Francisco Javier Almeida ha salido de la prisión de Logroño con destino a la cárcel de Segovia
El traslado ha comenzado una vez que Instituciones Penitenciarias ha comunicado el cambio a la juez que instruye la causa, Juzgado de Instrucción número 2 de Logroño
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Francisco Javier Almeida ha salido de la prisión de Logroño con destino a la cárcel de Segovia. El traslado ha comenzado una vez que Instituciones Penitenciarias ha comunicado el cambio a la juez que instruye la causa, Juzgado de Instrucción número 2 de Logroño.
Francisco Javier Almeida, el presunto homicida de un niño de 9 años de edad en la localidad riojana de Lardero, el pasado jueves 28 de octubre, ingresará en el centro penitenciario de Segovia, según confirmaba la Subdelegación del Gobierno de la localidad castellanoleonesa.
La misma información indica que el traslado de Almeida desde la cárcel de Logroño responde sobre todo a razones de seguridad debido a la escalada de tensión que desencadenó el trágico suceso que acabó con la vida del pequeño Álex.
Instituciones Penitenciarias habría ordenado el traslado para "poner kilómetros de por medio" con el fin de prevenir conflictos en la prisión logroñesa y "salvaguardar la integridad del preso ante posibles ataques por parte de otros reclusos".
La Cadena COPE ha tenido acceso a los detalles sobre las medidas penitenciarias que se han impuesto desde la entrada en prisión de Francisco Javier Almeida en la cárcel de Logroño. Se da la circunstancia que esta prisión encuentra cerca del lugar donde tuvo lugar el fatídico suceso. De hecho, solo le separa una carretera.
Desde el domingo Almeida ha dormido en la prisión de Logroño con solo 230 internos y ha sido ubicado en el módulo nueve, el de aislamiento. Además, las autoridades penitenciarias han decidido aplicarle el programa antisuicidios. Es decir, está acompañado por un preso en todo momento, que se encuentra en una celda colindante separada por una mampara de cristal. En este sentido, la Cadena COPE ha podido conocer que la orden que tenían los funcionarios de la prisión era realizar una tarea de vigilancia cada hora, incluso de noche.