El fallecimiento de Janis Timma provoca consternación en el baloncesto y recuerda la importancia de la salud mental

Infinidad de jugadores y ex jugadores se muestran dolidos y envían mensajes de condolencia, además de incidir en la necesidad de atender la salud mental

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Timma durante su etapa en Obroadoiro

Jordi Jiménez

Mallorca - Publicado el - Actualizado

4 min lectura

      
      
             
      

Un golpe ha sacudido el mundo del baloncesto desde que en la mañana de este martes 17 de Diciembre se ha conocido el fallecimiento del jugador letón Janis Timma. Conocido en España por haber jugado con el Baskonia y Obradoiro, este escolta y fino tirador pasó también por la NBA y equipos en Europa como Zenit de San Petersburgo, Olympiacos, Khimki, Unics Kazan, Darussafaka... su último equipo fue Obradoiro este mismo año. 

Aunque los motivos de su muerte aún continúan bajo investigación, los indicios apuntaban a que el jugador de 32 años podría haberse quitado la vida. Desde que se conocía su muerte las reacciones de consternación no se han hecho esperar, especialmente significativas entre jugadores y técnicos. Los compañeros de profesión se ven directamente interpelados por la noticia podrían haber sido ellos, todos se ponen en su piel.

Creen que cualquiera podría entrar en un túnel oscuro por las circunstancias personales que sea, pese a estar rodeados de comodidades y recompensa externa. Lo saben, han visto las orejas al lobo, quien más y quien menos. 

En este caso es un deportista pero es algo que puede afectar a cualquier persona. Hablamos de un deportista profesional porque la noticia tiene más alcance al ser alguien conocido, pero es un drama silencioso que ocurre cada día. De hecho, que haya sido un deportista profesional recupera la gravedad de este asunto, hace que se vuelva a hablar de ello. Y esto es importante. Porque es la nueva "pandemia silenciosa", no está en las noticias diarias como cuando hace cuatro años nos contaban tantos fallecidos, tantos hospitalizados, aterrando a la población. 

Al contrario, en este caso muchas veces nos dicen mejor no hablar, mejor no decirlo, que no haya efecto imitación. Y así se esconde bajo la alfombra, cuando es una de las principales causas de mortalidad en España, afectando especialmente a varones. Atender la salud mental no significa hacer a las personas más débiles, más bien al contrario. Podría parecerlo en la época del victimismo, el narcisismo y la queja, quien no se queja parece que no es nadie. Quien no es víctima de algo parece que no existe. Pero no se debe confundir la queja y el victimismo con atender a los demás, aunque sea para quitar importancia a algo, aunque sea para escuchar, aunque sea para aconsejar. 

 Y no se trata tanto de profesionales como de compartir. Miren, antiguamente no había tantos psicólogos o psiquiatras, de hecho era algo casi desconocido, y los problemas estaban ahí como hoy, porque el ser humano tiene siempre las mismas circunstancias y necesidades, cambiará el decorado y la tecnología, pero lo demás es exactamente igual. No había tantos profesionales pero se compartía más. La sociedad individualista a la que nos han invitado amablemente, encerrados en la tecnología, esa sociedad individualista, la presión exterior de llegar a y la presión interior de cada uno son una bomba de relojería.  Por eso nos hablan tanto de profesionales de la salud mental, que son muy importantes, pero ayudarnos entre nosotros, lo que nos hace una sociedad más humana es la capacidad para compartir y ayudarnos, no otras cosas.

      
             
      

Volviendo a Timma, las circunstancias que pudieron motivarle si es que finalmente ha sido un suicidio, pertenecerán a esa vasta inmensidad llena de secretos, recovecos que es la mente humana. 

Esa parte indivisible de nosotros mismos que nos da vida en este mundo terrenal es la misma que nos puede llevar al abismo. Por ello es importante que la mente, que nos capacita, nos permite relacionarnos con los demás, nos da una identidad, nos permite ser quienes somos aquí, esté bien atendida pero sobre todo trabaje para nosotros. 

En el momento en el que somos nosotros quienes vamos detrás de ella, las cosas pueden empezar a torcerse. Por ello salen hoy jugadores o entrenadores como Álex Mumbrú, ex internacional español hoy seleccionador alemán, han escrito que por favor se atienda la salud mental de los profesionales, que no se deje pasar.

      
             
      

 Timma tenía sólo 32 años, cuánta vida por delante como la de tantos que se quedan por el camino. Le recuerdo en un partido de pretemporada en Son Moix, no recuerdo si con el Zenit de San Petersburgo. Un tirador excelso. 

El deporte es algo fantástico y el deporte profesional puede ser una pasión y un camino que marque toda una vida tanto en lo económico como en el desarrollo de una personalidad, pero también ofrece mucha recompensa exterior, si no se busca la interior en cada entrenamiento, en cada partido, en cada semana, lo demás dará igual.