En Navarra se producen, de media, más de dos atropellos a animales al día

Uno de cada cinco accidentes de tráfico que se registran en Navarra son consecuencia del atropello de un animal. La mayor parte de estos siniestros, el 76%, son protagonizados por las especies cinegéticas, como el jabalí, el corzo y el ciervo. El año pasado se registraron 640 atropellos, según datos de la Policía Foral.

Los puntos más críticos son la NA 134, la recta de Arguedas, otro cerca de Pamplona, la N 240 A y también la N 121 en Caparroso

En carreteras secundarias más probabilidad de atropellos

Muchos de los siniestros coinciden en puntos concretos de las carreteras. Según el Policía Foral, Elías Castilla, las vías secundarias y las que cuentan con trazados más antiguos son las que concentran la mayor parte de los accidentes con animales en Navarra. Los puntos más críticos son la NA 134, la recta de Arguedas, otro cerca de Pamplona, la N 240 A y también la N 121 en Caparroso.

Más accidentes por la noche

Los accidentes con corzos se pueden registrar durante todo el día, pero sus picos máximos de actividad, son al amanecer y anochecer. Sin embargo, el jabalí es una especie nocturna, por tanto, la probabilidad de tener un accidente con esta especie se incrementa en los periodos de inexistencia de luz diurna, por la noche.

Responsabilidad del conductor

La Ley 6/2014, de 7 de abril, responsabiliza al conductor de las consecuencias derivadas del accidente ocasionado por una especie cinegética, siendo éste el responsable de los daños a personas o bienes, sin que pueda reclamarse por el valor de los animales que irrumpan en aquellas. Eso sí, existen solo dos excepciones donde no hay responsabilidad del conductor.

La primera de ellas es si ha habido una acción de caza colectiva de una especie de caza mayor llevada a cabo el mismo día o que haya concluido 12 horas antes, siendo el responsable el propietario del terreno. Y la segunda, si el siniestro ha ocurrido en una vía en la que debería estar cercada con valla. Si el accidente se haya producido por no haber reparado la valla de cerramiento en plazo, o por no disponer de la señalización específica de animales sueltos, siendo en este caso responsable el titular de la vía.