Obituario

La última voluntad de Manolón: ser enterrado al estilo de la Romería Vikinga de Catoira

Redacción COPE Pontevedra

Pontevedra - Publicado el - Actualizado

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Catoira despide en la tarde de este lunes a una imagen icónica del municipio: Manolón. Según ha recordado la directora de las representaciones teatrales de la Romería Vikinga, Fátima Rey, el propio Manolón pidió ser enterrado con su traje, espada, medallón y cuerno vikingo y familias y amigos acudirán también ataviados como si intentasen tomar las Torres de Oeste en su camino hacia Santiago de Compostela en la Edad Media.

Medio siglo de celebración: hoy de interés turístico internacional

Según recoge la web del Concello de Catoira, la tradición de esta fiesta profana se remonta a 1960, cuando se celebró por vez primera un acto rememorando los desembarcos en las tierras del Ulla. Fueron los miembros del Ateneo do Ullán —foro artístico y literario integrado por intelectuales de la zona— los precursores de un festejo que comenzó siendo una reunión de amigos con inquietudes culturales comunes. A partir de 1965, los trabajadores de una empresa local tomaron su lugar, y durante casi 25 años asumieron la organización y patrocinio de una romaría que, con el paso del tiempo, se iba consolidando y adquiriendo cada vez más fama. En el año 1989, dadas las dimensiones que iba adquiriendo la Romaría y la creciente inversión necesaria para dar respuesta a las expectativas que despertaba, fue el gobierno local lo que asumió la organización del evento. Este nuevo período estuvo marcado por la introducción de novedades que enriquecieron la fiesta y por su proyección a nivel autonómico, nacional e internacional. Un buen ejemplo de esto es la hermandad que se establece con Frederikssund, la villa de mayor tradición vikinga en Dinamarca.

Las embarcaciones vikingas que se utilizan en el desembarco —el drakkar «Torres de Oeste» y el «Frederikssund»— son el resultado de los contactos establecidos con los países nórdicos. El primero fue construido en 1993 después de que un grupo de expertos artesanos catoirenses viajasen a Dinamarca para estudiar los métodos vikingos de construcción de barcos de ribera y se decidiera hacer una copia del Skuldelev 5, encontrado en el fiorde de Roskilde (Dinamarca). El drakkar « Frederikssund » es una adaptación del Gokstad, un barco vikingo encontrado en Noruega, y que combina también diseños decorativos inspirados en la hermosa nave Oseberg.

Otro de los cambios que sufrió la Romaría Vikinga con el paso del tiempo fue la ampliación de su duración. Un fugaz domingo de agosto se quedaba corto para un evento de tal magnitud. Así, el programa de la Romaría, al hacerse cargo el Concello, se fue enriqueciendo con la Semana de Teatro Romaría Vikinga y otras actividades que tratan de potenciar al mismo tiempo el espíritu cultural y literario de sus fundadores. Estos esfuerzos se vieron recompensados en 1988, cuando se declara Fiesta de Interés Turístico Nacional, y posteriormente, en 2002, cuando se obtuvo la distinción de Fiesta de Interés Turístico Internacional.

La Romaría Vikinga se celebra en las Torres de Oeste, situadas en la orilla del río Ulla, el primer domingo de agosto, salvo parón por la pandemia. Los vikingos en los siglos IX y X llegaron a Galicia con intención de saquear nuestras tierras se encontraron con la resistencia de las tropas del Castellum Honesti, que impidieron durante esa época el ascenso por el río de los ejércitos normandos y de los piratas sarracenos, hasta el punto de ser considerada esta fortaleza la «Llave y sello de Galicia». Pasaron más de mil años, y los papeles cambiaron. Ahora los catoirenses y millares de personas llegadas de todos los rincones, se acopian en torno a las Torres para darles la bienvenida a los bárbaros. La violencia, el terror y el odio se transformaron en una divertida fiesta de convivencia en la que los temibles guerreros nórdicos invaden pacíficamente el castillo, y, esta vez, la sed no es de sangre sino de vino tinto del Ulla. La música folclórica y la gastronomía son elementos fundamentales en esta Romaría. En un mercado ambientado en la época medieval se ofrecen a los visitantes los más variados productos: los mejillones y el pulpo, por supuesto, imprescindibles.