RIBADEO
Roberto Rodríguez rinde homenaje a la Virgen y a los grandes maestros en el pregón de A Ponte
Recorrido histórico-existencial por el Templo de las Virtudes de Arante
Ribadeo - Publicado el - Actualizado
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Arte, historia y memoria se unieron en el pregón de la Fiesta de Arante que dio el profesor Roberto Rodríguez en el Templo de las Virtudes de A Ponte el fin de semana de Pentecostés.
El profesor ofreció un pregón con dos partes, en una hizo un recorrido por la evolución histórica de la Iglesia a través de los siglos, desde Alfonso X el Sabio y sus Cántigas a Santa María hasta nuestros días.
En la otra parte hizo un recorrido íntimo, personal de cómo recuerda él la romería de A Ponte, desde que era pequeño, unido a lo que aprendió de grandes maestros ribadenses. "Personas que cambiaron el concepto de la pedagogía en la escuela y la enseñanza media: Gregorio Sanz, Juan Suárez Acevedo, Emilio Piñeiroa y Luz Pozo".
Una capilla de paso
Contó numerosos detalles y datos como que la capilla tenía mucho tránsito, allí se oficiaban muchas misas y era lugar de paso de todas aquellas personas que realizaban el Camino Real y el Camino Norte de Santiago.
También fue protagonista el santuario en la lucha de los vecinos de Trabada y Ribadeo contra los franceses en la Guerra de la Independencia.
Hubo un momento en la historia, en el año 1970, en que el párroco de la iglesia, Don José Ferreiro, descubrió sobre las paredes algo que parecía el ojo de un buey. A partir de ahí empezaron a acudir expertos a estudiar qué había allí. Eran los frescos, que estaban ocultos por una capa de cal.
Ya en la actualidad se restaura la iglesia, salen a la luz las pinturas de sus muros, se arregla el tejado y las goteras. El resultado es una joya artística a la vista de todos.
Entre ellos el famoso fresco del naufragio, realizado por un devoto de la virgen a la que agradece su intevención en el naufragio que sufrió.
Los grandes maestros de la historia local
En su recorrido íntimo y personal recordó el papel desarrollado por los grandes maestros ribadenses. Explica que ellos "unieron sus pequeñas historias personales a la historia grande de la humanidad".
Enseñaron a los niños a querer su tierra, sus costumbres, tradiciones, historia y transmitirla a las generaciones posteriores. Hicieron una docencia muy distinta a la que imperaba en su época. Los recuerda como un ejemplo a seguir.
Roberto Rodríguez quiso homenajear a aquellos que dedicaron su vida a los demás, como aquéllos buenos maestros.