FOLCLORE
Folclore: "El Rey de la Faba"
En este nuevo programa de folclore navarro, Alberto Magán Ciérvide habla de la fiesta del REY DE LA FABA
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Una fiesta con tradición de siglos y que sin duda tiene un sabor navarro incomparable, que nos devuelve a capítulos brillantes de nuestra historia, que nos permite hacer alarde de nuestro viejo reino navarro, cosa que otros, por más que lo intentan, la realidad y la historia impera sobre el romanticismo imaginario y pone a cada cual donde le corresponde.
Navarra es, ha sido y será siempre Navarra y con orgullo un año más, proclamará el próximo sábado 27 de enero a un nuevo Rey de la Faba.
En esta ocasión la coronación se celebrará en la ciudad de Burlada, cuna del gran compositor Hilarión Eslava. Y Vamos con un poco de historia sobre esta fiesta.
Recuperada en 1920 de la mano de Ignacio Baleztena, debemos retroceder hasta el siglo XII cuando los reyes de la dinastía de Champaña, trajeron de Francia, a la Corte de Navarra una fiesta que se celebraba el día de Reyes.
Debemos recordar que tanto la dinastía de los Champaña, como la dinastía de los Evreux, fueron reyes de ascendencia francesa, por lo que trajeron a Navarra costumbres refinadas de Francia y que ayudarían a ennoblecer nuestro reino (cosa que hasta entonces, nuestros reyes anteriores y con inquietudes más guerreras, no estaban acostumbrados).
Entre las nuevas costumbres, estaba el gesto de coronar como rey a un niño por un día, escenificando algunos de los ritos y solemnidades con los que la vieja monarquía navarra coronaba a un rey. Además, se le dotaba de una asignación económica para que pudiese cursar estudios, pues generalmente, se congregaba a los niños más pobres para que saliera de entre ellos el elegido.
La fiesta se inició con Los Teoblados, que reinarían en Navarra desde 1234 hasta 1274, pero cobraría gran relevancia con el reinado los Evreux, (desde 1328 hasta 1441), periodo protagonizado por Carlos II el Malo (cuyo corazón reposa a los pies de
la Virgen de Ujué) y Carlos III el Noble, al que sucedió en trono Dña. Blanca de Navarra, madre de Carlos, el Príncipe de Viana.
Precisamente, estos tres últimos personajes representan a la monarquía navarra en la actual celebración del Rey de la Faba.
Por otro lado, el 13 de febrero de 1390, la Catedral de Pamplona acogía la ceremonia de unción y coronación de Carlos III como rey de Navarra, siguiendo para ello el ritual propio con el que los reyes navarros eran coronados. El texto íntegro del ritual de aquella ceremonia, en diferentes copias manuscritas, ha llegado hasta nuestros días y es el que utilizamos en nuestra fiesta para coronar al Rey de la Faba.
El niño agraciado era elegido entre los niños del pueblo al azar, de la siguiente manera. Se congregaba a los niños de una determinada edad, a comer un roscón. Y al que le tocaba “el Haba”, sería coronado rey por un día. De ahí vino el conocer al elegido como “Rey de la Faba”, que es como se le denominaba al “haba” en el lenguaje medieval. (De hecho, en algunos lugares como Asturias, a una variedad de alubias, se le conoce como fabas o fabes con las que se hace la Fabada)
Los reyes vestían al niño elegido con camisa, calzas, cota, sobrecota, ceñidor, bolsa, manto, birrete y zapatos, corrían con los gastos de la fiesta y, dotaban al pequeño rey con dinero para que cursara estudios. La misión del “chico rey” era regocijar y divertir a la corte ese día con sus ocurrencias como rey.
Así se sucedería por muchos siglos como podemos encontrar en numerosos escritos. Incluso a lo largo de la historia se ha celebrado esta fiesta en otras localidades y con otros nombres, pero siempre con la misma esencia y objetivo.
