su madre es alérgica a la picadura de las abejas así que le trasladaron a ella el negocio.
disfruta como apicultora
No sabía que le gustaba tanto el oficio hasta que se puso manos a la obra. Reconoce que da mucho trabajo, es esclavo, hay que luchar contra la velutina y la varroa, las plagas que más atacan a los colmenares, pero es satisfactorio. Luego hace una miel deliciosa, Tuxosmiel, y ella misma se encarga de comercializarla y realizar envíos. Y con la cera que recicla de las colmenas, Silvia elabora velas con aroma a miel. Productos que vende por internet y también en las distintas ferias y mercados populares que se organizan en el entorno.
Tiene cerca de 1.800.000 abejas en las treinta colmenas que atiende, porque en cada colmenar hay miles de abejas, unas 60.000. Nos cuenta un detalle curioso, la miel que producen las colmenas merma en función de los hábitos de hibernación de las abejas. Porque si las temperaturas son más elevadas y no hibernan, o lo hacen menos tiempo, mientras están espabiladas se alimentan de la miel que fabrican, lo que resta producción.
EL FUTURO... EN EL CAMPO
Santiago es profesor particular, aún se piensa si opositar a no, señala que es soñador y piensa mucho en el futuro. Silvia es todo lo contrario, si piensa en el futuro se agobia, así que va paso a paso. Lo que tienen claro es que ahora son felices en su vida de campo. Ella con las colmenas y la miel y él se entretiene con trabajos de carpintería. También cultivan un huerto y les encanta. Santiago y Silvia no saben a ciencia cierta por dónde les llevará la vida en unos años pero creen que seguirán viviendo conectados con el campo, lugar donde se divierten y son felices.
Ellos consideran que es natural su sentimiento porque nacieron y se criaron en el campo. Los años que tuvieron que vivir en ciudad, por estudios o trabajo, no se encontraron tan a gusto como están ahora, inmersos en la naturaleza y la vida rural.