El arzobispo Roselló agradece la labor de los sacerdotes navarros: "Se juegan la vida"
En su primer año como arzobispo ha recorrido más de 30.000 kilómetros en Navarra, ha visitado cien parroquias y setenta comunidades religiosas
Pamplona - Publicado el
5 min lectura
El arzobispo de Pamplona y obispo de Tudela, Monseñor Florencio Roselló, ha agradecido el trabajo pastoral de muchos sacerdotes navarros “que en ocasiones es heroico y no siempre bien comprendido por la iglesia y la sociedad”. “Veo muchos sacerdotes -ha subrayado- con muchos pueblos a los que atender, jugándose la vida en la carretera, en verano y en invierno. Para todos ellos, mi reconocimiento y felicitación, porque su compromiso no es solo eclesial, también es social”.
El arzobispo ha subrayado la escasez de vocaciones para atender las crecientes necesidades de la Iglesia en Navarra. ”Desde mi llegada a la diócesis he visitado muchas parroquias y en algunos pueblos se me han acercado personas que me decían que el pueblo necesita un sacerdote, (cuando ese sacerdote ya lleva varios pueblos). Me ha tocado explicar que hay 732 parroquias y no hay suficientes curas para atenderlas como se merecen, así que no más remedio que agrupar parroquias y que un sacerdote atienda varias”.
El creciente protagonismo de los laicos
Tras su primer año como arzobispo de Pamplona y Tudela, Florencio Rosello ha subrayado que “quienes nos encontramos cada domingo o cada día que vamos a misa son mayoritariamente laicos, que viven la fe en nuestra diócesis a través de grupos, movimientos y asociaciones diocesanas. Ante esta realidad, en nuestra diócesis los laicos están llamados a ser protagonistas del caminar de la Iglesia”. Y ha querido resaltar el destacado y creciente papel de la mujer en la vida y en la misión de la Iglesia. “Su puesta en práctica pertenece a la esencia del Evangelio -ha comentado-. Además, son mayoría en la Iglesia y muy participativas. Así se explica que desde 2024 la mayoría de nombramientos de delegaciones sean mujeres”.
Otro tema que ha resaltado es su preocupación por la transmisión de la fe. “Se habla mucho de cambio de época, pero no de cambio de la manera de transmitir la fe. Y es tiempo de una nueva evangelización. Los lenguajes han cambiado, los referentes también, y nosotros mantenemos los mismos esquemas, materiales de siempre. Nuestra sociedad lleva una velocidad y nosotros otra. A veces parece que llevamos caminos paralelos y nos cuesta encontrarnos”. Por esa razón, se ha creado una comisión de sacerdotes y laicos, que están colaborando para elaborar un plan de catequesis para la diócesis.
Monseñor Florencio Rosello ha destacado que “el Sínodo se ha trabajado en nuestra diócesis y se han propuesto varios puntos a trabajar en el futuro”. Entre ellos ha destacado la creación del Consejo Diocesano de Pastoral -compuesto por cuarenta personas, de las cuales 25 son laicos, y la mitad mujeres-, cuyo objetivo es elaborar un Plan Diocesano de Pastoral que ayude a toda la Iglesia de Navarra a caminar en la misma dirección. Y también la necesidad de mejorar la comunicación de la Iglesia diocesana.
Los pobres y el Jubileo
El arzobispo ha recordado que los pobres son el centro del Evangelio. “Necesitamos cambiar nuestra mirada y aprender de ellos -ha subrayado-. También considerar todas las pobrezas (material, espiritual, explotación, abusos, injusticia, discriminación, exclusión). El servicio a los pobres debe formar parte del camino formativo en el ministerio ordenado y en las comunidades cristianas. Así podremos acoger, acompañar e integrar a los pobres, para que formen parte de nuestra comunidad cristiana. Porque una iglesia que no cuida a los pobres pierde su carga teológica y su carga pastoral, pues en ellos identificamos al mismo Cristo pobre y sufriente”.
Florencio Rosello ha insistido en que 2025 es el año del Jubileo de la Esperanza. “Es mi deseo -ha expresado- que nuestra diócesis viva su fe con esperanza. Que toda nuestra vida, nuestros gestos y acciones sean consecuencia de una vida de esperanza, porque como nos dijo el papa Francisco, la esperanza no defrauda”. Y ha recordado que todos los años jubilares tienen una dimensión social, un compromiso solidario, que en Navarra será la apertura de una residencia para personas mujeres víctimas de trata, “y ahí estamos toda la diócesis”.
Un año en Navarra
El arzobispo también ha querido destacar la relación normalizada que mantiene con las entidades sociales y políticas de la sociedad navarra. “Hace un año, nada más llegar a Navarra, ya manifesté mi deseo de mantener una relación fluida con todos ellos y así ha sido. Porque cada uno, desde nuestras creencias y conciencias, hemos de trabajar por el bien común”.
También se ha referido al tema de los abusos en el seno de la Iglesia. “Navarra lleva mucho tiempo trabajando en este asunto -ha subrayado-, así que me encontré con un camino ya definido, pero que había que continuar. Y así lo hemos hecho. Después de un proceso largo de conversaciones y estudio de expedientes, durante el último año se ha ido avanzando en este tema”.
En ese sentido, ha subrayado que se han celebrado varias reuniones con las dos asociaciones de víctimas de abusos en la Iglesia que hay en Navarra “entre dos y tres conversaciones con cada asociación, por separado” -ha aclarado- y otras tres reuniones con representantes del Gobierno de Navarra. Además, la Iglesia navarra se ha incorporado en la comisión de gobierno que estudia los casos de las víctimas que quieren ser reconocidas.
“Después de todo este trabajo, se va a comenzar a reparar e indemnizar a las víctimas de abusos de la Iglesia que estén reconocidas como tales -ha destacado Monseñor Florencio Rosello-, lo que ya se les ha comunicado tanto a las dos asociaciones de víctimas como al Gobierno de Navarra. Para esto, nos apoyaremos en la comisión de la Conferencia Episcopal Española, formada por técnicos y expertos, que estudiarán los casos y nos ayudarán a establecer las cantidades para reparar a cada víctima”.
El arzobispo ha tenido un recuerdo para el papa Francisco y ha pedido al Señor “que lo conserve, que le devuelva la salud para que pueda continuar todos los proyectos y tareas iniciadas”. Y también se ha referido a su antecesor, Francisco Pérez, a quien ha expresado su agradecimiento “por dejarme como herencia una diócesis serena, tranquila. Una diócesis en clave sinodal, a la que quiero acompañar a vivir la fe en clave sinodal”.