Día grande de Nuestra Señora de Fátima en el santuario ourensano de O Couto
El Rosario de las Antorchas estuvo marcado por la COVID-19, en su adaptación a la normativa sanitaria y en sus plegarias
Madrid - Publicado el
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Un año más, la COVID-19 marcó la celebración del día grande de Fátima en el santuario de O Couto. Tras la misa de las 20:30, la jornada se cerró con el rezo del Rosario de las Antorchas. Había que respetar, y se respetaron, las normas sanitarias: no hubo procesión, apenas brillaron algunas velas, se guardó la distancia de seguridad en los bancos de la iglesia. Pero lo que no faltó fue la devoción infinita de los fieles que, aunque no abarrotaron el templo –el aforo permitido fue de 260 personas-, muchos tuvieron que quedarse fuera y siguieron los rezos desde el exterior.
En el altar, presidido por la imagen de la Virgen de Fátima, los sacerdotes Luis Rodríguez Álvarez, párroco de Mariñamansa, que ofició el Rosario, y Celso Rodríguez, copárroco de Fátima, que dirigió los cánticos de la celebración.
Y, entre las oraciones del Rosario, las palabras del oficiante que pidió protección a la Virgen para todos los afectados por la COVID-19: pidió consuelo para las familias de los enfermos y de las víctimas, y protección para el personal sanitario que lucha en primera fila contra la pandemia, así como para los investigadores, para que encuentren una solución definitiva contra el virus; pero también para a los líderes de las naciones, para que planifiquen soluciones sociales y económicas.
La celebración finalizó con el aplauso dedicado “a la que nunca falla”, y que dentro de un año se puedan de nuevo recorrer con ella, con la Virgen, las calles de la ciudad.