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“A quien San Juan se la dé, San Pedro se la bendiga”, el arranque del verano con estos santos

Alberto Magán-Ciérvide, musicólogo, relata todas las costumbres y tradiciones que existen en Navarra por San Juan y San Pedro

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Fermín Astráin
Redactor de COPE Navarra

Pamplona

Tiempo de lectura: 9'Actualizado 10:23

Un jueves más de folclore y como siempre, cargados de temas. Hoy hablaremos de la fiesta de San Juan, la de San Pedro y de uno de lo géneros mas curiosos que se conservan en Navarra, el Misterio de Obanos.

Hemos escuchado al inicio del programala jota del Paloteado de San Juan, de Tudela. Uno de los santos más celebrados en nuestros pueblos y cuya fiesta es el próximo lunes 24 de junio.

Recurriendo una vez más al refranero navarro, leemos aquello de que “por San Juan, el día comienza a acortar” o “En el mes de San Juan, al sol se cuece el pan”. También uno que dice y bien lo saben los del campo que “Sembrarás cuando podrás, pero por San Juan segarás” y otra verdad como un templo “tormentas por San Juan, quitan vino y no dan pan”.

Y así podíamos continuar con muchos y diferentes refranes en torno al día más largo del año, que también es la noche más corta del calendario, en la que se marca, señala y celebra el solsticio de verano. Tiempo lleno de creencias, ritos, magia, devociones, e historia que cada cual en su época, modo y sentimiento ha celebrado y celebra con arraigo y tradición.

Quizá el acto o rito con el que más relacionamos la noche de San Juan son las hogueras. En numerosos pueblos, se encienden las hogueras que harán que no exista la oscuridad esa noche, como símbolo de que la luz vence a la oscuridad, lo bueno vence a lo malo.

Se trata de una celebración pagana, cuyo origen está como hemos dicho, en la llegada del solsticio de verano. Simbólicamente el fuego purifica y quema lo viejo y malo, con el fin de dejar espacio a nuevas oportunidades y deseos para vivir este nuevo tiempo que comienza.

También la tradición dice que hay que saltar tres veces las hogueras para tener buena suerte, no padecer enfermedad o incluso enamorarse. Y en caso de suerte, llegará este otro refrán que dice: “a quien San Juan se la dé, San Pedro se la bendiga”, asegurándose, que no ha sido amor de una noche. Que de este refrán, existen más variantes.

También en la noche de San Juan, tiene gran simbolismo el agua, igualmente que el fuego, como elemento purificador. Bañarse en los ríos esa noche, lavarse o más bien mojarse la cara, con el rocío de la mañana de San Juan recogido de la hierba, plantar semillas… esa noche y regarlas con agua expuesta a la luna para asegurarse la fertilidad…

Y otros muchos ritos como el que ahora os voy a contar, que relaciona y pide su ayuda a San Juan y a otro santo que se celebra casi seguido estos días, a San Pedro.

Este rito se ha venido haciendo a sur de Navarra, ya linde con Aragón, pues su origen está en Lobrea de Onsella, al lado de Ejea de los Caballeros y desde allí, se fue extendiendo a los pueblos navarros vecinos.

Era costumbre que a los niños que estaban herniados, en la noche de San Juan acudían con ellos al campo en busca de un roble joven. El roble, lo abrían en dos partes por la zona central del tronco, de forma que al estirar de ambos lados, quedaba un hueco en el medio por donde pasaban al niño. Se colocaba un hombre a cada lado, se persignaban y pasaban al niño por el hueco del roble, desde los brazos de uno, al los del otro, al mismo tiempo que decían y contestaban lo siguiente: “Tómalo Juan, dámelo Pedro, roto te lo paso, sano lo devuelvo. Y Dicho esto, la madre se llevaba al niño a casa mientras que los hombres cerraban el roble, lo untaban con barro y lo ataban con vendas y trapos. Si el roble sobrevivía, el niño se curaba.

