La cultura financiera es la gran asignatura pendiente en España
Una encuesta revela que la falta de conocimiento sobre los impuestos de la mayoría de los ciudadanos les impide saber que pagan más que las grandes fortunas
Logroño - Publicado el - Actualizado
4 min lectura
La falta de cultura financiera sigue siendo una característica propia de los ciudadanos de muchos países, y algunos estudios lo ponen en evidencia. En el caso de España, un informe reciente ha demostrado que los ciudadanos tienen percepciones equivocadas del nivel de impuestos que pagan. El estudio, que ha consistido en una encuesta a 6.000 personas, pone de manifiesto que la mayoría de personas subestiman su carga fiscal y que, cuando se les facilita información, acaban cambiando de opinión sobre la desigualdad y se oponen más a la evasión fiscal.
Elisabet Ruiz, profesora de los Estudios de Economía y Empresa de la Univeritat Oberta de Catalunya (UOC), explica que la OCDE lleva tiempo pidiendo a los gobiernos que hagan políticas para mejorar la educación financiera de la ciudadanía. Sin embargo, esta sigue siendo una asignatura pendiente, entre otros motivos porque podría provocar que la gente ahorrara, y los gobiernos no quieren promoverlo. El estímulo del consumo hace subir el PIB de los países, un indicador que luego los gobiernos pueden utilizar para sacar pecho si las cosas van bien. Según Ruiz, esta dinámica debería cambiar: «La educación financiera debería empezar desde pequeños en las escuelas y en casa, al igual que nos enseñan a reciclar para combatir el cambio climático».
El desinterés por educar en este ámbito hace que la ciudadanía desconoce, incluso, que empieza a pagar impuestos cuando se levanta y enciende una lámpara. «Hay muchos impuestos indirectos que se pagan mediante la electricidad, el gas, el agua o la gasolina, pero la gente no lo sabe porque no se explica claramente en ninguna parte y tampoco hay ningún interés por contarlo», lamenta la profesora de la UOC. ¿Cuándo se empezará a educar financieramente? «Cuando todo el mundo sea muy pobre y ya no puedan recaudarse impuestos será el momento, y ya llegaremos tarde», avisa Ruiz.
De la nómina a la declaración de la renta
Como casos prácticos, la profesora cita el cobro de nóminas, cuya cuantía se negocia con el salario bruto anual. Los trabajadores no tienen en cuenta la parte impositiva porque, «al final, a la gente lo que le importa es qué va a cobrar a fin de mes». Otro caso es cuando se pide un préstamo al banco y los intereses que habrá que pagar. Toda esta información no es clara, no está en un lenguaje simple que la haga compresible y, como «no hay educación financiera, no se entiende».
Según la profesora, un hecho importante es la «toma de conciencia» sobre los impuestos que se pagan, y propone, por ejemplo, una planificación financiera al comienzo del año para tener una previsión sobre los momentos del año en los que los impuestos u otros gastos que no tienen una frecuencia mensual. La planificación es especialmente valiosa cuando llega el momento de hacer la declaración de la renta, un sistema que Ruiz considera que no está equilibrado. ¿Por qué razón? «Porque los propios reguladores establecen sistemas para favorecer a las grandes fortunas», apunta la profesora.
Ingeniería legal para favorecer a las grandes fortunas
Este es un aspecto sobre fiscalidad desconocido por la mayoría de ciudadanos, cuya complejidad, además, dificulta que haya transparencia sobre esta cuestión. «Ya hay organismos montados para que la gente con grandes fortunas pague menos en proporción, mediante sociedades y sicavs, formas jurídicas que permiten un ahorro fiscal interesante», explica Ruiz. Se trataría de toda una ingeniería legal que lo hace posible, construida por los mismos reguladores, inaccesible para la gran mayoría de la ciudadanía, a la que no le sale a cuenta montar formas jurídicas que le permitan el ahorro fiscal. Es por ello que Ruiz opina que el IRPF «no está equilibrado, porque acabas pagando mucho por ingresos muy pequeños, pero quien tiene grandes fortunas, en proporción, no está pagando como los demás».
El citado estudio, pone de manifiesto el grado de desconocimiento sobre aspectos financieros de la ciudadanía, muestra que los ciudadanos, al obtener más información, acaban siendo conscientes del desequilibrio que señala Elisabet Ruiz. En general, la gente es partidaria de políticas redistributivas y, por ello, los encuestados consideran que la desigualdad es problemática, piensan que los pobres deberían pagar menos impuestos, y elegirían un sistema fiscal progresivo por encima de cualquier otra alternativa. De hecho, el estudio demuestra que las personas que tienen información sobre este aspecto aplicarían a los ricos un tipo impositivo superior al que les aplicarían las personas que no tienen conocimientos al respecto.