PATRÓN DE NAVARRA

La vida de San Francisco Javier: el navarro que llevó a Dios al fin del mundo

Javier Iborra, de Diario de Navarra, nos cuenta cómo fue su vida desde la infancia hasta su muerte.

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

2 min lectura

Navarra celebra el 3 de diciembre el día de su patrón, San Francisco Javier. En COPE Navarra repasamos su vida de la mano de Javier Iborra, de Diario de Navarra.

¿Sabías que la distancia de los viajes misioneros de San Francisco Javier equivale a dos vueltas a la Tierra? LEER

La Comunidad foral celebra su fiesta, el Día de Navarra, el 3 de diciembre, día de San Francisco Javier, el santo navarro más universal.

HISTORIA DE SAN FRANCISCO JAVIER - DESCARGAR

El navarro que llevó a Dios al fin del mundo

Que San Francisco Javier sea navarro, es como tener al 'balón de oro' jugando en tu equipo. Un hombre que decidió dejarlo todo -y cuando digo todo, es todo- por amor. Pero no me malinterpreten, no me refiero al estilo actual de las comedias románticas de Hollywood. Es mucho más que eso. Es bien conocida su entrega hasta la muerte por las personas que le rodeaban y por Dios. Lo que pocos saben, es qué ocurrió con él, cuando falleció allá por el año 1552 por aquellas lejanas tierras orientales.

La historia de San Francisco Javier

Francisco nació en Javier -he ahí su nombre- en un esplendoroso castillo de Navarra, rodeado de nobleza y en principio, de pocas dificultades. Pero mientras estudiaba en París -un lujo reservado únicamente a las personas de su 'estatus'-, conoce a un hombre que le cambió la vida por completo. Un hombre totalmente distinto a los demás, que llamaba la atención, con carisma... y compatriota: se llamaba Ignacio de Loyola.

Por tanto Francisco de Javier, formando ya parte de 'La Compañía de Jesús', viaja hasta la otra punta del mundo, para ofrecer a los que ahí vivían aquello que a él le había hecho feliz. No los lujos, ni las maravillosas tierras de Navarra, ni la formación académica... el encuentro con Jesús. Años más tarde, después de viajes y aventuras que pocos sabrán, muere a los 46 años. Nunca volvió a ver su enorme castillo, pero se ganó el título santo, y no cualquiera, sino el de patrón de los misioneros.

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