Los "picaos" de San Vicente de la Sonsierra reviven la ancestral disciplina como penitencia en Semana Santa

San Vicente de la Sonsierra vuelve a revivir una de las tradiciones más ancestrales que perviven en la Semana Santa española. Un rito que data del siglo XVI

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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La localidad riojana de San Vicente de Sonsierra volverá a revivir en la procesión de Jueves Santo una de las tradiciones más ancestrales que perviven en la Semana Santa española, la "disciplina" como penitencia, que se mantiene en este municipio al menos desde mediados del siglo XVI.

En 1551 se aprobaron los estatutos de la Cofradía de la Vera Cruz de San Vicente de la Sonsierra, aunque muchos investigadores creen que este rito tuvo un inicio muy anterior y que su origen se remonta a la alta edad media.

En cualquier caso, esta cofradía se ha encargado, generación tras generación, de mantener en San Vicente este rito en el que de forma anónima varios "disciplinantes" recorren descalzos alrededor de un kilómetro, aunque el Vía Crucis del Viernes Santo esta distancia se triplica.

Cubiertos en todo momento con una capucha y un hábito blanco con una abertura en la espalda, en la que se golpean durante el recorrido con una madeja de algodón que pesa casi un kilogramo; en unos veinte minutos se calcula que cada uno de los "picaos" se asesta entre ochocientos y mil latigazos.

Tras la "disciplina" el "práctico" que acompaña a cada disciplinante, le golpea levemente tres veces cada lado la zona lumbar de su espalda, lo que le permite que brote un poco de sangre y evitar molestias posteriores.

Los cristales que contiene la "esponja" y que el práctico utiliza para el "picado" permiten que cada disciplinante reciba 12 pinchazos, que simbolizan a los 12 apóstoles, tras lo que recibe un lavado higiénico y sanitario con agua de romero para que no haya efectos sobre la punción y los hematomas producidos.

San Vicente de la Sonsierra tiene unos mil habitantes, que se multiplican por cuatro para ver las procesiones de los "picaos", salvo cuando este rito se celebra en el interior de la iglesia, en la Hora Santa de Jueves Santo.

Ese es el momento más "íntimo" de esta tradición ancestral, "que pervive en el tiempo por encima de todo"