Por ejemplo:
Fue conocido en Fitero durante el siglo XVI con el nombre de “el emperador” tras haber sido incorporada Navarra ya la reino de Castilla;
El niño coronado, máxima autoridad del pueblo durante la jornada, presidía los regocijos populares y dictaba órdenes a sus vasallos. Continuaba celebrándose en Pamplona durante el siglo XVIII con festejos bulliciosos, prohibidos por el Real Consejo en 1765 porque esta elección y proclamación llegaron a ser adoptadas con gran entusiasmo por parte del pueblo, que vulgarizó y extendió el rito a los entornos familiares bajo la denominación de “echar el reináu” por medio del reparto de cartas o por el método tradicional del rosco troceado.
Se prohibieron, porque se armaba mucho bullicio y ruido por las calles al proclamar al ganador que iba a “echar el reinau”, y así se logró acabar con “los jaleos”.
También esta fiesta, guarda relación con la del “niño obispo San Nicolás” o el “obispillo” que se celebra el 6 de diciembre en Barasoain, en Garínoain, En Muruzábal, Enériz, también en Burgui, Lesaka o Lanz.
También tiene muchas similitudes con el día de las corporaciones municipales infantiles por Santa Águeda en Arróniz.
Y bueno, como todo con el paso de los siglos y más, las tradiciones populares, tiene sus cambios, sus altibajos y en ocasiones estas bonitas costumbres han llegado a perderse como pasó con el “Rey de la Faba”.
Hasta que en el año 1920 Ignacio Baleztena quiso recuperar estas perlas de la historia de Navarra, creando para los niños una nueva fiesta en la que, con buena visión costumbrista, fusionó en un solo acto la elección de un Rey de la Faba y la coronación de los reyes de Navarra; de tal manera que aquel niño que resultase agraciado sería sometido a una cuidada ceremonia de coronación al estilo de las que vivieron nuestros monarcas navarros, aplicándosele, por tanto, el mismo ritual con el que Carlos III fue coronado en la Catedral de Pamplona.
La recuperación tuvo lugar en el marco del Círculo Carlista, en la Plaza del Castillo celebrándose en sus salones. En la década siguiente pasó la organización a la peña Muthiko Alaiak, que continuó celebrándola en sus locales eligiendo rey a un niño asilado en la Casa de Misericordia.
Hasta 1963 la fiesta se celebró en diferentes lugares de Pamplona, pero es este año cuando los socios peñistas, tomaron la iniciativa de sacar esta fiesta a la calle, y además de forma itinerante, iniciando su andadura, como no podía ser de otra manera, en la ciudad de Olite y contando con los niños de cada localidad para realizarla.
Es así como, desde entonces, cada año, en una localidad de Navarra, y con una gran participación popular, se recrea fielmente todo este ritual que nos acerca a la realidad de lo que un día fue el Reino de Navarra. Como anécdota, decir que la celebrada en Tafalla en el año 1973, fue la primera grabada por Televisión Española.
Esta fiesta, suele ser un sábado de enero y consta del siguiente programa:
Por la mañana se realiza el pregón. Este año será a las 12h en la casa de cultura de Burlada en el que se dará a conocer de forma oficial la coronación del rey de la faba, que en esta ocasión será reina, pues la agraciada fue la burladesa Zoe Vergara Bermejo y se anunciarán también los actos que se celebrarán en su honor.
Al pregón le sucederá un desfile por las calles en el que participarán los gigantes y los gaiteros de Burlada, el pregonero real (que anuncia tanto la llegada de la Corte a la localidad como la fiesta que en ella se va a celebrar), participan el grupo de Dantzas y la Fanfarre de Muthiko, ataviados con trajes medievales que deleitan con sus danzas y música medieval, en ocasiones guerreros que realizan exhibiciones y también la tarasca, que echa fuego por su boca. Y a destacar este año un grupo de cornamusas, un instrumento medieval, que es una especie de gaita, parecida a las escocesas porque la visualicemos y que podemos ver representada en los capiteles de algunas iglesias.
