Se muda de Ucrania a Galicia, comienza a diseñar joyas artesanales y así consigue que sus piezas se vendan al otro lado del mundo

Alisa llegó a Galicia hace seis años y se declara enamorada de esta comunidad. Utiliza tojos o conchas de mejillón para sus creaciones artesanas que envía a medio mundo

Vista del pueblo gallego de O Grove, en Pontevedra, Galicia
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COPE GALICIA

Alisa es una ucraniana que plasma su amor por Galicia en sus creaciones

Paula Pájaro Rives

Santiago - Publicado el

3 min lectura

Alisa Proskura lleva seis años en Galicia. Vino de Ucrania por amor y se enamoró de la comunidad. Su trabajo no tenía nada que ver con el mundo de la artesanía, pero aquí la tierra y la naturaleza la “atraparon”.

Alisa se creó una cuenta en Instagram que ya va por los 20.000 seguidores gracias a su trabajo: crea artesanía con inspiración gallega. Todo empezó un poco de casualidad, empezó a diseñar joyas por afición, como un pasatiempo personal y las compartió en sus redes sociales. Hasta que esa pasión se convirtió en un negocio. Sus seguidores empezaron a hacerle pedidos.

Alisa recuerda en una charla con nosotros un pedido especial de una mujer que quería regalarle a su abuela algo relacionado con el mundo del mar, ya que su familiar tenía bateas: "Para su aniversario quería unas joyas de conchas de mejillones y tuvo mucho éxito cuando lo compartí". 

Alisa es una ucraniana que vive en Galicia y usa plantas típicas de nuestros montes para crear joyas

Alisa es una ucraniana que vive en Galicia y usa plantas típicas de nuestros montes para crear joyas

Alisa nos explica que, en su trabajo, apuesta por la sostenibilidad: "Mi trabajo es de absoluto respeto por el medio ambiente, así que entiendo que, después de comernos los mejillones, podemos darles otra vida a esas conchas".

Y es verdad que sus creaciones llevan su tiempo, son procesos laboriosos que se pueden alargar hasta un mes: "Por el clima húmedo, las plantas tardan en secar y el proceso son varias etapas. Yo trabajo con resina y puedo repetir los procesos hasta cinco veces para eliminar las imperfecciones y cada joya va pulida y lijada a mano". Nos insiste en que ella hace todas las joyas a mano completamente: "100% y ahí se quedan para siempre, son joyas para toda la vida".

LLEVARSE TROCITOS DE GALICIA

Lo más especial de su trabajo es que mantienen el espíritu gallego: "Se puede llevar un trocito de Galicia para siempre y los gallegos son como los ucranianos, están por todas las partes del mundo, y es muy bonito para mí ver que yo puedo llevar este sentimiento de tener una parte de su patria siempre con ellos. Yo también estoy lejos y sufro por eso, por no estar en mi país".

Alisa tiene cola de pedidos porque es ella sola la que se encarga de todo: "Especialmente en fiestas como el Día de la Madre tengo muchas peticiones".

UNO DE SUS PEDIDOS MÁS ESPECIALES

Proskura nos explica cuál ha sido su pedido más especial, uno de los que tiene guardado en la memoria por su significado: se fue a Canadá.

"Era muy interesante. Una familia de un chico gallego y una chica ucraniana, así que puse una mezcla de flores gallegas y ucranianas. También había mezcla de colores azul y amarillo, entonces me recordó a mi país, pero también era para gallegos y en Canadá". Así que su creación cruzó el charco y a miles de kilómetros esta artista puede presumir de que sus joyas están por medio mundo.

El clima húmedo y la lluvia no impiden a esta ucraniana disfrutar de Galicia: "Disfruto mucho de Galicia. Escuchar el agua me da motivación para trabajar. Me gusta mucho descubrir, pasear por los ríos... me calma". Además, Alisa entiende que el agua le ayuda también en su trabajo, gracias a las precipitaciones la vegetación gallega es la que es.

TRES AÑOS DE LA INVASIÓN DE RUSIA

Desde este punto del mundo, Alisa insiste en que la situación de su país no ha mejorado: "Allá los precios han subido. Se acaban los ánimos… es terrible".

Esta treintañera ha estado en noviembre un par de semanas en su país de nacimiento y no ha sido una experiencia agradable: "Hay cortes de luz constantes, dos horas al día sin luz, sin gas, sin calefacción. Imposible trabajar".

Su abuela y su madre se vinieron a Galicia cuando estalló la guerra a gran escala, pero su abuela echaba de menos su casa y regresaron, aunque su salud es buena, su salud mental es otra cosa: "Están sometidas a situaciones de estrés todos los días, cuando las alarmas suenan la vida se para. Cada día suenan las alarmas y todo cierra".

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