HISTORIA DE PAMPLONA

Conoce los nombres anteriores que tuvo la calle San Nicolás de Pamplona y porqué se llamó así

Juan Echenique presenta su libro "Secretos imprescindibles de Pamplona" y explica algunas de las curiosidades de la historia de Pamplona que tiene su obra

Alberto Sanz

Pamplona - Publicado el - Actualizado

3 min lectura

Juan Echenique presenta en COPE Navarra su tercera obra. Tras "Secretos de Pamplona" y Más secretos de Pampona", ahora llega "Secretos imprescindibles de Pamplona". Un libro de fácil lectura y que se puede leer de manera independiente de los anteriores para seguir conociendo la historia de la capital de Navarra.

La calle San Nicolás se llamó Tecenderías (tejedores) de la Población, hasta el siglo XV

El libro tiene cuatro partes:

Un par de ejemplos de esos secretos:

Una antigua picota, que se construyó en 1500 y que estuvo en el Mentidero -es decir, en la confluencia de las calles Navarrería, Curia, Calderería y Mañueta- se expone en la terraza del Caballo Blanco desde 1961, que es cuando se adecentó la zona. La picota era una columna de piedra en la que se exponía la cabeza -u otras partes del cuerpo, como brazos o piernas- de los ejecutados por delitos graves. Se utilizaba en la Edad Media, tenía una finalidad ejemplarizante y también se usaba para castigar a delincuentes atándolos de pies y manos para exponerlos ante el resto de los ciudadanos. Un escudo de armas y una inscripción nos recuerdan su origen.

La calle San Nicolás se llamó Tecenderías (tejedores) de la Población, hasta el siglo XV, y Tornerías, en los tres siglos siguientes. Fue en 1772 cuando el prior de la entonces calle Tornerías decidió cambiar una figura de San Superio, que estaba en la fachada de una casa -en muy mal estado- y que ni siquiera los vecinos identificaban, por otra de San Nicolás. Este es la pequeña historia del nombre actual de la calle.

¿Otra más?

El antiguo Palacio de Justicia, construido entre 1890 y 1897 en el paseo de Valencia -hoy, de Sarasate- fue el primer edificio de Pamplona que incorporó pararrayos y calefacción central. Fue diseñado por el arquitecto Julián Arteaga -también autor de la vieja cárcel de San Juan o de las escuelas municipales de San Francisco- y es de estilo ecléctico. En el año 2002, tras una reforma integral, pasó a ser sede del Parlamento de Navarra -la Audiencia se trasladó al barrio de San Juan-.

La segunda parte, las fotografías, hay que verlas, claro. Muestran imágenes de la plaza de toros recién construida, de la plaza del Castillo durante la Guerra Civil, del crecimiento del Ensanche, de la Mariblanca, de Casa Emeterio o de ovejas pastando en la Vuelta del Castillo. Y también hay fotografías costumbristas, que muestras cómo se vivía en aquella Pamplona de principios del siglo XX.

Los imprescindibles

Y en la tercera, como decía, hay 14 entidades o lugares impresdindibles de Pamplona, como son: La Catedral, el Privilegio de la Unión, la Casa Consistorial, la Casa y Patio de Comedias, la Casa de Misericordia, la Mariblanca, el Teatro Gayarre, la Comparsa, el Hotel La Perla, el Café Iruña, el Grand Hotel, La Pamplonesa, Osasuna y Los Iruña´ko.

Relato una breve historia de cada una de ellas e incluyo anécdotas curiosas, como el retraso en la apertura del Café Iruña, porque los espejos no llegaron a tiempo; el veto a los gigantes negros en el desfile por la Quinta Avenida, o que La Perla y el Grand Hotel tuvieron el privilegio de disfrutar de los dos primeros ascensores que se instalaron en Pamplona. También cómo en el Patio de Comedias hombres y mujeres accedían por separado y se sentaban en pisos distintos.

Un libro de fácil lectura

El libro sigue la misma línea de los dos anteriores, tiene un diseño similar y es para todos los públicos, didáctico, de fácil lectura y muy regalable. Y con él cierro la trilogía de Secretos de Pamplona.

Entre los tres hay 1001 secretos, un recorrido por los principales acontecimientos del siglo veinte en Pamplona, fotografías de aquella ciudad de principios de siglo, catorce semblanzas, catorce historias de entidades o lugares imprescindibles para cualquier pamplonés y una línea del tiempo, que abarca desde Pompeyo hasta hoy.

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