SAN FERMÍN

Perera y Marín, a hombros en otro derroche orejero ante buenos "fuenteymbros" en Pamplona

Miguel Ángel Perera y Ginés Marín, que se repartieron seis orejas en un exceso de generosidad de público y presidencia

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Morante, Talavante y Roca Rey, con toros de Núñez del Cuvillo

Alberto Sanz

Pamplona - Publicado el - Actualizado

4 min lectura

Los diestros extremeños Miguel Ángel Perera y Ginés Marín, que se repartieron seis orejas en un exceso de generosidad de público y presidencia, salieron a hombros al final del sexto festejo de los Sanfermines, en el que se lidió una corrida de Fuente Ymbro muy bien presentada y con varios toros de muy buen juego.

Sexto festejo de la feria de San Fermín, con lleno (unos 20.000 espectadores), en tarde de calor asfixiante.

Para tal derroche orejero, al que hay que sumar la que también cortó Daniel Luque del quinto, contó mucho un detalle que se valora especialmente en esta plaza: que los seis toros cayeron a la primera estocada, evitando así las protestas de los paradójicos grupos antitaurinos de sol y motivando a la distante sombra a agitar sus pañuelos en demanda de unos trofeos que no estuvieron justificados en tanto número.

Ya fue generosa -e incluso se le pidió la segunda- la que le dieron a Perera del que abrió plaza, un jabonero que marcó mucho la querencia de chiqueros por la imprecisa lidia, pero que rompió a embestir con clara suavidad en la muleta del extremeño, que se dedicó a darle pases a destajo, pero mecánicamente, sin expresión, antes de salir tropezado y derribado en la estocada, único momento en el que reaccionó el tendido.

El lote de Perera iba a ser el más completo de la que, de momento, es la mejor corrida de los Sanfermines, en tanto que el cuarto, un hondo toro cornalón de 590 kilos, tan medido en varas como el resto, se fue creciendo tras el tercio de banderillas y se arrancó galopando con progresiva entrega a la tela roja del de Badajoz.

Perera, que le abrió faena de rodillas, lo movió con amplitud de trazo y logró por fin ligarle, en la cuarta tanda, unos cuantos muletazos realmente asentado, justo antes de que, sin la suficiente apuesta, se desajustara con la mano izquierda e hiciera caer una faena que remontó de cara a las peñas con circulares en la distancia corta, mientras el de Fuente Ymbro seguía pidiendo guerra.

Al extremeño le dieron finalmente dos orejas tan holgadas como las que paseó su paisano del cinqueño sexto, que fue el toro de mayor y bravura y transmisión del encierro, pues tomó los engaños, también yendo a más y a mejor, con celo y muy humillado.

Ginés Marín, que había aplicado muy bien la media altura en el trazo de los pases que necesitaba el segundo, muy medido de raza, dejó ver siempre a este último, en una faena que comenzó con ciertas dudas y a la que, finalmente, dentro de su corrección formal, faltó mayor solidez.

Fácil y sin muchos apuros, ni tampoco excesivo ajuste ni apuesta, el joven pacense no acabó de macizar su trasteo a este bravo ejemplar, por lo que recurrió a los adornos por bernadinas debajo de los peñistas para que se pidiera esa séptima oreja de un derroche auricular que ya comenzó la tarde anterior con Isaac Fonseca.

Daniel Luque, el peor librado en cuanto a lote y resultados estadísticos, fue en cambio quien dejó los momentos de más solidez y torería de la tarde, por la facilidad y la maestría con la que tanto él como su cuadrilla lidiaron la corrida y por la difícil facilidad, sobrado de todo, con que sacó mucho más de lo que le ofrecían dos astados descastados de medias y defensivas arrancadas, el primero de los cuales llegó incluso a pegarle un fuerte pitonazo en el muslo derecho.

Y, además, en ese pleno de aciertos con la espada, suyas fueron las dos mejores estocadas de la tarde, ambas en lo más alto, cobradas en rectitud y con absoluta sinceridad en dos ejecuciones de manual. Pero, cosas de Pamplona, también fue el único que se fue andando de la plaza...

FICHA DEL FESTEJO:

Seis toros de Fuente Ymbro, de excelente presentación, con cuajo, buena lámina y mucha seriedad en las cabezas. Poco castigados en varas, dieron buen juego en su mayoría, a excepción de segundo y quinto, desrazados y sin celo. Destacaron especialmente el cuarto, que tuvo entrega y prontitud, y el sexto, con bravura y transmisión, siempre a más

Miguel Ángel Perera, de verde oliva y azabache: estocada desprendida (oreja con petición de la segunda); estocada trasera desprendida (dos orejas).

Daniel Luque, de blanco y plata con remates negros: estocada (ovación); estocada (oreja).

Ginés Marín, de negro y oro: estocada desprendida (oreja); estocada tendida desprendida (dos orejas).

Entre las cuadrillas, destacó la brega de Iván García con el segundo.

Sexto festejo de la feria de San Fermín, con lleno (unos 20.000 espectadores), en tarde de calor asfixiante.

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