FOLCLORE
El Paloteado de Cortes por San Miguel
El musicólogo Alberto Magán-Ciérvide, en la segunda entrega de 'Folclore navarro' habla sobre el Paloteado de Cortes, a un día de que se celebre en honor a su patrón San Miguel
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Por la cercanía de la fiesta de San Miguel Arcángel, que es mañana, vamos a hablar del Paloteado de Cortes, baile y representación que se realiza en su festividad.
Hay Paloteados en muchos sitios como en Ribaforada por San Bartolomé, en Tudela por San Juan, En Ochagavía por La Virgen de Muskilda y otros más como el de Monteagudo, Murchante, Futiñana, el de los Danzantes de San Lorenzo de Pamplona, Bueñuel, incluso hubo un paloteado de Moros y Cristianos en Corella y Fitero. Pero hoy vamos a hablar del paloteado de Cortes. Éste, fue declarado bien de interés cultural inmaterial en el año 2014, señalando su “relevancia, antigüedad y carácter singular”.
Aunque su origen es incierto, se cree que estas danzas están relacionadas con las costumbres campesinas, de celebrar al aire libe momentos clave del calendario agrario. Recordemos que los bailes con palos, están presentes en muchos dances, danzas y contradanzas del mundo.
El Paloteado de Cortes se celebra cada 29 de septiembre y mezcla elementos culturales muy diferentes, tanto religiosos como profanos. Vemos que se relaciona con el sistema de danzas que sigue el curso del río Ebro, porque tiene grandes semejanzas con los dances aragoneses del Somontano del Moncayo.
También podemos relacionarlo con la cultura pastoril pirenaica, por de sus danzas de palos y la pastorada, quedando hermanado así, con las danzas de Ochagavía, con algunas danzas alavesas, con las danzas de San Lorenzo de Pamplona y con los balls dels palitrocs o de bastoniers catalanes.
Bien, pues el Paloteado de Cortes, si nos ponemos a recordar, seguro que la mayoría de nosotros lo identifica con los danzantes bailando y entrechocando sus palos. Pero es mucho más que eso.
El paloteado es un acto ligado a la tradición eclesiástica de venerar al santo de la villa, en el que intervienen, por una parte, la interpretación de las danzas a cargo de los dantzaris o paloteadores; y por otra, la escenificación de la pastorada por parte de cuatro personajes y que contiene varias secciones.
Cada 29 de Septiembre, día de San Miguel, a las 11.30h de la mañana, comienza en Cortes la procesión en honor al santo. En la puerta de la iglesia de San Juan Bautista esperan los dantzaris junto con los cuatro protagonistas de la pastorada, que es la parte teatral por así llamarla. Los personajes son: el Rabadán, el Mayoral, el Ángel y el Diablo.
Mirando a la imagen de San Miguel, justo antes de que comience la procesión, el Mayoral y el Ángel le dedican unos versos y los paloteadores una danza, llamada “las Cortesías”. A lo largo de la procesión se suceden varias intervenciones de los dantzaris interpretando el Pasacalles, que es una danza de carácter más ceremonial y solemne.
Es ya por la tarde, a las 18.30h en la plaza del Ayuntamiento, donde se celebra la representación y dance del “Paloteado”, que tiene dos secciones:
La primera sección, es una representación teatral en la que los 4 personajes que aparecen, recitan en verso. Los personajes, que ya los hemos nombrado porque aparecen en la procesión, recordamos que son: El Mayoral, el Rabadán, el Diablo y el Ángel. Y por otro lado, la segunda sección, es bailada por los dantzaris, conocidos como los paloteadores y consta de varias danzas acompañadas por gaita y tambor.
Debemos saber que siempre son jóvenes de Cortes, los que encarnan los personajes y ejecutan las danzas de manera voluntaria. Algo que hay que reconocer y agradecer por el gran esfuerzo que hacen con ensayos y todos los preparativos que conlleva representar, bailar, mantener y transmitir a futuras generaciones este tradicional espectáculo.
Bueno, vamos a ver el desarrollo del espectáculo, que comienza así:
Llegan los paloteadores y paloteadoras bailando hasta el escenario y forman cuatro filas. En ese momento comienza la parte llamada “Pastorada”, que tiene origen en el teatro moralista del siglo XIV. ¡Casi nada!
Aparece el personaje del Mayoral, que es el dueño de un campo y un rebaño de ovejas. Viste Traje negro de terciopelo, camisa con chorreras, zapato de tacón, vara de señorito… Y comienza haciendo unos saludos siempre en verso, a San Miguel, al público, ayuntamiento, autoridades religiosas y envía un último saludo a los enfermos. No se quiere dejar a nadie.
Os voy a recitar un poco del saludo del mayoral.
De legiones celestiales
oh glorioso San Miguel
fuiste general ungido
y este invicto pueblo tuyo
por su Patrón, te ha elegido.
Como vieja tradición
que se remonta de antaño
surgen los paloteadores
para implorarte perdón
primero por sus pastores
y luego por su rebaño.
Etc…. (y así siguen con más estrofas)
Acabados los saludos, aparece el personaje del Rabadán, que es un pastor al servicio del Mayoral. Éste, que tiene la misión de cuidar sus ovejas, comienza a contar en verso los problemas que le ocasiona el diablo en el ganado. El Mayoral no le cree, advirtiendo que el diablo no existe. En ese momento, entre petardos y una nube de humo, hace su entrada el personaje del Diablo. Vestido de rojo, cuernos de cabra, con rabo y con una horca en la mano, se encara con la imagen de San Miguel que preside el escenario. Le dice que no le teme y que viene a adueñarse del pueblo, asegurando que este año, no habrá paloteado y despacha del escenario a los Paloteadores.