También la fiesta de San Juan llega a los barrios de muchas ciudades como San Juan de Pamplona o Tudela. En Tudela, no falta el desfile de luminarias, una antigua tradición de desfile popular con antorchas para dar la bienvenida al verano, que desemboca precisamente a medianoche en el lugar de la hoguera de San Juan. También se baila el paloteado de San Juan Bautista, declarado Fiesta de interés local y todo ello animado con música de gaiteros, bailes populares, conciertos con la banda de música de Tudela, la comparsa de gigantes Perrinche verbenas y ronda jotera.

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Otro de los escenarios más emblemáticos de estas fechas, por la magia que evoca su propio nombre, es Zugarramurdi que ofrecía siempre en estas fechas un paseo musical por sus cuevas. Además en torno a San Juan, se celebraba el día de las brujas, conocido como “Gaupasa”. A las 2:00 de la mañana, se apagaban las luces, se hacía el silencio, entre cantos en Euskera se representaba en el medio del público un aquelarre (akelarre), que era una reunión de brujas. El Gaupasa viene a ser una obra de teatro con música, representando la leyenda de las brujas de Zugarramurdi. Y luego, la fiesta continuaba hasta el amanecer. Se masificó tanto, que durante unos años se dejó de hacer.




También en Burguete los jóvenes del pueblo dedicarán el baile de Tríbuli a las autoridades, como indica la tradición. En Leitza se bailará el Ingurutxo y se suele celebrar una cena popular. En Lesaka, al encendido de la hoguera le seguirá un espectáculo de bailes populares. Y en Cintrúenigo, se colgará y volteará al muñeco Chapalangarra en la Plaza de los Fueros para descolgarlo después y llevarlo a la hoguera. También se bailarán las Sanjuaneras.

Y aunque en muchos otros sitios se celebra San Juan en navarra con hogueras, comidas, auroras, misas, procesiones y con mucha presencia de música y folclore tradicional, quiero terminar citando la tradición que tienen en Urdiain. Allí, al encender las hogueras, nueve jóvenes cantarán y bailarán en corro y con las manos entrelazadas frente a la ermita de San Juan el “San Juanen kantaita”.

Ataviadas como sus antepasadas, cubrirán su cabeza con una falda levantada por detrás, adornada con una franja verde en su extremo inferior. Así era el traje con el que las mujeres de Urdiain iban a la iglesia antaño. Debajo, llevan otra falda. Agarradas de las manos, moviéndolas de arriba a abajo y desplazándose en la misma dirección que las agujas del reloj, cantarán como decimo la canción “San Juanen kantaita”. El baile, cabe destacar que es exclusivo para mujeres. La canción habla de que la fiesta se mantiene hasta la madrugada y en sus letras pone en vigor las virtudes medicinales del agua y del fuego.

También había una creencia muy arraigada en los pueblos de la montaña de Navarra en los que mantenían que el sol, salía bailando en la mañana de San Juan.

En la Valdorba, habrá romería a la ermita de San Juan en Barasoain y también se celebra el solsticio de verano en la ermita de San Pedro de Etxano, contemplando como a determianda hora del atardecer, el sol, va iluminando con mimo cada una de las escenas del maravilloso pórtico románico de la ermita.

San Pedro de Etxano



También habrá fiestas en Burlada, en el barrio de San Juan de Pamplona, Cortes, Alsasua o Lekunberri.

En resumen, vemos cómo la festividad de San Juan debe sus raíces a las celebraciones paganas de culto al sol ya presentes en las culturas griegas, egipcias o celtas. Esta costumbre, acabó recibiendo la bendición religiosa bajo el nombre de San Juan el Bautista, profeta que anunciaría la llegada de Cristo, vencedor de las tinieblas, como luz para alumbrar a las naciones. Igualmente, el símbolo del agua presente en el bautismo, como momento de nacer a una nueva vida al recibir este sacramento.

