"Mi hija se ha ido", dijo la madre de Carolina al primer policía nacional que le atendió en la habitación
El primer policía nacional que atendió a la presunta asesina de su hija de 5 años, tras evitar que se arrojase por la ventana en un hotel de Logroño, ha declarado en el juicio
Logroño - Publicado el - Actualizado
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El primer policía nacional que atendió a la presunta asesina de su hija de 5 años, tras evitar que se arrojase por la ventana en un hotel de Logroño, ha declarado este viernes en el juicio que ella le contó que la niña, Carolina, se había "ido" de la habitación, donde la encontraron acostada en la cama ya fallecida.
La Audiencia Provincial de Logroño ha celebrado la quinta sesión del juicio que se desarrolla con un tribunal popular, que en esta jornada ha contado con las declaraciones de los agentes de la Policía Nacional que acudieron al hotel cuando recibieron el aviso de que una mujer se pretendía suicidar, el lunes 27 enero de 2020 por la mañana.
El fiscal, la acusación particular ejercida por el padre de la menor y la acusación popular de la asociación Clara Campoamor piden prisión permanente revisable a la madre como presunta autora de un delito de asesinato; mientras que la defensa sostiene que la autora de la muerte de la niña fue la abuela materna, antes de suicidarse en el río Ebro.
El primer agente de la Policía Nacional que ha declarado ha explicado que intentaron tranquilizar a la acusada, quien se encontraba asomada a un patio interior del hotel, hasta que consiguieron que les abriera la puerta de su habitación, que había cerrado por dentro.
Cuando ella les abrió, lo primero que hicieron fue evitar que se hiciera daño y, entonces, ella señaló al fondo de la habitación y les dijo: "mi hija se ha ido" y se dieron cuenta de que había un bulto debajo de las sábanas de una de las tres camas.
Mientras dos compañeros se ocuparon de realizar la reanimación cardiopulmonar a la niña, quien estaba "aparentemente fallecida", este agente ha relatado que él se llevó a la madre a otra habitación, donde ella hablaba espontáneamente y también se mantenía en otros momentos en silencio.
Aunque ella manifestó al agente que se encontraba "muy tranquila", él ha referido que "no mostraba síntomas de que se encontrase perfectamente", ya que pronunciaba "frases sueltas, sin un hilo argumental"; y él percibió "demasiados indicios que apuntaban que aquello no había sido accidental".
Ha agregado que la acusada cayó en varias contradicciones y, cuando le preguntaron por el padre de la niña, ella dijo que no tenían contacto desde hacía cinco años, pero también le dijo al policía que Carolina no quería volver con su padre y que su hija lo había pasado muy mal durante su vida por una enfermedad autoinmune.
Como los agentes necesitaban saber si había pasado mucho tiempo la niña en este estado, le preguntaron a su madre por la pequeña y ella indicó que el domingo por la noche la notó "las manitas moradas", pero no le dio importancia y pensó que era frío; y sobre las 7:00 horas del lunes comprobó que la niña "no respiraba".
El policía le preguntó entonces que si la niña estaba enferma, cómo no había avisado entonces a las emergencias, pero ella no le respondió y, "como si hablase con la niña, decía: 'no te preocupes'", ha explicado el agente. La mujer también le mostró sangre seca de unas heridas en sus muñecas y manifestó que tenía más lesiones en el cuello y piernas que se había hecho con una cuchilla de afeitar que tenía guardada en el bolso en su habitación, pero que los policías no encontraron.
Además, contó a este agente que ambas se habían alojado en el hotel con la abuela materna desde el sábado, pero esta se fue el domingo a casa de una hermana suya; y dijo que no llevó su teléfono móvil porque no tenía batería y no lo iba a necesitar en todo el fin de semana.
El agente que entró en la habitación a cerrar la ventana comprobó que había unas zapatillas pequeñas en el suelo y observó un bulto tapado con la colcha en una de las tres camas. Entonces, según ha declarado en el juicio, levantó las sábanas y vio a la niña tapada y abrigada, con restos de sangre seca, el chupete puesto y la almohada sobre la frente.
La pequeña, vestida con la parte de abajo del pijama y la cazadora, no tenía pulso y estaba fría, según ha precisado, pero, junto a otros dos compañeros, iniciaron la reanimación cardiopulmonar hasta que llegaran los servicios sanitarios.
Este agente apreció que la acusada estaba "alterada" cuando les abrió la puerta, pero ha dicho que no se fijo mucho en ella porque su tarea inicial era evitar que se arrojase por la ventana. Otros dos policías que han declarado han indicado que había sangre en el suelo y en las toallas del baño, pero uno ha dicho que la acusada "no chorreaba", a pesar de que esta declaró el primer día del juicio que se despertó cubierta de sangre en la bañera llena de agua y entonces descubrió el cuerpo sin vida de su hija en la cama.