El Atlético Baleares se va a 2ªRFEF a falta de cinco jornadas
Es un descenso anunciado desde hace meses. El técnico Jaume Mut, llegado hace poco más de un mes, pide disculpas a la afición y se muestra convencido de volver
Mallorca - Publicado el - Actualizado
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El Atlético Baleares jugará en Segunda RFEF la próxima temporada tras consumar su descenso con al derrota en Ceuta por 2-1. Era cuestión de días, de una jornada u otra, pero el descenso se daba por descontado.
El equipo balearico no daba señales para la esperanza por su nula capacidad para ganar partidos, ha sido un equipo perdedor toda la temporada y no había prácticamente nada a lo que agarrarse ante la ineficacia ante el gol. En los seis partidos que lleva Jaume Mut al frente del equipo ha habido mejoría ofensiva en algunos momentos pero sin eficacia, por ahora con el técnico mallorquín ninguna victoria, dos empates y cuatro derrotas, sólo tres goles marcados.
Es decir, el equipo ha seguido la línea de toda la temporada, lleva 17 goles marcados y 52 encajados en 33 partidos, datos inasumbles para cualquier categoría pero en una Primera RFEF tan competitiva y que no perdona, significa herida de muerte. Es el equipo que menos marca y el que más encaja empatado con el colista Rereativo Granada. Sólo cinco victorias.
En definitiva, más allá de lo que digan los números, es la continuidad de lo que ya fue una temporada aciaga y sufrida la campaña pasada, cuando los balearicos se salvaron con Antonio García Escudero "Tato" en el banquillo, en la última jornada en Las Gaunas. Esta vez no ha habido ocasión ni de llegar con vida a la última jornada y descienden con antelación. Han cambiado muchos jugadores de la pasada temporada, se redujo el presupuesto deportivo, cambiaron de entrenador nada más empezar porque en la parcela deportiva ya ni confiaban en él y sólo el empecinamiento del propietario Ingo Voclkmann, hizo que continuara tras la salvación.
De aquellos polvos estos lodos, los peores años de la era Volckmann coinciden con la incorporación de Jordi Roger, ya destituido, a la secretaría técnica. Tras llegar como entrenador al club, fue reubicado por el presidente en la parcela deportiva para nombrar a su segundo Xavi Calm como técnico, quien por cierto hizo un buen trabajo, con Calm con él se vivían las mágicas noches de Copa eliminando a dos primeras. Pero de nuevo faltó confianza en el banquillo y Calm no tuvo continuidad.
Desde entonces el club ha ido cuesta abajo. Hace dos temporadas se calificaba de "fracaso" por parte de los sectores más críticos no clasificarse para playoff. Cómo calificar entonces las dos últimas temporadas. Todo ello después de una inversión brutal de su propietario, el empresario alemán residente en la isla Ingo Volckmann, quien ha invertido ingentes cantidades de dinero cada temporada (sobre 25 millones de euros en una década según ah reconocido) en la confección de la plantilla y en la recuperación del Estadio Balear.
Viviendo por encima de las posibilidades.-
El ser un "nuevo rico" en la última década, primero con la inversión de Tolo Cursach, y desde 2014 con la de Ingo Volckmann, ha hecho que los balearicos pudieran codearse con los equipos punteros de la categoría, primero de la Segunda B, y después la Primera RFEF. Han estado muy cerca del ascenso a Segunda en varias ocasiones. Con Volckmann, el Atlético Baleares ha conquistado dos campeonatos de Segunda B y ganaba también la Copa Federación, ha sido uno de los clubes más apetitosos para los jugadores por las fichas que se han pagado y además por la solvencia y seriedad del club.
Volckmann ha cumplido todos sus compromisos rigurosamente y no ha dejado a nadie nada a deber, era un club que entre los jugadores era casi un chollo en una Segunda B tan acostumbrada a las deudas, en la que no había control económico y se gastaban lo que quisieran sus directivos y municipios,muchas veces más de lo que podían.
Pero la inversión en el Estadio Balear para reformar completamente una instalación cerrada y en estado de ruina, también supuso un lastre para el propietario, si bien mantuvo una inversión alta en lo deportivo. El problema del Atlético Baleares no ha sido el económico, sino el deportivo en las últimas temporadas.
No es que Volckmann haya gastado menos, es que le han hecho dilapidar dinero desde el área deportiva de la entidad. Por alguna razón, Volckmann confió la suerte de su proyecto y por tanto de su dinero, a un Roger que no había acreditado en el campo los motivos de dicha confianza. Hoy Roger está fuera ya y el director deportivo, Patrick Messow, convertido en director general como hombre de confianza de la propiedad, pero con un nuevo secretario técnico, Marc Juliá, que lleva tiempo planificando para la Segunda RFEF.
El técnico Jaume Mut tiene compromiso con el club pero la falta de resultados podría hacer pensar que está en duda aunque en el club se muestran convencidos de que será un buen técnico para el proyecto de la próxima temporada. El técnico lamentaba el descenso en Ceuta: "Es un día triste para todos los balearicos, sabemos que hay mucha gente con nosotros y no será un día fácil para ellos. Pedir disculpas por lo que nos toca y decirles que el año que viene volveremos a llevarles donde se merecen".
La alta exigencia marcada por Ingo Volckmann desde su llegada y su fuerte inversión ha provocado también un ambiente viciado en el que todo lo que no fuera ascender parecía una decepción, cuando el Atlético Baleares no ha estado en Segunda División desde hace 60 años y su lugar natural ha estado entre la Segunda B y la Tercera División. De hecho, su boom social a comienzos de 2010 con la inversión de Cursach y la presidencia de Fernando Crespí, fue espectacular precisamente ante esa expectativa deportiva. Fue un club revitalizado.
Volckmann continuó esa idea congiendo el club sin embargo en situación crítica, sin estadio, jugando de prestado en Magaluf, con el club en concurso, sin apenas ingresos. No había prácticamente nada. Con el alemán volvió la ilusión y estuvo muy cerca del ascenso a Segunda División en aquellas fases de ascenso jugadas en un minúsculo Son Malferit a reventar. Ante el Racing se quedó a 20 minutos del ascenso al fútbol profesional.
La cuestión ahora es saber si el propietario Ingo Volckmann continúa con ilusión por encabezar el club y rehacer el proyecto, o considera que su ciclo está agotado y vende las acciones. Tentativas han llegado, pero nunca con una oferta solvente sobre la mesa. El Atlético Baleares necesita revitalizarse socialmente porque las gradas se han ido despoblando tras dos temporadas aciagas, en las que los aficionados no han disfrutado del fútbol, todo ha sido "passar pena" con un equipo que no era ganador. Ni era ganador por capacidad técnica como antaño ni lo era tampoco por garra. Toca reinventarse. Y para eso hace falta cabeza en el club.