FOLCLORE

La Romería de Ujué, casi milenaria

El musicólogo Alberto Magán Ciérvide habla sobre la Romería a Ujué, una romería que lleva en el corazón como tafallés que es

Fermín Astráin

Publicado el - Actualizado

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Ya el pasado programa dimos comienzo al tiempo de romerías que desde la Pascua de Resurrección, van celebrándose poco a poco por toda nuestra geografía navarra con las más variopintas, curiosas y ancestrales costumbres que llenan también las páginas de nuestro folclore. Vuelvo a recalcar que el origen y objeto de las romerías es religioso, pero siempre contienen componentes propios de la tierra que hace que sean parte de nuestra identidad y folclore. Por eso, seguiremos hablando de las romerías más populares y características de Navarra, pero hoy, vamos a recordar el origen de estas y hablaremos sobre una de las más populares romerías de Navarra, a la Virgen de Ujué, su leyenda y la devoción que se se le tiene en toda la Zona media a la “morenica”, como cariñosamente le llamamos y cantamos en su jota.

Recordando el origen de las romerías, la palabra romería viene de romero, nombre que designa a los peregrino que se dirigían a Roma, y por extensión, a cualquier santuario. Es una fiesta católica que consiste en un viaje o peregrinación (en carros engalanados, carrozas, a caballo o a pie) que se dirige al santuario o ermita de una virgen o un santo patrón del lugar, situado normalmente en un paraje campestre o de montaña. Y dejando a parte las romerías a Tierra Santa, Roma o Santiago de Compostela, cuando hablamos de la Romería a la Virgen de Ujué, no somos conscientes de que estamos hablando posiblemente de la romería más antigua de Europa, pues se viene celebrando desde el año 1045.

Hoy es San Marcos y alrededor de esta fecha es cuando muchas romerías en Navarra se celebran en la actualidad. Por ejemplo en Barasoain el próximo domingo a las 12:00 horas al Santo Cristo de Cataláin. También este próximo domingo en el Valle de Egüés se celebrará la romería a San Pedro mártir de Verona, saliendo en esta ocasión desde Elcano hasta Egüés. Y a partir del 1 de Mayo, comenzarán las de Roncesvalles, San Gregorio Ostiense, La Trinidad de Arre... Pero hoy seguimos con Ujué y comenzamos con la leyenda de la aparición de la Virgen, cuyo milenario, se celebró por todo lo alto en 1886, como lo atestiguan escritos y las medallas que se acuñaron para la ocasión.

Origen de la Romería de Ujué

La leyenda arraigada en la tradición local, atribuye el origen de Ujué y su devoción ala Virgen, al milagro vivido por un pastor que se hallaba cuidando su rebaño, cuando fue atraído por el vuelo de una paloma que repetidamente entraba y salía de un agujero, incitando al pastor a mirar en el, así pues el pastor trepó hasta el lugar y descubrió allí una imagen de Santa María. Atraídas por el hallazgo las gentes de los poblados vecinos, decidieron asentarse en el lugar de la aparición para así cuidar y honrar a la virgen de la paloma navarra, Uxue en euskera, dando lugar al nacimiento de Ujué, su virgen y su devoción.

La Virgen de Ujué

Históricamente, la imagen de la Virgen de Ujué es una talla única elaborada en madera de aliso, de ahí su color moreno, hacia el año1190. Carlos II, rey de Navarra conocido como el Malo, mandó forrarla en plata en el siglo XIV, como muestra de su especial predilección tanto por la Villa como por su devoción a la que pasaría a llamarse Santa María la Real de Ujué. Tanto la amaba, que en su testamento dejó escrito el deseo de que su corazón reposara junto a la imagen, como así se puede contemplar en el arca que lo contiene tras una reja, a los pies de la Virgen. Siglos después en 1952, con motivo de la coronación canónica, muchos devotos regalaron joyas a la Virgen y se añadió la aureola y nuevas coronas a la Virgen y al niño, quedando la imagen como la conocemos hoy en día. La Virgen tiene en su ajuar más coronas y joyas históricas, que es una pena que no se las veamos puestas, así como el cáliz que regaló Carlos III y que se guarda en el museo de Navarra.

