50 años de tradición en Tricio interrumpidos por una denuncia: Adiós a la carrera de burros

El día de San Bartolomé es uno de los momentos más esperados por muchos municipios de la Rioja Alta, pueblos como Tricio, ahí muy cerquita de Nájera, dan pistoletazo a sus fiestas. Este fin de semana uno de los momentos más esperados de la comarca era la carrera de burros de Tricio. Llevaban 50 ediciones seguidas celebrándola, pero la nueva ley de protección animal y una denuncia de PACMA han obligado al Ayuntamiento ha cancelarlas tras 50 años de tradición. El pueblo, indignado, se ha llevado las manos a la cabeza. Delia Ibañez, es vecina de Tricio y asegura que no es capaz de entender las razones que les han llevado a cancelar la carrera. "Ha sentado bastante mal, estamos sacando ya las cosas de quicio" aseguraba Delia. "El burro ha sido siempre un animal de carga y por subir a una persona y darle un poquito para que corra pienso que no es mañtrato"

En estas carreras los que más disfrutan son los más pequeños. De hecho, son los jovenes los que suelen organizarla y lo que más se ve, corriendo junto a los burros y entre los jinetes. Son los niños del pueblo los que más han echado de menos esta carrera. "El 100% de los que los montan son chavalitos muy jóvenes que pesan poco"

Los burros no son los únicos afectados

La carrera de burros no es el único cambio a causa de esta mirada con lupa del uso de animales en la fiesta de Tricio. También se celebra la carrera de caracoles. Este año es la edición numero 36 pero se celebra con una condición: la cajita de cartón que debían arrastrar los caracoles ha tenido que ser suprimida. Otro varapalo para el pueblo y sobre todo, los niños, que son también los protagonistas principales de esta carrera. "Es una fiesta que además es para los niños porque son ellos los que llevan a los caraoles, los alimentan... y eso les hace ilusión" "Las fiestas son para disfrutarlas, no para enfadarse" aseguraba Delia.

Con el fin de la carrera de burros, se perderán también las conexiones de amistad que se habían forjado entre pueblos. Durante años, el municipio burgalés de Neila enviaba a sus jinetes más destacados a Tricio, no solo para competir, sino también para compartir las festividades y estrechar lazos con la comunidad local.