MEDIOAMBIENTE

Ropa usada, una segunda vía

Julen Rekondo, habla de la necesidad de darle un segundo uso a toda la ropa que utilizamos

Fermín Astráin

Publicado el - Actualizado

6 min lectura

Cada vez compramos más ropa y la usamos menos tiempo. Así que la consecuencia parece clara: se acumula en los armarios y en los contenedores.

Según estimaciones de empresas del sector en los últimos 15 años, la producción de ropa se ha duplicado a nivel mundial... Y mucha de esa ropa acaba desechada terminada la temporada. Hay quien se cansa de la ropa, o directamente no nos vale.... ¿Qué pasa con esos kilos y kilos de ropa que se desechan?

De esta cuestión hablamos hoy con Julen Rekondo.

Hemos interiorizado que el vidrio va al contenedor verde; el plástico, al amarillo y el cartón, al azul. Pero la ropa la seguimos tirando al cubo de los desperdicios. En España se desechan unas 900.000 toneladas de ropa al año, y el 88% acaba en vertederos, según el informe Análisis de la recogida de la ropa usada en España -es una publicación de moda-re, un proyecto textil de Caritas española-. El otro 12% va a contenedores de ropa y, de allí, a plantas que seleccionan las prendas -incluso aquellas en mal estado- y las reúsan o reciclan. La nueva ley de residuos y suelos contaminados, Ley 7/2022, de 8 de abril, de residuos y suelos contaminados para una economía circular, impone que en 2025 los ayuntamientos -también los pequeños- tendrán que recoger los residuos textiles de forma separada, por lo que se verá un auge de contenedores de ropa en las calles.

Si bien esta ley obliga a la recogida selectiva en contenedores del textil para 2025, no marca objetivos de recogida. Sí, que la nueva Ley de Residuos de España, establece que en 2025 al menos el 55% de los residuos domésticos, entre los que figura el textil, sean preparados para la reutilización o sean destinados a reciclaje. Este porcentaje deberá ser del 60% en 2030 y del 65% en 2035. Además, quedará prohibida la destrucción de excedentes textiles no vendidos.

Las marcas de moda también tendrán que implicarse en la recogida de prendas usadas en sus tiendas, no podrán tirar los excedentes -por lo que crecerán las opciones de segunda mano- y deberán crear consorcios para gestionar sus desechos. Estos son los cambios que traerá el nuevo reto del reciclaje.

En dos años se debe instalar en todas las ciudades un sistema para que los ciudadanos puedan depositar los residuos textiles, que además de ropa incluyen toallas, sábanas, tapicerías… En las tiendas de moda se podrá dejar ropa usada, y veremos multiplicarse los contenedores de ropa que hay por las calles. No obstante, el reto no es tanto recoger, como qué hacer luego con ello, porque África está empezando a no querer ropa usada europea para desarrollar su propia industria, y con la nueva ley ya no se permite quemar los excedentes de producción, así que estas 900.000 toneladas pueden convertirse en 1,2 millones que habrá que tratar. Estamos ante un reto de una magnitud espectacular.

Por ahora, la mayoría de los municipios y ciudades han permitido la colocación en sus calles de contenedores de ropa de entidades sociales, aunque algunos consistorios comienzan a instalar también puntos de recogida municipales, y, por otra parte, también se ha llevado y se lleva a entidades sociales sin ánimo de lucro como es el caso de Traperos de Emaús en Navarra.

Según el Análisis de la recogida de la ropa usada en España, elaborado por Moda re- (entidad de Cáritas) en 2021 y el más completo hasta la fecha, hay ahora mismo unos 21.000 de ellos en España, la mayoría de los cuales (más de 19.500) están en el espacio público y pertenecen a entidades sociales, aunque también hay algunos (más de 1.500) en parroquias y centros comerciales, a los que se suman unos 700 puntos limpios municipales.

Según estimaciones de empresas del sector, en los últimos 15 años se ha duplicado la producción de ropa en el mundo, pero la usamos un 30% menos, con lo cual aumentan los residuos. 900 mil toneladas de ropa en España se van a la basura. Hay una hiperproducción de ropa que no se llega a usar. Y mucha de esa ropa acaba desechada terminada la temporada. ¿Hay quien se cansa de la ropa, o no nos vale...?

“La ropa de más calidad (sobre un 10%) se vende en nuestras tiendas de Moda re-”, según fuentes de Cáritas. La que tiene menor calidad, pero está en buen estado se exporta a países de África y Oriente Próximo (un 70%). Hay una tercera opción que es separar la ropa en hilos (donde acaba otro 10%), lo que se llama hilaturas; para eso hay máquinas que revisan la composición de la ropa con un láser, y tiene un porcentaje de acierto del 99%.

¿Qué ocurre con la que no sirve para nada de estas cosas? Alrededor de un 10% que llega se incinera y se convierte en energía, es lo que se llama revalorización energética. En cualquier caso, es importante que todo el residuo textil, incluso el que esté en mal estado, se eche al contenedor de ropa usada para pasar por este proceso. Así se puede clasificar más ropa.

Tenemos que asistir, más pronto que tarde, a un cambio de modelo productivo en el que se ponga el énfasis en que los productos puedan ser reutilizados, reparados, actualizados, etcétera, para prolongar al máximo su vida útil. Es lo que hoy en día se llama Economía Circular. Se trata de un problema fundamental. Sobre todo en determinados sectores como en el de la ropa, el residuo urbano olvidado en los últimos 25 años con excepciones como la Red Social Koopera, un proyecto de magnitud creciente participado por Cáritas que favorece la inserción laboral de personas en riesgo de exclusión social, así como otras entidades sin ánimo de lucro como Traperos de Emaús.

La ropa usada es uno de los residuos con mayor potencial de aprovechamiento. En torno a 9 de cada 10 prendas usadas son susceptibles de tener una segunda vida a través de la reutilización o el reciclaje. Sin embargo, en el Estado español apenas se recupera un 10% de todas las prendas que se desechan anualmente. En el caso de Navarra, las cifras son más o menos similares.

Aunque parezca un sector basado en la belleza, la apariencia e inicialmente inofensivo, la de la moda es una industria muy agresiva, la segunda más contaminante del mundo después de la petrolera.

Es necesario alentar encarecidamente a la sociedad a consumir ropa y textiles usados. La ropa usada tiene un impacto social, económico y medioambiental muy positivo y de largo alcance. Deberíamos avanzar hacia el mismo sueño: una economía circular que es fundamental desde una perspectiva global. La economía circular es un modelo de producción y consumo que implica compartir, reutilizar, reparar y reciclar materiales y productos todas las veces que sea posible para crear un valor añadido. De esta forma, el ciclo de vida de los productos se extiende.

Algunas claves para permitir la reparación, reutilización, y reciclaje textil serían el diseño de productos mono-material o, en su caso, de productos permitan el desmontaje y separación por componentes para su reciclado. Esta metodología de incorporar criterios ambientales desde el diseño inicial del producto se conoce como Ecodiseño.

Julen Rekondo, experto en temas medioambientales y Premio Nacional de Medio Ambiente