Siguiendo con la historia y el origen de la romería, nos tenemos que remontar al año 1043. Se dio lugar a la entrada de Tafalla desde Olite, en el término de Barranquiel, una fragosa batalla de los cristianos del reino de Pamplona con el rey Sancho Garcés a la cabeza, contra el invasor musulmán quien estaba aliado con el hermano de éste, Ramiro de Aragón.

Los tafalleses, mirando hacia Ujué, rezan a la Virgen encomendándose a su protección en la batalla, haciendo la promesa de que saliendo victoriosos con su ayuda, todos los años peregrinarían a darle gracias. Y no hace falta que digamos quién ganó, porque 981 años después, seguimos yendo a los pies de la Virgen de Ujué cumpliendo con la promesa de nuestros antepasados. Reyes de navarra y nobles de toda Europa han acudido a lo largo de los siglos a los pies de la Virgen implorando sus milagros. Famoso es el que le concedió al padre de los siete infantes de Lara.

Y bueno, obviamente, hoy el objetivo de la romería no es el inicial, sino que a lo largo de los siglos, la vida y la devoción ha cambiado, pero no el sentimiento ni el fervor hacia la Virgen y cada domingo después de san marcos, se sacan las túnicas y capillos negros de los cajones, se desempolvan las cruces de madera con las iniciales de cada uno o de sus antepasados, bordón a la cintura y a rezar avemarías camino del santuario de nuestra madre.

Muchas de estas túnicas, son heredadas de padres o abuelos, al igual que las cruces. En muchas de ellas se enarbolan ramos de las primeras espigas granadas y a la vuelta, ese tomillo que le da al camino ese característico aroma a romería, que muchas veces acaba en los cementerios a los pies de quienes peregrinaron a los pies de la Virgen en tiempos pasados.

Algunos romeros arrastran cadenas en sus tobillos, cargadas de promesas cumplidas hasta el último día. Familias completas y cuadrillas de amigos se dan cita en este día tan señalado de misa y mesa. Desde los más mayores, que ya no pueden hacer el camino pero acuden en coche, hasta los más pequeños que estrenan sus túnicas y crucecitas que aún huelen a pintura. Los capillos se utilizan solo al cruzar otras localidades y al entrar al santuario, para cubrir el rostro de los romeros, ya que dado el carácter penitencial de la romería, la identidad debe quedar en el anonimato.

Desde San Marcos a la Trinidad, peregrinan a Ujué los siguientes pueblos: Tafalla, Pitillas, Beire, Carcastillo, Santacara, Murillo el fruto, Murillo el Cuende, Figarol, Mélida, Peralta, Olite, San Martín de Unx, Aibar, Ayesa, Lerga, Gallipienzo, Pueyo y Barásoain. Sangüesa y Peralta, dejaron de ir. Se les prohibió, porque al ser los pueblos más lejanos, iban de víspera y claro, se les liaba un poco el asunto. Peralta recuperó la romería en los años 60 y bien nutrida además, y de Sangüesa aunque no se va de forma oficial, algunos romeros se acercan con otros pueblos vecinos.

La Virgen, da nombre al pueblo y a muchas de las mujeres de la zona que presumen de llamarse Ujué, María Ujué, Uxúe o Uxúa. En todas las casas hay una imagen o foto de la Virgen y a quien no le regalan la medalla de la virgen al nacer, es para la comunión o se hereda. Vamos a ver como la Romería a Ujué es todo protocolo y costumbrismo.

Peregrinos de Tafalla

Los romeros, parten de madrugada desde sus respectivas localidades y en comitiva se dirigen en un flujo de caminantes que convergen al amanecer para congregarse ante la Cruz del Saludo, de estilo gótico del siglo XIV, teniendo ya a la vista el Santuario, punto final de destino. Desde allí, cada pueblo con su Cristo bien florido a la cabeza, inicia su procesión con los cantos de sus antepasados.

