MEDIOAMBIENTE

Cultura de la reparación de productos

La Unión Europea apuesta por los cargadores universales y con por un etiquetado que quiere ser el fin de los dispositivos desechables

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Cultura de la reparación de productos

Fermín Astráin

Publicado el - Actualizado

4 min lectura

No están los tiempos para dispendios, y muchos de los que en otro momento estarían contando las horas para la salida de los nuevos modelos de móviles de IPhone, Google o Samsung ahora tal vez se rebelen contra la idea de la obsolescencia programada. Esa que durante mucho tiempo nos ha metido en la cabeza que a los tres años un móvil se ha quedado viejo y hay que sustituirlo por el siguiente modelo del mercado.

Pero no es todo cuestión de modas, o de snobismo, hasta ahora muchos dispositivos eran complejos de reparar, no había facilidades, y eso generaba gastos porque había que invertir en el nuevo, pero también mucha basura tecnológica.

Pues bien, la Unión Europea quiere atajar esta situación y apuesta por los cargadores universales, y con una propuesta de etiquetado que quiere ser el fin de los dispositivos desechables.

De ello, de la cultura de la reparación de productos y objetos, vamos a hablar hoy con Julen Rekondo.

La Comisión Europea publicó el pasado 31 de agosto un proyecto de propuestas de normas de diseño ecológico y etiquetado energético para los teléfonos inteligentes y las tabletas. Si se aprueban, establecerán un índice de reparabilidad y la primera etiqueta energética de la UE para estos dispositivos.

Una nueva puntuación de reparación de los dispositivos, inspirada en la que Francia puso en marcha en 2020, será la novedad más visible para los consumidores.

Pero esta no será la única información incluida en la nueva etiqueta para todos los smartphones y tablets. También informará a los consumidores sobre la duración de la batería, la resistencia a las caídas accidentales y la protección contra el polvo y el agua. Así, la nueva etiqueta puede cambiar las reglas del juego y dirigir a los consumidores hacia los productos más sostenibles.

La nueva normativa también impondrá criterios de diseño que todos los teléfonos del mercado de la UE deberán cumplir, entre ellos:

El índice de reparabilidad es un nuevo etiquetado mediante el cual se clasifican los dispositivos electrónicos con una escala de puntuación de cero a diez, en la que diez es la mejor calificación que se puede conseguir.

Para obtener la puntuación final se tienen en cuenta cinco criterios. Cada uno de ellos podrá puntuar hasta veinte. La suma total se divide entre diez y, de este modo, se obtiene la clasificación final en el índice de reparabilidad.

Los criterios a tener en cuenta son los siguientes:

Todas las puntuaciones serán establecidas por los propios fabricantes bajo la supervisión de las autoridades de Consumo, para que sean lo más realistas posible.

Francia es la avanzadilla en esta materia. Imposible de pasar por alto, el gobierno francés implementó el índice de reparabilidad en muchos dispositivos a partir del 1 de enero de 2021. Este cambio sísmico pone el tema de la reparación de teléfonos, electrodomésticos y otros dispositivos electrónicos en el primer plano de la conversación.

El objetivo es promover la reparación de teléfonos y electrodomésticos como alternativa a la sustitución excesiva de nuestros aparatos, y, obviamente, luchar contra el cambio climático reduciendo el impacto de los bienes de corta duración.

La nueva normativa europea también impondrá criterios de diseño que todos los teléfonos del mercado de la UE deberán cumplir, entre ellos: fuertes requisitos de fiabilidad, como soportar hasta 100 caídas sin perder su funcionalidad.

Pero no todo es positivo, aunque todavía puede ser mejorable. Por ejemplo, la organización para la estandarización ambiental de productos, ECOS lamenta que la propuesta de la Comisión limite a “solo 5 años” la obligación de los fabricantes de proporcionar piezas de recambio y actualizaciones de software.

ECOS también alerta de que los teléfonos móviles y las tabletas con pantallas flexibles quedarán exentos de estas obligaciones, lo que podría convertir a estos dispositivos “en la norma para los fabricantes dispuestos a ignorar los requisitos de diseño impuestos por la UE”.

Aun así, se valora desde ECOS que “el índice de reparación y la nueva etiqueta energética cambiarán las reglas del juego en el mercado de los teléfonos móviles y las tabletas, haciendo de la durabilidad un criterio decisivo a la hora de comprar un dispositivo”.

Poco a poco, con este tipo de propuestas de normativa se puede ir transitando de la llamada “economía lineal” –de fabricar, usar y tirar–, a una economía circular, cuyo objetivo es que el valor de los productos, los materiales y los recursos como el agua y la energía, se mantengan en el ciclo productivo durante el mayor tiempo posible, y que se reduzca al mínimo la generación de residuos.

La reparación es un aspecto clave para la economía circular, ya que permite reducir los residuos, el alargamiento de la vida útil de un producto, menor utilización de materiales primar y menos consumo de energía. Y, entre reparación y reciclaje, es mucho más importante la reparación desde el punto de vista ambiental. A diferencia del reciclaje, la reparación permite la recuperación del producto con una relativamente baja aportación de materia prima.

Julen Rekondo, experto en temas ambientales y Premio Nacional de Medio Ambiente

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