Pero sigue conservando, ese origen pagano relacionado con la fecundidad y el alejamiento de los males que todavía hoy convive con la costumbre de prender hogueras y saltarlas, teniendo el fuego como elemento regenerador y purificador junto al agua.





Así con el himno de la peña San Juan, pasamos de San Juan a San Pedro. Del santo con el que se empieza, al santo con el que se acaba, pues el día de mañana, será quien nos espere a las puertas del cielo y esperemos que con ese manojo de llaves que suele llevar en la mano, nos abra las puertas del cielo pero bien abiertas. Hay un refrán que dice: “Por San Pedro y San Pablo, Junio acabado”. Y así es como dando la bienvenida a julio, comenzarán las fiestas en muchos pueblos.

Independientemente de que en algunos pueblos de Navarra San Pedro es el patrón y celebran fiestas, da también nombre a muchas parroquias, como en Mendigorría, Olite, Tafalla, Artajona, Aibar, Larraintzar, Erratzu, Mutilva, Burgui, Estella, Puente La Reina, Viana, Capuchinos de Pamplona, Etxano, Tudela, Mañeru, Pitillas, Santesteban, Almandoz, Labayen, Orbaizeta y otros muchos que junto a otras muchas ermitas, celebrarán fiestas por el apóstol. Y no olvidemos que “a quién Dios se la dé, San Pedro se la bendiga”.



Y con las sanjuaneras de Cintruénigo, dejamos las fiestas de San Juan y San Pedro, para ponernos un poquito más serios, porque nos vamos hasta Obanos, cruce de caminos, para recordar uno de los capítulos más bellos de éste lugar, que pone de manifiesto la importancia de los autosacramentales a lo largo de la historia. Inluída la historia moderna, haciendo memoria de una de las leyendas más hermosas del camino de Santiago.

Hablamos del Misterio de Obanos, también conocido como el misterio de San Guillén o Santa Felicia, que da cuerpo literario a una leyenda del siglo XIV sobre los hijos de los duques de Aquitania.

Misterio de Obanos



Es una representación teatral de gran formato y representada al aire libre, basada en la versión local de una leyenda de carácter religioso, la de San Guillén y Santa Felicia, enmarcada en el Camino de Santiago.

Su principal mentor, el sacerdote de Obanos Don Santos Beguiristáin, escribió el texto inicial con el título “Del martirio de Santa Felicia y la penitencia de San Guillén” y fue leído el miércoles 25 de abril de 1962, por los niños de Obanos en la plaza de la localidad, a las diez de la noche sentados todos “alrededor de la hoguera del santo”. Las crónicas locales señalan que tuvo una nutrida asistencia de vecinos, a los que se les había aconsejado mediante bando, acudir “cenados y sin prisa”.

El éxito de esta primera representación popular llevó en 1965 a la construcción de un texto, en versos alejandrinos, que recogía la leyenda medieval e incorporaba tradiciones y personajes del Camino de Santiago. El autor del texto es Manuel Iribarren, fallecido en 1973, y cuya novela inédita "El miedo al mañana" ha salido a la venta.

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La obra se escenificó por primera vez el 25 de agosto de 1965 y sus representaciones se sucedieron todos los años sin interrupción hasta 1977, sumando más de cien actuaciones a las que asistieron 130.000 personas. A partir de ahí, ha tenido sus altibajos, pasando de celebrarse anualmente a bianual y en algunos momento tomándose una pausa, pero siempre estando vivo. En 2022, se presentó un nuevo misterio de Obanos renovado pero conservando la esencia de la historia de estos dos hermanos, San Guillén y Santa Felicia.

Como decorados, se utiliza el propio pueblo, la plaza de los fueros es el centro del escenario donde el arco y el antiguo mesón, se levantaron ex profeso para servir de decorado los primeros años de la representación. El rico vestuario lo componen casi 1.100 trajes, cada uno de ellos con sus correspondientes complementos y como actores, los mejores que se pueden encontrar, generaciones y generaciones de obaneses y obanesas orgullosos de mantener viva su historia, dar fama a su pueblo y hacerse inmortales junto a las más bellas páginas de historia y solera navarra.