El protocolo de la ceremonia dicta que los alcaldes de Tafalla y Ujué intercambien sus varas de mando, así como los párrocos respectivos hagan lo mismo con sus capas pluviales al encontrarse en la entrada del pueblo. Tafalla lleva capa morada, penitencial, y Ujué Blanca. Las cruces parroquiales de Tafalla y Ujué se besan como signo de hermanamiento y se va entrando en orden al santuario donde cada pueblo dedicará su Aurora o canto a la Virgen y besarán su medalla.

Este domingo, escucharemos las canciones más regias de cada pueblo. Os voy a cantar algún fragmentito.

Murillo cantará eso de “cantad devotos hijos de María, la virgen de Ujué, nos brinda el amor, nos brinda el amor. En los hombros la cruz santa, en el corazón la fe, en los labios la plegaria y Murillo bajo sus pies”.

Pitillas cantará: Amanece la aurora brillante y el sol de justicia con su gran poder y la Virgen María nos llama todas las mañanas al amanecer.

Beire: Virgen santa, madre mía, hoy nos postramos todos a tus pies, míranos somos la ribera, que te idolatra, Virgen de Ujué.

Carcastillo: Dios te salve, paloma de la sierra, Virgen santa señora de Ujué…

Santacara: Oh María en la cumbre del monte, los pueblos unidos te visitan hoy…

Olite la semana siguiente cantará eso de Reina la más hermosa, Virgen bendita de Ujué, sed de nuestra ribera, refugio de ardiente fe.

Tafalla saludara a la Virgen con el Regina Coeli laetare de Felipe Gorriti por encontrarnos en las fiestas pascuales y ya en la misa de los Auroros de Tafalla , cantará su Aurora y las tradicionales flores de mayo, que aunque la romería toque en abril se cantan igualmente, porque al lado de la madre, siempre es mayo, pascua florida y primavera.

Y en el canto que todos se unen y con el que hemos empezado el programa, es esa jotica de “la patrona la ribera, es morenica y galana y no hay pintor que la pinte ni una imagen que la iguala” y sobre todo en esos vivas a la Virgen que te cortan hasta la respiración.

Tras la misa mayor y la misa de Auroros donde los músicos interpretan las canciones seculares a la virgen de Ujué y todos los romeros cantan que tiembla la bóveda, la fiesta religiosa da paso a una jornada más festiva.

Es día de convivencia en familia y en cuadrillas

Se disfruta de productos propios de la gastronomía local: Las sabrosas migas del pastor, elaboradas con pan hecho en horno de leña, costillas de cordero a la brasa, garrapiñadas de Ujué, rosquillas de sartén… Esos mismos productos, acompañados por un excelente vino que se elabora en la cooperativa. Pero sin perder el hilo porque para las 4 de la tarde, se celebra la emotiva despedida a la Virgen para volver caminando cada cual a su pueblo.

Generalmente hace un día espléndido y se cantarán jotas por los caminos, regadas con el buen vino de las botas, pero si sale día lluvioso, los romeros suelen cantar eso de “a San Sebastián no vamos este año, que en la sierra Ujué, nos damos los baños”.

Tafalla, a la vuelta, para a merendar en San Martín de Unx donde a la entrada se para a cantar las Auroras de la Virgen de Ujué y San Sebastián. Y especialmente emocionante es la entrada de los romeros en la ciudad. Entunicados y capillo cubriendo la cara, se organiza la procesión en fila de a uno tras el Cristo florido, con las cruces sobre el hombro y cantando las letanías en latín. Cierran la procesión los cristos que han peregrinado y una imagen de la virgen portada en andas, que al entrar en Santa María a los sones del “ave, ave” cantado por unas 1000 personas y las trompetas del órgano, es mecida ante la emoción de cuantos la contemplan, pidiéndole, agradeciéndole o simplemente recordando a quienes no están, pero todos implorando les permita, que vuelvan sus plantas a besar.

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