El emocionante homenaje a Rudy Fernández: "Ha sido increíble"

La afición madridista le tributa una cálida despedida en el que puede haber sido su último partido en casa con el Real Madrid

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Rudy Fernández: "Mi padre hizo amar el baloncesto como lo amo"

Jordi Jiménez

Mallorca - Publicado el - Actualizado

5 min lectura

Si alguien pregunta qué significa sentir pasión por su deporte, lo tiene muy fácil. Encontrará múltiples ejemplos en el deporte español, sólo tiene que observar a jugadores como Rodolfo Fernández Farrés, quien en la noche de este lunes 10 de Junio vivía uno de los momentos más emotivos de su carrera.

En el deporte no sólo hay que aprender cada día, no sólo es preciso levantarse después de cada caída, no sólo hay que disfrutar de lo que se hace o mantener el hambre intacta. También llegado el momento hay que saber marcharse. Rudy Fernández ha alargado su carrera todo lo que ha podido en función de lo que podía dar de sí su cuerpo y su mente, para sentirse lo suficientemente jugador como para no arrastrarse en una pista, y ha dicho que ya es el momento a sus 39 años.

Por ello el mallorquín está compitiendo hasta el último día honrando al baloncesto, haciendo lo mejor que pueda lo que sabe, que es mucho. Y vaya si lo hace. En el segundo partido de la final de la ACB que está enfrentando al Real Madrid y al sorprendente UCAM Murcia, Rodolfo Fernández parecía bendecido, anotaba todo lo que tiraba, con cuatro triples limpios en cuatro intentos, veía el aro como una piscina. A lo que había que añadir otra canasta de dos en un intento dejando su carta sin fallo, además de seis rebotes.

Rudy dejaba el partido como máximo anotador, ya se empezaba a caldear el Palacio de los Deportes (Wizink Center) en cada triple del mallorquín, pero con el partido encarrilado a falta de un par de minutos, el entrenador Chus Mateo hacía lo que se esperaba: mandaba al banco a Rudy para que todo el pabellón le aplaudiera. En este momento empezaba a corear su nombre. Y ahí empezó un festival que duró más de un cuarto de hora, con la gente coreando al mallorquín. Rudy abandonaba la pista entero y se sentaba ante el saludo cariñoso de todos sus compañeros. El rostro de Rodolfo se iba descomponiendo a medida que pasaban los minutos y no cesaban los cánticos.

Al terminar el encuentro (2-0 para el Real Madrid en la final), Sergi Llull, el otro alma balear de este equipo dinástico blanco, sacaba a su amigo hacia el centro de la pista y pedía al pabellón que redoblara la apuesta en su homenaje. Imposible contener la emoción, los dos hijos de Rudy iban hacia él. "A papá le quiere mucha gente" debieron pensar los pequeños. Y así es, porque Rudy Fernández, salido de la cuna del Sant Josep de Mallorca, criado en el vivero del baloncesto de Badalona, el Joventut, ha sido el corazón del Real Madrid durante muchos años, desde que volviera de la NBA.

El primer mallorquín en jugar en la liga profesional estadounidense, el primer europeo en participar en el concurso de mates, cumplió un sueño al jugar en una liga en la que todos los jóvenes se imaginaban. Fue, probó, tuvo sus grandes días y también muchos días de ser un jugador de rotación y no alguien en quien el entrenador de turno depositara el peso anotador. Y cuando le cambiaron Portland por Denver decidió que ya estaba bien, que quería volver a casa.

Y desde su regreso a España, Rudy ha pasado por diferentes roles. Ha sido un gran anotador, ha sido un gran defensor, ha sido un jugador de fuerte carácter que se las ha tenido tiesas con árbitros y rivales, ha sido un gran competidor. El jugador que todo club grande necesita. Y lo que es mejor, según avanzaban los años y su condición atlética decrecía, según llegaban otros jugadores definitivos a un equipo obligado a ganar siempre y que no espera a nadie como el Real Madrid, él iba ajustando su papel en el equipo a lo que hiciera falta. Que ahora anota este, pues yo la paso. Que ahora tenemos gran poder ofensivo, pues yo soy el que pone la garra defensiva. Que falta alguien que dé cuatro voces, pues me van a oír. Cada día un jugador más inteligente que entendía el juego.

Y así es como también fue resposicionando su rol en la selección española de baloncesto hasta conseguir su oro más inesperado, el Eurobasket 2022, con la muerte de su padre aún muy reciente, con Rudy como capitán y líder. Su undécima medalla con España. Así es como se retiran los ídolos, los referentes, con el cariño de la gente, es el cariño de verdad, en un partido real. La distancia más corta entre un jugador y la afición es el juego. Con la pasión por competir, como hiciera Kobe Bryant en su último año como jugador.

La final de la ACB no ha finalizado. Una sorpresa de UCAM Murcia con dos victorias devolvería la final a Madrid, algo que el mallorquín espera que no sea así. Quiere sentenciar la liga por la vía rápida, así tendrá unos días de descanso que son oro para poder afrontar el reto del preolímpico. Porque esa es otra, hay que ganarse la clasificación para los Juegos Olímpicos de París, algo a lo que no está acostumbrada esta selección laureada. El último baile de Rodolfo Fernández Farrés está cerca, pero aún no ha llegado.

Así le llevaba Sergi Llull al centro de la pista ante la afición.

Rudy tras el partido se mostraba agradecido:

"Ha sido increíble, no me lo esperaba ni mucho menos. Un momento que llevo para toda la vida, encima vivirlo con mi familia, con mis hijos. Esto no ha acabado aquí. Sabemos de la dificultad que tendremos en Murcia, respetamos mucho al rival, esperamos poder acabarlo allí. Han sido difícil porque son muchas emociones en el día de hoy, son muchos años vestido con esta camiseta y este escudo. Ha sido la mejor decisión a nivel deportivo venir a este club, el trabajo que he hecho durante estos años se ha visto reflejado en este día. El estar el pabellón muchos años coreando mi nombre, para mí quiere decir que han valorado el trabajo que he hecho. Siempre he intentando poner el escudo por delante, el club por delante de todo. Me siento un privilegiado al compartir equipo con estos compañeros. Me acuerdo de mi familia y por supuesto de mi padre que fue quien me hizo amar este deporte como lo amo. Me voy amándolo. Me quedan partidos por disfrutar con mis compañeros y con eso me quedo".

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