Ya por la tarde, en este caso a las 17h habrá un desfile de la comitiva Real que simula el de las cortes del viejo reino y que se pone en camino a la coronación. El desfile que puede llegar a estar formado por unas 200 personas, será presidido por el rey de armas, acompañado de heraldos y antorcheros, escuderos, dantzaris y músicos. Caballeros y damas ataviados con prendas de época. A quienes les seguirán los
representantes de los pueblos y buenas villas, después la nobleza y clero; que son los tres brazos que componían las Cortes de Navarra.
El futuro Rey de la Faba irá escoltado por su majestad Carlos III, el Príncipe de Viana y Doña Blanca de Navarra, precedidos de los pajes con los atributos reales: corona, capa, cetro, espada, el alba con que el Rey de la Faba será ungido por el Obispo de Pamplona con los Santos Óleos y ya cerrando el desfile, el cortejo del Rey de Navarra formado por Cortesanos, guerreros, bufoncillos y más heraldos. Todos acompañarán al Rey y portarán el pavés Real.
Como novedad, este año, se incorpora un personaje más de la realeza y que nació en Burlada. Se trata de Doña Leonor. Fue la nieta mayor de Carlos III y que por poquito tiempo fue Reina de Navarra. Fue enterrada en Tafalla.
Bueno, llegados al lugar de la coronación, que generalmente suele ser en la iglesia del pueblo, aunque este año será en la casa de cultura de Burlada a las 18h, se procede a la celebración de tal regio acto.
Tras realizar el obligatorio juramento de guardar y defender los Fueros y libertades de su pueblo, el ungido será dotado de los elementos que caracterizan al monarca. La espada, la capa, la casaca con el escudo de Navarra (con corona) y por último, la nueva Reina de la Faba se colocará ella misma la corona sobre la cabeza.
La ceremonia termina con el alzamiento de la nueva reina sobre el pavés (que es una especie de escudo, que está sujeto por nobles y personas cercanas al rey, donde se subirá la reina) y cuando Ésta sea alzada sobre este pavés, se lanzan al aire los gritos de ¡Real, real, real!
Igualmente en 1946, por el mismo rito, sería coronada canónicamente la imagen de Santa María la Real de Pamplona, en un magno altar que se construyó para ello en la plaza del Castillo. Y tras la imposición de la corona a la Virgen con los victoriosos y solemnes gritos de ¡Real, real, real! Quedó coronada también su imagen.
En la coronación, el acompañamiento musical correrá a cargo de la Coral San Blas de Burlada y los grupos de música medieval Danserie y del Ensemble de Chirimías Miguel de Arrózpide. Sonarán entre otras obras el Agur Jaunak, se le bailará a la reina un aurresku y por supuesto sonará nuestro Himno de Navarra, que por cierto, es una de las melodías más antiguas que conservamos en Navarra. Se trata de un pasaclaustros que sonaba cuando la corte acudía a la catedral a las eucaristías y celebraciones. Y que por cierto, tiene una estrofa muy bonita y que en pocas ocasiones la podemos escuchar.
Y quisiera terminar, poniendo más de realce si cabe, el tesoro que supone para los navarros, para nuestro patrimonio y para nuestro folclore, celebraciones como esta. En cuántos sitios quisieran poder tener, primero la historia tan rica que tenemos en Navarra y después que se conserven estos ritos que nos la recuerdan a través de los siglos con tanto mimo.
Agradecer de corazón a las personas que trabajan por mantener esta fiesta del Rey de la Faba, con Fran Sagastibeltza a la cabeza de la asociación y mandarles mucho ánimo, porque hoy en día ya sabemos cuánto nos cuesta el compromiso y la
constancia para trabajar por todo esto, de forma altruista y que tanto enriquecen entre otras cosas nuestro folclore navarro. Que sepamos valorarlo, sentirlo, defenderlo y cómo no, disfrutarlo.
Así que nada, hoy me despido con eso de ¡viva el rey, en este caso viva la reina y viva Navarra!