La siguiente parte, llamada entremés, es un diálogo cómico entre el mayoral, el rabadán y el diablo. ¡Madre mía qué conversaciones se podrá tener con el diablo eh! Pues bueno, en Cortes ya vemos que las tienen.
Estos versos del entremés, que se renuevan todos los años, (destaquemos que los componen los propios personajes), recogen de una manera alegre y satírica los acontecimientos vividos en la villa de Cortes durante el año. Tratan temas de actualidad, acontecimientos de la vida diaria y critican a individuos, a la autoridad y a la sociedad en su conjunto. Por Ejemplo:
Un Año el Rabadán le dijo al Diablo: Si te compras piscina y tienes dudas, no busques tú soluciones, sé un poquico más listo y léete las instrucciones… (alguna habría liado con la piscina)
En otra ocasión, el diablo le dice a la Mayoral: Revisa bien las llaves cuando vayas a trabajar, no quieras abrir la taquilla, con la llave del portal… (seguro que le habrá pasado más de una vez y se lo echan en cara). Y así están un buen rato repartiendo leña para todos. Tanto entre ellos mismos, como para las gentes de Cortes y con especial acidez para el Ayuntamiento.
La tercera parte es el auto de San Miguel Arcángel: Es una escenificación de la lucha entre el diablo (que representa el mal) y el ángel (que representa el bien), con victoria por supuesto de este último.
Sucede así: Comienza el diablo a meterse con el pueblo y con San Miguel, a lo que el Mayoral responde invocando a este último para que los salve. Así pues, a los sones del Aleluya de Haendell, hace su aparición el personaje del ángel lanzando al aire esa frase que dice: ¿QUIÉN COMO DIOS? ¡NADIE COMO DIOS!
A lo que el diablo responde:
Yo soy el que comí en ayunas 100 carneros, 100 barras de longaniza y 200 pares de huevos y ese fue mi desayuno hasta que vino el almuerzo. Etc.
Y le contesta el ángel: Y yo soy el ángel de la guarda, que Dios del cielo me envía, para defender a este pueblo de Cortes y a toda su cercanía. Etc…
Tras esta especie de presentación del ángel, comienza la cuarta parte, con la que terminará la sección de la representación teatral, que es conocida como los dichos. Siguen siendo como en la primera, versos compuestos para la ocasión pero que en este caso también recita el ángel, que suele encarnarlo una niña.
Cuando acaban los dichos, hay costumbre de que el diablo diga que: todo lo dicho, ha sido sin mala intención y quien así no se lo tome, todos juntos le diremos, que quien se pica… y el público responde ajos come.
Así pues, el ángel saca su espada, acaba con el diablo y se despide diciendo:
Adiós, San Miguel Glorioso
adiós, Cortes de Navarra
aquí se despide este Ángel
de estas fiestas tan nombradas.
Y así, llega la segunda parte, la parte bailada del Paloteado, que es, sin duda, la más conocida por todos fuera de Cortes y está presente en el repertorio de muchos grupos de danzas. Aunque los dantzaris dedican alguna coplilla a San Miguel, en esta parte, el protagonista es el baile que está acompañado por los gaiteros de Tudela.
Consta de dos danzas de cintas, una con trenzado simple y otra con trenzado doble y dos danzas de palos que son el vals y la jota. Además interpretan las “cortesías” y el “paseo”. Estas danzas son realizadas al mismo tiempo por un grupo de paloteadores y otro de paloteadoras.
Los chicos van vestidos con casaca y pantalón de fieltro blancos y con el escudo de Cortes. Faja azul, pañuelo de cuadros azules enrollado en la cabeza y otro más grande de color granate cruzando por el hombro y la espalda. Medias de ganchillo y alpargatas. Las chicas van vestidas con camisa blanca, casaca blanca con una tira adornando los bordes y el escudo de Cortes, pañuelo granate cubriendo la cabeza y anudado en la nuca. También llevan otro pañuelo como los chicos cruzado por uno de los hombros y la espalda. Falda verde con dos líneas blancas, medias y alpargatas.
En las danzas de cintas, dos personas sujetan un palo alto coronado con flores, del que cuelgan unas largas cintas de colores. Cada dantzari coge una cinta y bailará todo el rato sin soltarla. Las enrollan y las trenzan en el palo mientras realizan los pasos del baile que en un momento dado, los realizan en el sentido contrario para dejar las cintas sueltas y el palo limpio. Será señal de que ha ido perfecto.
En las danzas de palos que son el Vals y la Jota, se entrechocan los palos con los de los compañeros. Bien en filas con la pareja de enfrente, con el compañero de al lado o formando cuartetos. Otro de los pasos del los bailes de palos, es que mientras una pareja entrechoca sus palos levantando los brazos a modo de arco, otra pasa por debajo de estos entrechocándolos también, pero haciendo el arco en el otro sentido. La verdad que es muy vistoso, bonito y alegre.
El paloteado termina con la segunda danza de palos, que es la jota. Esta jota, repite el mismo patrón rítmico y melódico pero conforme avanza, va aumentando la velocidad y la intensidad de los golpes de los palos hasta llegar a romperse en ocasiones. Para ello, hay una persona preparada para darles un palo nuevo, que son de madera de boj. (Y todos rezando para no pegarse en los dedos).
En el momento que aumenta el ritmo, el público, que siempre se emociona, rompe a aplaudir animando a los dantzaris hasta que finalizan la jota, recibiendo vítores y una larga ovación.
Y ya, todos contentos y satisfechos de un nuevo Paloteado más, los cortesinos y cortesinas, continúan con sus fiestas, orgullosos de haber cumplido con la tradición y haber seguido enriqueciendo nuestro folclore navarro.