Han llegado a participar entre 300 y 400 figurantes, siendo, la gran mayoría, vecinos de esta localidad mientras que actores y actrices profesionales a ellos dando vida a los personajes principales de la obra. Todo ello se completa con jinetes, dantzaris y otros especialistas que engrandecen la representación con luminotecnia y sonidos, caballerías, carros, antorchas, zancos, malabares, efectos especiales, fuegos artificiales y demás. Según cuenta la leyenda, este misterio sucedió en Obanos. Donde Felicia de Aquitania, una peregrina jacobea, cuando estaba de regreso hacia Compostela, tomó la drástica decisión de renunciar a su vida de nobleza para dedicar su vida a los pobres y quedarse para ello en Amocaín (hoy en día un pueblo del valle de Egüés llamado Eguiesibar).

Su hermano, el duque Guillermo, al enterarse de tal decisión fue a buscarla. Furioso ante la negativa de su hermana de volver a su patria, le quitó la vida con un puñal.

El duque, lleno de tristeza y remordimientos por el acto que había cometido, confesó en Roma su pecado. Por esta razón, la penitencia que le imponen es peregrinar a Santiago.

Cuando regresa de esta peregrinación, renuncia a la vida que tenía con anterioridad y prefiere quedarse en Obanos como penitente junto a la ermita de la Virgen, en el monte Arnótegui. Más tarde, la ermita se dedica a su nombre, San Guillermo.

El cielo hizo florecer en prodigios el sepulcro de Felicia y lo convirtió en meta de devoción para quienes hasta él se acercaban. Su tumba, quedó fijada en, mientras que su hermano Guillén alcanzó igualmente la santidad tras peregrinar a Compostela y llorar su crimen durante el resto de su vida en la ermita de Arnotegui, donde consoló a los peregrinos del Camino de Santiago, socorrió a los pobres, y donde aún hoy se veneran sus restos. El Misterio de Obanos fue declarado Fiesta de Interés Turístico Nacional en 2001 por parte de la Secretaría de Estado de Comercio y Turismo de España. En 1965 también recibió el Premio Extraordinario "Misterio de Elche" por parte del Ministerio de Información y Turismo.

Con tristeza diré que este año no se va a poder representar, no porque no haya voluntarios, ni infraestructura, ni ganas, ni ilusión, sino porque no ha tenido, “vamos a decirlo así” el privilegio de recibir la partida económica que Gobierno de Navarra destinaba como patrono importante de la “Fundación Misterio de Obanos” para completar la financiación de la que ya se disponía. Todo una pena y yo estoy seguro que esto en otros sitios, no pasa. Debemos apostar por nuestra cultura y actos como éste, que unen a todo un pueblo que hace patria de su historia con este evento que tiene empaque, es seña de identidad, tesoro de nuestra cultura y de nuestro territorio y por supuesto una gran página de nuestro folclore navarro.

Espero que no caigamos en el desatino de tener dinero para traer a Navarra y potenciar a bombo y platillo cosas que no son nuestras, por mucho que algunos se empeñen y mientras tanto, abandonar lo que aquí ha nacido y crecido.




Y con esto me despido Fermín, un jueves más, contento y orgulloso de todas nuestras tradiciones, historias, músicas, leyendas y costumbres que enriquecen con creces nuestro folclore navarro del que bien podemos presumir.

Y agradeciendo una vez más a todas aquellas personas que lo viven, lo sienten, mantienen, cuidan, miman y trabajan por y para que todo ello, que nos da riqueza, historia, cultura e identidad, perdure como hasta ahora y siga haciéndonos grandes, por los siglos de los siglos.

Alberto Magán-Ciérvide, musicólogo.


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