HISTORIA

Carlos III el Noble, un rey clave para Pamplona

El periodista Juan Echenique resalta la relevancia del monarca para la historia de Pamplona

Fermín Astráin

Publicado el - Actualizado

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El periodista Juan Echenique, autor de "Secretos de Pamplona", acerca la figura de uno de los Reyes más importantes para Pamplona: El rey Carlos III el Noble.

Carlos III es el rey más recordado, elogiado y reconocido de la historia de Navarra. A él está dedicada la principal avenida de Pamplona y su retrato decora el Salón de Plenos del Ayuntamiento -casi 600 años después de su muerte-, obra de Enrique Zubiri, en 1923.

Su mandato se prolongó desde 1387 hasta 1425 y entre sus principales logros están la firma del Privilegio de la Unión -que puso fin a los enfrentamientos entre San Cernin, San Nicolás y Navarrería- y la reconstrucción de la Catedral de Pamplona -que había quedado derruida- y de los palacios reales de Tafalla y Olite.

Nació en 1361 en la localidad de Mantes-la-Jolie, a orillas del Sena y a 50 kilómetros de París. En 1366 pisó suelo navarro por primera vez. Tenía cinco años y su padre fue a recibirle (y casi a conocerle, porque no le veía desde que tenía meses) a San Juan de Pie de Puerto.

En 1375 contrajo matrimonio en Soria con Leonor de Trastámara -estaba a punto de cumplir 14 años-, hija del rey Enrique II de Castilla. Un enlace que supuso el fin de los conflictos entre ambos reinos y el inicio de un periodo de amistad y estabilidad.

Cuando aún no había cumplido 18 años fue enviado por su padre a Francia para negociar con el rey Carlos V. No hubo acuerdo y el monarca francés lo envió a la cárcel (allí estuvo tres años, 1377-80) y ordenó el embargo de sus posesiones en Francia.

A principios de 1387 muere su padre, Carlos II, así que se desplazó a Pamplona para ser investido como nuevo rey. Las celebraciones -que incluyeron torneos y corridas de toros- se prolongaron durante ocho días.

No estaba su mujer, Leonor, que se quedó en Castilla hasta ocho años después (1395), ya que sufría neurastenia crónica (una enfermedad que afecta al sistema nervioso). Leonor no fue coronada hasta 1403.

Eso no impidió que el matrimonio tuviera ocho hijos -Juana, Blanca, María, Margarita, Beatriz, Isabel, Carlos y Luis-, a los que casó estratégicamente para fomentar las buenas relaciones con Castilla, Aragón y Francia.

Carlos III tuvo seis hijos más con otras mujeres -Juana, Lancelot, Dofre, Juana, Leonel y María-

Su reinado presenta un notable contraste con el de su padre. A muchos años de tensiones y malas relaciones con los vecinos suceden años de paz, prosperidad y buena vecindad. Es clave el talante pacífico y conciliador (y la habilidad diplomática) de Carlos III, apodado el Noble.

Eso sí, durante su reinado no pudo evitar el recrudecimiento de las luchas entre agramonteses y beamonteses, que acabará pasando factura al Reino de Navarra, como veremos más adelante.

Hombre de gran cultura, repartió los primeros títulos nobiliarios: conde de Lerín, vizconde Muruzabal o conde de Cortes (así contentaba a la nobleza) e instituyó el título de Príncipe de Viana para su nieto Carlos.

Murió en el palacio real de Olite a los 64 años y fue enterrado en el interior de la Catedral gótica de Santa María la Real de Pamplona, cuya construcción él mismo había impulsado.

Un sepulcro de alabastro, obra del artista belga Jehan Lome y realizado en vida del monarca, los recuerda en la nave central de la Catedral. Un león a los pies del rey simboliza su valor y un par de lebreles con un hueso en los de la reina, su fidelidad.

Dejó como heredera a su segunda hija Blanca I de Navarra, esposa de Martín el Joven, rey de Sicilia, primero; y, la muerte de este, de Juan II de Aragón.

De este segundo matrimonio nació Carlos, príncipe de Viana, quien debía heredar el trono tras la muerte de su madre. Sin embargo, no fue así, porque el esposo de Blanca -Juan II- reclamó el trono para él.

Resultado: guerra civil entre los partidarios de Juan II (agramonteses) y los del príncipe Carlos (beaumonteses). La guerra y sus consecuencias se prolongaron hasta la conquista de Navarra por parte de la corona de Castilla, en 1512.

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