ludopatía

Patricia, una adicta al juego que logró rehabilitarse: "Llegué a pensar que no había solución"

¿Se puede salir de la ludopatía? Patricia Fernández cuenta en un libro cómo se volvió adicta al juego: "Jugaba a todas horas, al levantarme, en descansos del trabajo, antes de acostarme…" Lo relata en su obra "Fuera de Juego", con la que quiere ayudar a otros enfermos.

Paula Pájaro Rives

Santiago - Publicado el

3 min lectura

      
      
             
      

Hay algo en los juegos de azar que atrae. Las lucecitas, colores, música y sonidos. Las recompensas, la idea de ganar, la idea de seguir ganando… 

Empiezas con pequeñas cantidades, como un juego inocente, una manera de pasar el tiempo. Pero la bola se va haciendo más grande a medida que consigues objetivos. 

Nos cuenta su historia Patricia Fernández, una viguesa de 38 años que padeció una adicción al juego. En su caso, cayó en un momento de su vida en el que estaba atravesando por una situación complicada: "Tenía una relación un poco tóxica. Él no trabajaba, entonces empecé a acumular préstamos por ir de vacaciones, pagar cosas de los dos… y un día me salió un anuncio en el móvil de 'juegue y gane'. Probé con un bono de 20 euros y gané. Entonces pensé que esto era muy fácil".

"llegué a pensar que no había solución"

Al principio empezó jugando una vez a la semana y cantidades pequeñas, pero cada vez se sintió más enganchada: "Quieres más, vas apostando más... El cerebro genera dopamina cuando estás jugando y quieres llegar siempre a esa sensación de subidón que te da cuando ganas. Supongo que como en cualquier adicción, aunque eso lo entendí después". En una de las jugadas, una tarde en el coche ganó un premio gordo, de 14.000 euros: "Pagué alguna cosa, pero la mayoría lo volví a jugar, porque tu pensamiento es, si gané 14.000, puedo ganar 28.000". Patricia llegó a acumular una deuda de casi 50.000 euros, entre préstamos y pérdidas.

Lo que empezó siendo algo excepcional, se convirtió en hábito. Patricia pasó de jugar de vez en cuando a apostar todos los días, le dedicaba muchas horas: "Era al levantarme, antes de acostarme, en descansos del trabajo, antes del trabajo... cualquier momento me valía. Eran muchas horas al día". Por esta adicción llegó a mentir a los suyos. Si bien, hay casos de adictos que llegan a robar, pero ella utilizaba créditos personales, así que logró esconder su problema a sus seres queridos. Si bien, ocultaba su problema: "Un día salí a las cinco de trabajar, pero estuve jugando en el coche como dos o tres horas. Llegué a las ocho y dije que estaba trabajando para tapar que estaba jugando". También mintió cuando se quedó sin dinero, para no contar que no podía ir de vacaciones por falta de recursos.

"fui consciente al ir a terapia y ver casos como el mío"

Patricia se vio enredada en la bola de nieve y, al tener ese agujero financiero, tocó fondo: "Llegué a pensar en el suicidio como única solución". Hasta que fue a terapia y escuchó más casos como el suyo: "Busqué ayuda. Mi límite fue el no tener dónde pedir más préstamos. En terapia me di cuenta de la enfermedad, del nombre de ludópata".

      
             
      

A Patricia le ayudó conocer casos concretos de otras personas. Es una manera de sentirse identificada. Esto le sirvió para seguir adelante, así es que se decidió a escribir un libro con su experiencia: "Fuera de juego".

En esa obra se abre en canal: "Cuando yo estuve en terapia, me ayudó mucho saber cómo lo habían superado otras personas. Y no encontraba nada, más allá de manuales de psicología. Creí que era conveniente contar mi experiencia para que cualquiera pueda ver que hay salida. Ayudar al enfermo y a los familiares a que lo entiendan".

¿se puede salir del juego?

Le preguntamos a Patricia si se considera rehabilitada. ¿Qué pasa si se siente tentada a jugar? Su respuesta es tajante: "Se puede salir de ahí. Es duro, pero se puede. Al final el juego, la adicción es una rutina y se trata de sustituirla por otro hábito sano: hacer deportes, salir con amigos...". Ella tiene una persona de referencia: "Si te vienen ganas de jugar, hablas con esa persona que te quita la idea de la cabeza". Es verdad que se necesita fuerza de voluntad y un entorno que apoye, que ayude en caso de sentir algún bajón.

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